En Navidad, cero turrón para perros o gatos (y algún capricho, pero con cabeza)
Las consultas veterinarias por vómitos, atragantamientos o intoxicaciones aumentan durante las celebraciones navideñas. Más allá de los alimentos prohibidos como las uvas o el chocolate, hay que tener en cuenta que integrar a los animales en las comidas implica siempre un riesgo para su salud
Las mesas se llenan en Navidad de manjares y alimentos especiales de los que disfruta toda la familia, pero ¿y los perros y gatos de la casa? Son considerados un miembro más del grupo, pero el amor malentendido hacia ellos y querer darles ese trocito de comida que piden insistentemente puede provocarles diarreas, vómitos o intoxicaciones. Conciliar la salud de los peludos con ofrecerles algún capricho culinario navideño es fácil si se usa la cabeza, pero hay alimentos totalmente prohibidos, como las uvas, la cebolla o los dulces.
Hay expertos que abogan por no salirse de la alimentación habitual para evitar consecuencias para la salud de perros y gatos y otros que aportan alternativas para que los animales tengan algún extra en la dieta durante las celebraciones navideñas. Todo depende de la decisión de los tutores, que son quienes mejor conocen a sus animales, como en el caso de que tengan alguna enfermedad o les sienten mal determinadas variaciones en su dieta. “El aparato digestivo de los perros y los gatos tiene poca capacidad de asumir cambios rápidos de ingredientes en su dieta a diferencia de los humanos, así que es mejor no asumir riesgos y no darles nada de comer que no sea lo habitual, al fin y al cabo, ellos no celebran la Navidad”, afirma Ignacio Arija, veterinario especialista en nutrición y profesor en la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid. “Hay que actuar con cabeza si se quiere ofrecer algún capricho especial en estas fiestas a los animales, hacerlo con conocimiento y mesura, como, por ejemplo, comprarles alguna chuchería específica para ellos, que no toman habitualmente (galletitas o snacks)”, explica por su parte Helena Marqués, bióloga experta en nutrición animal de Gosbi (empresa de alimentación para mascotas). “Si el animal tiene el estómago delicado o alguna dolencia, como problemas renales o hepáticos, conviene no darle nada extra. Pero, incluso cuando está sano y no tiene nada, también te la juegas si le das algo de la comida de la mesa”, advierte Marqués.
Hay que tener en cuenta que los felinos son diferentes a los canes a la hora de alimentarse. “Los perros son menos selectivos y comerán con más facilidad cualquier cosa diferente a su dieta habitual, mientras que los gatos son más sibaritas y pueden rechazar un alimento que no han probado y al que no están acostumbrados”, recalca la experta. Raquel Pavo, veterinaria especialista en nutrición, confirma que a los mininos no les gustan las novedades en el plato ni toleran cualquier comida: “Pueden tener neofobia alimentaria o rechazo a los alimentos que no han probado. Al ser carnívoros estrictos, no aceptan, como los perros, otros nutrientes, como los vegetales, así que hay que tenerlo en cuenta a la hora de incluir novedades alimentarias durante estas fiestas”.
Alimentos prohibidos
Fuera del margen de flexibilidad recomendado por los expertos con las novedades en la dieta de las mascotas durante la Navidad, hay alimentos típicos de estas fechas que no se deben ofrecer nunca a los animales, porque son tóxicos o les pueden provocar problemas gastrointestinales o atragantamientos. “Las uvas, las pasas, la cebolla, el ajo y el chocolate son tóxicos”, advierte Arija. Un perro puede resultar insistente a la hora de querer probar los alimentos navideños que ve degustar, pero los dueños tienen que ser cabales y pensar en las consecuencias para su salud. “Alimentos como el turrón o los mazapanes aportan exceso de azúcares y los restos de carne o pescado pueden tener huesos y espinas que atasquen el aparato digestivo”, añade el veterinario, que también advierte del peligro de las basuras en estas fechas de celebraciones: “Hay que evitar que los animales accedan a los restos de comida que se desechan y tener cuidado de que las visitas les den comida que no deben tomar porque les sienta mal”.
Los huesos les encantan a los perros, pero no siempre es un alimento recomendable para ellos. “Cuando están cocinados, da igual que sean de pollo o de cordero, se vuelven muy rígidos y duros, por lo que se astillan fácilmente y les pueden provocar perforaciones intestinales”, advierte Pavo. En cuanto a las golosinas navideñas, hay que tener un especial cuidado. “Todos los dulces son perjudiciales. Los que contienen chocolate tienen teobromina, una sustancia que resulta tóxica y puede provocar vómitos, agitación o nerviosismo y, en grandes cantidades, parada cardíaca, porque hay que tener en cuenta que lo que para una persona es una pequeña ración, para un perro o un gato, que pesan menos, supone mucha cantidad”, continúa la veterinaria.
El sentido común es clave, pero a veces brilla por su ausencia. “En estas fechas aumentan las consultas de animales por vómitos, diarreas y dolores abdominales a causa de los excesos”, destaca Arija. El alcohol también está muy presente en las celebraciones de estos días. “Aunque resulte una obviedad, hay que mantenerlo fuera del alcance de los animales, ya que una pequeña cantidad, como cuando se cae al suelo y el perro o el gato lo lame, puede provocar graves consecuencias para la salud, como intoxicaciones”, añade Pavo.
Teniendo en cuenta las peculiaridades de salud del animal y su respuesta frente a las novedades en la dieta, además de considerar que siempre existe un riesgo de que no le siente bien, hay ciertos alimentos que se le pueden ofrecer durante estas celebraciones: “La carne de pollo, pavo, ternera o cerdo cocinada, sin huesos y sin picante (pimienta) ni cebolla, los huevos, las vísceras o los pescados sin espinas”, menciona la experta. Esta veterinaria también enumera verduras y frutas que pueden comer: “Zanahoria, calabaza, calabacín, brócoli y hojas verdes, como las espinacas o la rúcula. En cuanto a las frutas, hay que evitar las uvas o las pasas, pero pueden tomar manzana o frutos rojos, como las fresas o los arándanos, quitándoles las semillas”, menciona. Todos los alimentos deben tomarse en raciones adecuadas según el peso del animal. No es lo mismo un chihuahua que un pastor alemán o que un gato de pequeño tamaño. “La cantidad debe ajustarse a lo que come cada día y, si se le da un extra en Navidad, tiene que formar parte del porcentaje que ingiere habitualmente, de forma que no se aumente su ración diaria”, aconseja la especialista.
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