Brocante, el anticuario que pone un trocito de Francia en A Coruña
Su dueña la define como “tienda para revolver”, puesto que en ella pueden encontrarse porcelanas, vajillas, cuadros o ropa en un espacio de espíritu e inspiración francesa
Un trocito de Francia en A Coruña, esto es Brocante, la tienda propiedad de Mónica Arrojo en el centro de la ciudad gallega. “El Brocante, la almoneda en español, es una tienda vintage, de artes decorativas, donde encontramos porcelana, vajillas, ropa, un poco tienda para revolver”, comenta Mónica. Y añade: “Empecé en esto por herencia familiar, porque a mi abuela materna le encantaban las antigüedades, iba a Londres en los años cincuenta, mi madre iba al Rastro como quien va a la compra”. Madrileña de nacimiento, estudió Antigüedades y Restauración en la ya desaparecida escuela de Casto Castellanos en Madrid y se trasladó a vivir a A Coruña en el año 1994. Para continuar con su vocación, siguió formándose como alumna en un taller, pasando después a colaborar con la que había sido su maestra.
El 1 de septiembre del 2000 abrió su primera tienda en la Ciudad Vieja. “Empecé a dar clases, a tener alguna piecita para vender… y después ya me vine al centro en el 2016 y empecé con Brocante”. En esta tranquila calle tiene ahora su espacio, donde se respira el buen gusto y, en el local anexo, su taller en el que trabaja e imparte clases de restauración. “Yo tengo la casa un poco llena de más, porque me encanta tener cosas que te han acompañado a lo largo de la vida, cosas con historia. A mis alumnos les digo que no limpien de más, que no dejen los muebles nuevos”. E insiste mucho en este punto: “Valorad el paso del tiempo, no queremos una pieza nueva, esto es una pieza antigua y te tiene que contar un poquito su historia”.
El nombre de su tienda hace referencia a los mercadillos franceses a los que viaja frecuentemente en busca de objetos, acompañada de su marido y alter ego: “En el 2011 nos escapamos a Francia a investigar y hay brocantes por todas las esquinas. Te sales de la autopista y no hay una casa fea. Los franceses valoran mucho su pasado, su herencia, los centros históricos de las ciudades no se tocan… cada vez vamos más. Empezamos yendo a la Provenza, al País Vasco Francés, subimos hacia Burdeos, la zona del Périgord, que es preciosa, los pueblos del Pirineo”. De Brocante llama la atención su concepto, que haya un poco de todo, una vajilla de porcelana junto a una vela, ropa, un bolso antiguo… este concepto tan francés, tan de rebuscar que a Mónica le encanta: “Aquí no sales manchada, pero de las tiendas a las que voy yo sales manchadísima”.
Ella y su marido hacen un combo perfecto y se complementan como pocos. A él también le gusta la decoración, las antigüedades, pero sobre todo el jardín y las flores. Cocinar es otra de sus grandes pasiones, y como esto es algo que a Mónica no se le da nada bien, es él quien se ocupa: “Yo me he especializado en la porcelana y en la cerámica francesa, porque a mí lo que más me gusta es poner mesas. Todo te sabe distinto, aunque sea una tortilla”. Y es que Mónica se ha centrado en vajillas de porcelana, de las que en Brocante hay una gran selección. Merece la pena echar un ojo a su Instagram, ya que ella publica aquí todos los tesoros que encuentra en Francia, en las ferias a las que va y, por su puesto, cómo pone sus mesas, las decora y combina cada uno de los elementos de una manera muy especial. “Pongo las mesas dependiendo de la época del año, primero los arreglos florales de los que se ocupa mi marido, salimos al jardín a ver qué flores hay. Luego veo las fotos y ya sé de qué mes son, por la luz, si la mesa está puesta dentro o en el jardín. Vivimos en el campo y nos regimos por él”.
Mónica vende mucho por sus redes sociales. Empezó con una página web, pero no le parecía suficientemente cercana, así que Instagram ha sido su gran aliada en estos últimos años. Tiene muchos clientes que le contactan por su perfil —en el que tiene casi 19.000 seguidores—, y a través de este medio acaba estableciendo una relación muy cercana. “Lo trabajo mucho, si alguien se interesa por una vajilla o por un mueble les cuento cómo los encontré, dónde, quién me lo vendió... En definitiva, toda su historia”. A fuerza de hacer esto se ha hecho con varios clientes fijos a los que ella misma entrega los pedidos: “Cuando tengo un lote cargo el coche, me voy a Madrid y se lo llevo personalmente”. Es madrileña y le encanta “zascandilear” por la capital, así que cada vez que puede, hace el viaje, conoce en persona al comprador, le cuenta la historia de su adquisición y, de paso, “se pierde la frialdad de la compra online”. También viaja por encargo, así que, si hay vajillas, algún mueble o porcelana que pueda apetecer, no hay más que buscar una referencia en su Instagram y ver cuándo tiene organizado su próximo viaje para encargarle algo parecido.
Otra de las cosas que descubrió en Francia fue el vide-greniers (vaciar el granero): “Los particulares sacan las cosas a la plaza del pueblo, a la calle o al jardín y es muy entretenido, además de práctico, ya que permite dar una segunda vida a las cosas”. Su última iniciativa, que ha resultado ser todo un éxito, siguiendo su línea de venta a la francesa, y buscando ese trato más cercano que tanto le gusta, ha sido organizar un deballage. En el jardín de su casa ha puesto todas las vajillas, muebles, espejos… “Viene gente de fuera, gente que me sigue por redes o que ya me ha comprado algo y me quiere conocer”, asegura.
Esta es una jornada de puertas abiertas de 12.00 a 21.00 horas en la que todo el mundo es bienvenido. El pasado verano ha sido el segundo año que lo organizaron, durante dos días: “Teníamos una pequeña barra y luego un concierto de una chica brasileña. Fue todo un éxito, así que el próximo verano habrá un tercero y añadiremos alguna novedad”, adelanta Mónica. Apuntado para el próximo verano, un plan para conocer el precioso jardín de esta pareja —marco para campañas publicitarias de una importante empresa de moda gallega— donde aúnan sus dos grandes pasiones, las flores y el brocante.
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