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Moussa, Jorge, Diallo y Laura, los cuatro trabajadores sepultados bajo los escombros en pleno centro de Madrid

Eran de Malí, Ecuador, Guinea y España. Sus familias solo han podido identificar a dos de ellos un día después del derrumbe del edificio

A las nueve y media de la mañana de este miércoles, en una esquina frente a una decena de periodistas, un grupo de hombres observaba en silencio cómo un hombre de uniforme y casco, el jefe de guardia de los Bomberos de Madrid, contaba ante los micrófonos las últimas noticias sobre lo que había sucedido ahí hacía solo unas horas. A las tres de la madrugada habían rescatado el último cadáver de los escombros del edificio derrumbado en la calle de las Hileras, escuchaba este grupo en un segundo plano. Uno de ellos, vestido con sudadera azul y gorra negra, hermano de uno de los cuatro fallecidos, estaba asistiendo en directo a la primera explicación que tenía de Moussa Dembele (Mali, 40 años) desde que le avisaron de su muerte. “No sabemos dónde está. No sabemos nada”, declaraba a EL PAÍS un sobrino del maliense fallecido. Los restos de este trabajador y de los otros tres, habían sido trasladados al Instituto de Medicina Legal. Solo dos, Laura Rodríguez (española) y Diallo Mamadún (guineano) habían sido identificados 24 horas después del colapso de un edificio en pleno centro de Madrid.

Moussa Dembele tenía 40 años y cinco hijos, ha apuntado Daniel Anka, el responsable de la empresa responsable de las obras en este edificio de la calle de las Hileras, número 4, en el centro de la capital de España. Su mujer ha recibido la noticia desde Mali, contaba un amigo de Dembele a este diario. Y ante la ausencia de información en las primeras horas de este miércoles sobre el paradero de sus restos, se había juntado un grupo de una treintena de malienses para acompañar a los familiares más directos: un hermano, un tío y un sobrino del fallecido.

“Llevaba ya varios años aquí trabajando con nosotros”, ha contado Anka, cuyo apellido es el mismo que el nombre de la empresa que lo tenía contratado.

Otra de las fallecidas es Laura Rodríguez Sabín, que era la jefa de producción de la obra. Tenía unos 30 años, según sus compañeros, y llevaba trabajando en la empresa Rehbilita cuatro años y cuatro meses, según muestra su perfil de LinkedIn, donde se presenta como arquitecta. Antes estuvo empleada en otras empresas, ya que ejercía su profesión desde 2018.

Personal de emergencias trabajando en la zona el derrumbe, este martes.Foto: Claudio Álvarez

Los trabajadores de la obra la recordaban “todos los días en la oficina de la primera planta”, donde al parecer estaba ubicado su despacho en el interior del edificio siniestrado. En el momento del derrumbe, según explicaron los obreros, había ido al baño, como otras dos de las personas que quedaron atrapadas con el desplome del forjado.

Laura había sido estudiante de Arquitectura en la Universidad Politécnica, según puede verse en sus redes sociales, y formó parte del equipo de Rugby femenino. En la empresa se mostraban este miércoles apesadumbrados por su repentina muerte.

Diallo Mamadún, a quien sus compañeros se refirieron en un primer momento como Alfa, es el único trabajador inmigrante que ha sido identificado en el Instituto de Medicina Legal. Desde la empresa confirman que se trata de otro de los operarios de las obras en el edificio, donde ese lunes trabajaban alrededor de unas 40 personas, y que es de Guinea.

Finalmente, Jorge G.V.P. era de Quito (Ecuador)—el consulado ha confirmado su identidad, pero no ha difundido sus apellidos ni su edad—. Así como Moussa Dembele, era también albañil y su cadáver no ha sido identificado todavía, según han confirmado fuentes forenses a este periódico.

Desde el consulado de Ecuador informan de que tenía residencia legal en España. Su familia, que también vive en España, aún no les ha transmitido si lo van a querer repatriar. En caso de hacerlo, si se resuelve que su muerte es producto de un accidente laboral, sería la empresa quien se encargaría de trasladar el cuerpo. La embajadora Wilma Andrade está en contacto con los familiares para ofrecerles “todo apoyo posible en estos difíciles momentos”.

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