Paraíso encontrado: Dolce & Gabbana desembarca en el Palazzo Reale de Milán con su primera gran exposición
Una muestra de sus barrocas, lujosas y teatrales colecciones de alta costura, que homenajean la historia y la artesanía italianas, estará abierta al público desde este abril hasta el próximo julio en el museo junto al Duomo
Uno puede encontrar la etiqueta hecho a mano en jerséis de lana, en marroquinería de acabado rústico o, si recurrimos a su acepción más elevada, en el Palazzo Reale de Milán, donde desde este viernes 5 de abril hasta el próximo julio se podrán ver 200 espectaculares piezas de alta costura: túnicas de lentejuelas con la efigie de un santo bizantino, vestidos con polisón cubierto de plumas de colores o provocativas armaduras de pedrería hechas para cubrir (y desvelar) el torso masculino. Forman parte de la exposición Dolce & Gabbana: From the Hands to the Heart (Dolce & Gabbana: de las manos al corazón), recién inaugurada en el museo frente al Duomo y a un paso de la galería Vittorio Emanuele, y con la que la firma de moda italiana, por fin, desembarca en una institución cultural. Ocasión que, sostienen desde la casa, no es la celebración de sus 40 años en el negocio. “En principio íbamos a haber estrenado la exposición en 2020, pero estalló la pandemia y tuvimos que posponer. Aunque nunca dejamos de creer en el proyecto: queremos contar nuestra historia a través de las más altas forma de creatividad, y de la inspiración y la herencia italiana que siempre han estado en la base de lo que hacemos”, explicaba por mail Domenico Dolce unos días antes de la inauguración. Añade Stefano Gabbana, su socio y expareja: “Queremos que esta exposición la visiten muchos jóvenes para que vean la artesanía como una alternativa, un antídoto contra la banalidad y la homogeneización”.
Organizada a lo largo de 10 salas con temas italizanizantes —la ópera, Sicilia, El Gatopardo, la devoción religiosa—, toda la ropa y los accesorios que Dolce & Gabbana han colocado en los salones del Palazzo Reale viene de su colección Alta Moda, la opulenta versión de la alta costura que estos diseñadores idearon ahora hace 11 años. Obras de arte para ser llevadas con las que pretenden dinamitar definitivamente el eterno debate sobre si la moda pertenece o no a los museos. “No existen los artes menores y mayores, solo existe la capacidad de crear belleza con las manos”, afirmó durante la rueda de prensa monsignor Alberto Rocca, director de la Pinacoteca Ambrosiana y habitual de los desfiles de Dolce & Gabbana (impertérrito y vestido con elegante indumentaria religiosa, su presencia es particularmente visible en las citas de verano). Florence Müller, respetada autora y comisaria de la exposición, subrayó la importancia del proyecto: “Esta es la primera gran muestra de estos dos couturiers, y disculpen que use una palabra francesa, que viven y trabajan en Italia y que todavía siguen en activo. Algo que, como sabrán los periodistas de moda en la sala, no es habitual en esta industria”. Todos los trajes pertenecen a los archivos de la casa y, hasta hora, solo se habían podido ver en fotos o, por un momento, en los desfiles. “Es una oportunidad única de apreciar de cerca, como en primera fila, la sofisticación y el durísimo trabajo que acompaña estas creaciones”, añadió Müller.
No es nueva la presencia de casas de moda en los museos, pero sí ha cambiado su percepción. La exposición de Yves Saint Laurent que Diana Vreeland organizó en el Metropolitan de Nueva York, la primera de un diseñador en activo, fue muy criticada en 1983. Para 2001, cuando Armani inauguró su propia muestra en el Guggenheim de Bilbao, los diseñadores no solo eran tan famosos como las estrellas de cine a las que vestían, sino tan poderosos como los industriales de antaño. Hoy, en un mundo en el que el lujo es, cada vez más, entretenimiento, quedan pocas preguntas que hacerse y ninguna firma ignora la importancia de tener un archivo, comunicarlo y reinterpretarlo con exposiciones itinerantes aptas para el gran público. Dolce & Gabbana debuta en esta disciplina con su habitual desenfado: suenan cristales rompiéndose en una sala llena de trajes cuajados de pedrería; los looks de inspiración grecorromana están dispuestos sobre los escalones de un templete dórico y el gran salón dedicado a la colección Opera es como un cuadro viviente de La Scala del siglo XIX poblado por maniquíes vestidos con un lujo imposible. En otras salas, sus barrocas joyas y relojes —y vitrinas con zapatos, gafas y bolsos de fantasía— dialogan con la decoración neoclásica del Palazzo Reale.
Dolce & Gabbana: From the Hands to the Heart llega en un momento de particular efervescencia para Milán, capital económica de Italia y capital de la moda mundial, pero destino turístico desde hace menos tiempo. El mejor ejemplo es el Salone del Mobile, feria de muebles que se ha convertido en punto de encuentro de la creatividad global y que comienza la semana que viene. “Este es un mensaje de Dolce & Gabbana a la ciudad que les dio una oportunidad a dos chavales con un sueño”, dijo Fidele Usai, managing director de la firma de moda, al terminar la rueda de prensa. Pero fue Nigel Hurst, director de exposiciones de IMG, productora del evento, quien mejor lo resumió: “Hay humor, sensualidad, un poco de irreverencia. Es un más es más es más”.
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