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Tras la tragedia del derrumbe del edificio de Las Hileras de Madrid, llega la hora de los forenses, los peritos y las indemnizaciones

La investigación de las causas del siniestro, y el esclarecimiento de las responsabilidades, ocupan ahora a la policía judicial, arquitectos y abogados

Derrumbe edificio Madrid centro

El polvo aún no se ha asentado en la calle de Las Hileras, número 4, en Madrid, y ya han llegado los forenses. Poco después, les siguen los peritos, los que llevan a cabo la investigación judicial, que ya caminan entre los escombros en búsqueda de pruebas para la investigación que debe dirimir las responsabilidades de lo ocurrido, mientras las familias esperan fuera noticias que arrojen luz sobre el derrumbe que este martes acabó con la vida de sus seres queridos: Moussa, Jorge, Diallo y Laura, los cuatro trabajadores fallecidos en el siniestro. Peritos, policías, inspectores de trabajo, abogados, penalistas, aseguradoras y funerarias protagonizan ahora el itinerario burocrático de una tragedia a la que le quedan por delante capítulos clave: depurar responsabilidades, decidir quién paga las indemnizaciones y costear, si así lo quieren sus allegados, posibles repatriaciones de tres de los fallecidos.

El siniestro ocurre el martes, cuando el forjado de la cubierta de la quinta planta, que sostenía a la terraza de la sexta, se viene abajo, arrastrando a su paso todo lo que encuentra hasta la planta baja. Casi al mismo tiempo que llegan los bomberos y los policías lo hacen los forenses para realizar las primeras investigaciones y la toma de pruebas.

Así se empieza a andar, paso a paso, el largo camino para la resolución de un drama que la Policía Judicial investiga como un posible accidente de trabajo.

De lugar del accidente a escena del crimen. “Lo llamamos escena del crimen, aunque sea en apariencia un accidente laboral, ya que el fallecimiento ha sido por una muerte violenta”, explica Julia Fernández, médico forense del Instituto de Medicina Legal de Madrid.

Este es el protocolo que se aplica: una vez que las víctimas mortales son rescatadas, los cuerpos pasan a disposición judicial y son trasladados hacia el laboratorio forense para hacer la autopsia en las siguientes 24 horas.

“Nuestro objetivo es depurar todos los datos para ofrecerle al juez un informe muy claro”, añade Fernández. En la mesa de autopsias, los forenses analizan que todas las lesiones correspondan con el tipo de muerte violenta que se baraja (suicida, homicida o accidental) y cuáles de ellas pudieron causar el fallecimiento.

La identificación de las víctimas en casos como este, en el que se sabe el nombre de los desaparecidos y se logran rescatar en poco tiempo, según Fernández, suele ser fácil porque basta con las huellas dactilares. Sin embargo, no es el caso de las Hileras: aún hay dos víctimas sin identificar. Cuando los forenses concluyen su informe, el cuerpo pasa a disposición de las familias para el entierro o incineración, según sus deseos.

Peritos para determinar la responsabilidad de las indemnizaciones. Cuando los bomberos, la policía y los forenses se retiran del lugar de los hechos, es el turno de los peritos judiciales, que en este caso son arquitectos de la propia policía o del ayuntamiento. “El juez ordena la investigación sobre el terreno para intentar saber las causas y averiguar quiénes han tomado qué decisiones que puedan haber provocado el derrumbe”, explica Sigfrido Herráez, presidente del Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM).

La investigación de los peritos se basa en analizar el estado de la estructura, los registros documentales e, incluso, las pruebas que queden entre los escombros. Su labor es crucial para esclarecer las causas del suceso y puede durar “varios días como mínimo”.

De la investigación judicial dependen en gran medida las indemnizaciones a los afectados. En el caso de este derrumbe, los responsables de los hechos pueden ser tanto la empresa promotora, como la empresa contratista, o incluso si hay alguna otra entidad subcontratada, además de un fallo humano.

90.000 euros por cada hijo menor. La Policía Judicial investiga lo ocurrido como un posible accidente de trabajo. No sería un caso aislado. En 2024, el sindicato Comisiones Obreras contabilizó 85 fallecidos en accidentes laborales en Madrid, un 16% más que el año anterior. Este año la situación no pinta mejor: en los primeros seis meses se han contabilizado 49 fallecidos, y la cifra sigue subiendo.

Siempre que hay un accidente laboral con resultado de fallecimiento, interviene la Inspección de Trabajo. Esta es la que investigará cuáles han sido las causas del accidente y redactará un informe.

“Si la investigación concluye que el accidente no es imputable a la conducta de los trabajadores —como ocurre cuando hay fallos en la obra o por sobrecarga de materiales—, la responsabilidad recaerá sobre la empresa y, en última instancia, sobre su aseguradora”, explica José Luis Gil Navarro, responsable y socio especializado de Indemnizaciones por accidente, que se dedica a representar a las familias de los fallecidos en accidentes laborales para reclamar la indemnización que les corresponde. Aunque no es fácil.

“En las grandes obras intervienen a menudo contratas, subcontratas y seguros distintos, lo que provoca que se pasen la pelota y que las compañías dilaten las resoluciones; por eso muchas familias deben contratar abogados para iniciar reclamaciones por la vía social y, casi con seguridad en casos de fallecidos, también por la vía penal”, añade.

Las indemnizaciones se calculan con el mismo baremo que rige en los accidentes de tráfico, y varían según el parentesco: cada hijo menor puede recibir “una cantidad cercana a los 90.000 euros”.

Repatriación a África o América, o entierro en Madrid. En este caso, los familiares de tres de los fallecidos por el derrumbe, originarios de Malí, Ecuador y Guinea, pueden escoger si repatrían el cuerpo o enterrarlo o incinerarlo en España.

Para financiar la repatriación hay, en principio, tres opciones, que depende de cómo se dirima la responsabilidad del accidente: sufragar el viaje con fondos propios; con los de un seguro de vida, si lo tuvieran los fallecidos; o con el de la empresa.

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