¿Cómo sueñan perros y gatos?
Las pesadillas o las experiencias agradables forman parte del repertorio onírico de canes y felinos, cuya forma de dormir es similar a la de las personas y es igual de importante, ya que un descanso reparador aporta salud y mejora la capacidad de aprendizaje
Los perros y los gatos sueñan. Cuando duermen, tienen pesadillas o evocan recuerdos agradables; y las vivencias de su día influyen en sus experiencias oníricas, afectando a su contenido. Y es que las mascotas más habituales en los hogares sueñan de manera similar a los humanos. “Los patrones de las ondas cerebrales que muestran la actividad durante el sueño son los mismos en las personas que en otros mamíferos”, explica Juan Antonio Aguado, veterinario de la Clínica Montepríncipe en Madrid. Según señala, tenemos en común con canes y mininos fases del sueño como la REM (Rapid Eyes Movement, o Movimiento rápido de los ojos, en español), que se caracteriza por tener gran actividad cerebral y onírica. “Es probable que los perros sueñen con sus dueños, los paseos o los juegos que realizan durante el estado de vigilia; y los gatos pueden hacerlo con acurrucarse en el sofá, cazar un pájaro y un ratón o con un pelea que ocurrió con otro animal”, ejemplifica Aguado. “Todo ello se traduce en movimientos corporales mientras duermen, como contraer la boca, mover las patas o gruñir y ladrar”, añade.
El tamaño y la edad de los animales influyen en su forma de dormir. “Los perros grandes sueñan cada 60 o 90 minutos, mientras que los más pequeños lo hacen alrededor de cada 10 porque tienen más actividad cerebral cuando duermen”, detalla este veterinario. Y, en cuanto a la edad, su sueño se modifica con el paso del tiempo. Los animales mayores, “pueden dormir más horas por el día y despertarse por la noche”, según el especialista. “Los perros de edad más avanzada también son más propensos a desarrollar el síndrome de disfunción cognitiva canina, una enfermedad neurodegenerativa similar al alzhéimer humano, que provoca cambios en el ciclo sueño-vigilia”, destaca.
Por otro lado, los cachorros tienen un sueño distinto. “Tiene que ver con la hormona del crecimiento, que provoca que necesiten dormir más para que el cerebro reponga energía para desarrollarse, al igual que les ocurre a los bebés”, explica por su parte Estefanía Pineda, especialista en medicina del comportamiento animal y profesora del Departamento de Producción Animal de la Universidad Complutense de Madrid.
Los gatos han sido menos estudiados en sus hábitos de sueño, pero se trata de animales muy dormilones. “Pueden llegar a descansar entre 12 y 16 horas al día si están muy cansados y al ser animales crepusculares, se activan por la noche para cazar, porque aunque sean domésticos, mantienen sus hábitos como predadores”, describe Aguado.
Pineda también destaca cómo influye en el sueño el ambiente en el que duerme un animal: “Los perros y gatos con un hogar donde refugiarse tienen un sueño más reparador y profundo que los que descansan a la intemperie y se ven obligados a mantenerse vigilantes con los peligros que les puedan acechar”. En el caso de los canes, el carácter asociado a su raza también influye: “Por ejemplo, un pointer puede poner la postura de señalar mientras duerme, como lo haría en el campo con una perdiz, y un doberman tener una experiencia onírica acorde a su comportamiento protector”, asegura Aguado.
Si bien los perros y los gatos tienen sueños agradables, estos pueden convertirse en pesadillas. Cuando esto sucede, “gruñen, gimen o ladran y despiertan sobresaltados, a la defensiva o asustados”, retoma Aguado. A pesar de esto, cuando el animal está profundamente dormido conviene no despertarle, pues su conciencia sobre la realidad disminuye. “El perro o el gato puede reaccionar de forma negativa y hay riesgo de agresión. Es preferible llamarle por su nombre o mover suavemente su cama para llamar su atención”, aconseja este especialista en salud animal.
Alteraciones del sueño por problemas de salud
El estudio El sueño en el perro: relevancia comparativa, conductual y traduccional, publicado en 2020 en la revista científica Behavioral Sciences, describe cómo influye en los perros la privación del sueño. Respecto a esta investigación, Pineda explica: “Mostraban menor capacidad para diferenciar entre expresiones humanas felices o tristes y, por tanto, afecta a su interacción comunicativa con las personas, además de a su capacidad de aprendizaje”.
Ciertas enfermedades afectan también a la calidad del sueño de los animales y provocan alteraciones graves. Entre estas destacan la artrosis, las dificultades respiratorias y las alteraciones del metabolismo, como la diabetes. En los perros, los más estudiados, se han determinado varias afecciones que alteran su descanso. El trastorno de conducta durante el sueño REM es común: “Provoca movimientos violentos de las extremidades, aullidos, ladridos o masticar y morder mientras el animal duerme”, explica Aguado.
La narcolepsia es otro de los trastornos del sueño canino, aunque este solo afecta a ciertas razas. “Los doberman, labradores y teckel, por ejemplo, lo suelen padecer y tienen momentos de sueño más cortos, además de perder el control de sus movimientos musculares”, destaca el experto. Por otro lado, la apnea obstructiva del sueño, es “menos común”: “Afecta a ciertas razas como el bulldog inglés, que tienen dificultades respiratorias por su anatomía o a los animales obesos”. El especialista añade los problemas que acarrea esta alteración del sueño: “Provoca la detención de la respiración durante el sueño o los ronquidos, que causa que el animal se sienta cansado aunque duerma mucho”. Y es que para perros y gatos dormir es tan importante como para cualquier mamífero, ya que un descanso reparador repercute en la salud y mejora la capacidad de aprendizaje.
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