Elie Saab Jr: “Si hacemos alta costura masculina es porque hay demanda. Hombres que tienen el dinero y quieren llevar este tipo de lujo”
A cargo de la empresa desde hace cuatro años, el hijo del fundador de la enseña de alta costura epítome del maximalismo pretende ampliar sus líneas de negocio hasta convertirla en una firma de estilo de vida
La feria de moda nupcial de Barcelona, una de las más importantes del mundo, acaba de batir récords históricos en su última edición, celebrada este mes de abril: más de 21.00 visitantes, un 76% de ellos internacionales, han podido contemplar las novedades de 350 marcas (un 70% de fuera de España) y asistir a más de una veintena de desfiles. Entre todos ellos destacó el de la firma Elie Saab, que mostraba su colección de novia por primera vez en la capital catalana.
La firma libanesa abrió la feria el pasado 19 abril con un show en el Museo Marítimo de Barcelona al que acudieron 450 invitados, buena parte procedentes de Asia y los países árabes. “Nuestro precio no es para todo el mundo. Somos quizá una de las cinco firmas nupciales más importantes del mundo, y para mantenernos en esa posición tenemos que hacer lo que hacemos, es decir, vestidos absolutamente artesanales repletos de detalles exclusivos. En realidad, es hasta difícil poner el precio”, explica sobre estas piezas que a veces superan las cuatro cifras Elie Saab Jr., el hijo del fundador de la exclusiva firma, que lleva cuatro años al frente de la empresa.
Desde su llegada, el empresario se ha encargado de hacer crecer el negocio ampliando enormemente sus líneas de producto, de relojes a muebles, pasando por prendas infantiles. “Es la diversificación la que nos permite seguir creciendo, porque variamos el rango de precios. Es la estrategia para que todo el mundo pueda acceder a nuestro universo”, apunta. La diversificación, unida a una agresiva expansión comercial (pretenden sumar 40 tiendas más a las 60 que ya tienen de aquí a 2025) les ha hecho crecer en estos últimos años. No hay cifras exactas, por tratarse de una empresa familiar, pero Saab Jr. da unas pinceladas. “El crecimiento ha sido de un 35% de media, mientras la mayoría de las enseñas de lujo han crecido aproximadamente un 9% o un 10%”.
Curiosamente, la firma, epítome del maximalismo, del lujo y de los diseños cargados de ornamentación que han cautivado a realeza y celebridades de todo el globo, creció durante los años de la pandemia con una astuta dinámica comercial. Con las tiendas cerradas, reforzaron su presencia digital y hasta se asociaron con la división premium de Amazon, Amazon Luxury. “Diría que la línea de negocio que más ha crecido es el prèt à porter, también los perfumes, pero sobre todo el prèt à porter”, cuenta Elie Saab Jr.
Sin embargo, lo que hace que la marca aumente su facturación de prendas producidas en fábricas es la influencia de sus muy exclusivos diseños elaborados a mano, es decir, su línea de alta costura que, como asegura el empresario, también ha crecido: “Es la cúspide de la pirámide, lo que hace que el resto de la empresa siga siendo atractiva para el público”. En un mundo cada vez más económicamente polarizado y que se prepara para una crisis de grandes dimensiones, la firma ha introducido piezas de alta costura masculinas en sus desfiles. Él explica sin rodeos el motivo: “Ni más ni menos que porque había demanda. Hombres que tienen el dinero y piden prendas muy lujosas”.
En 2002, Elie Saab padre se convirtió en el primer libanés en vestir a una ganadora del Oscar. El vestido con cuerpo de tul transparente y falda de tafetán con el que Halle Berry recogió la estatuilla como mejor actriz por Monster’s Ball (y que pertenecía a una colección anterior del diseñador) le catapultó a la fama internacional. Tanto que hoy se expone en el Museo de la Academia de Hollywood, en Los Ángeles. Aquella pieza le permitió que la muy elitista Cámara sindical de la Alta Costura parisiense lo invitara a desfilar en la semana de la moda. Veinte años después, sigue haciéndolo, y la sede de la marca está en la ciudad francesa. “Aunque mantenemos otra sede y el taller en Beirut, allí es donde está el corazón de la casa”, explica Saab jr.
De hecho, fue en plena guerra civil libanesa, en 1982, cuando Elie Saab decidió abrir un pequeño estudio de alta costura. Tenía 18 años cuando, tras un año estudiando moda en una escuela de París, decidió volver a su ciudad natal a probar suerte con vestidos repletos de bordados y pedrería que creaba de forma autodidacta. “Si estamos aquí cuarenta años después es gracias a la pasión de mi padre”, comenta su heredero, “pasó por muchas adversidades al principio, pero siempre se ha rodeado de un equipo fiel que ha empujado para que las cosas salieran adelante. Yo siempre supe que quería hacerme cargo de la empresa en la que crecí porque veía cómo funcionaba y la motivación del equipo. Ahora no diría que nos mantenemos de forma orgánica, siempre hay retos, pero sí que ese empuje se ha estabilizado”.
Elie Saab padre comenzó vistiendo para ceremonias a las mujeres acaudaladas de Beirut y, gracias a otra de sus grandes embajadoras, Rania de Jordania, su influencia se expandió a los países árabes, donde se convirtió en el diseñador de alta costura de referencia. “Obviamente, nuestra clientela ha cambiado, aunque en realidad cambiar no es la palabra, porque ellas siguen siendo fieles. Digamos que se ha expandido, a otros países y entre otras generaciones”, explica. Por eso, en pleno crecimiento, el hijo de Elie Saab quiere abrir un nuevo capítulo en la empresa familiar. “Tenemos una identidad muy marcada, y un público que acude a nosotros buscando lo lujoso y lo femenino, así que ahora el siguiente paso es convertir Elie Saab en una marca de estilo de vida, más allá de la moda”.
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