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Condenados a entre seis y 27 años de cárcel los tíos de una menor tutelada y ocho hombres por prostituirla y violarla

La víctima escapó de un piso de la Administración y su familiar la enganchó a las drogas y la obligó a mantener relaciones con diferentes agresores y a comprar los estupefacientes

Carlos Iglesias de la Cueva
Fachada de la Audiencia Provincial de Madrid, en octubre de 2023.Javier Lizon (EFE)
Patricia Peiró

La tía materna de una menor tutelada por la Comunidad de Madrid, la pareja de esta y otros ocho hombres han sido condenados por prostituir a la chica y violarla durante meses cuando tan solo tenía 12 años. La sentencia, de junio de 2024, adelantada por eldiario.es y a la que ha tenido acceso EL PAÍS, impone a la tía, a la que la niña acudió en busca de ayuda, 16 años de prisión, al considerar que fue ella la responsable de introducir a su sobrina en el mundo de la prostitución para poder así costearse su compra de sustancias estupefacientes. Los agresores sexuales eran, en su mayoría, conocidos del barrio o vendedores de droga.

El 15 de marzo de 2019, la menor, que tenía entonces 12 años, no regresó al piso tutelado en el que residía tras una de sus salidas y acudió en busca de ayuda a su tía materna, que vivía a caballo entre la casa de sus padres ―los abuelos de la niña― y con su novio. La pequeña ya había estado acogida por su tía entre 2012 y 2015. “Creía que era la única que podría prestarle ayuda. Pero topa con las adicciones de esta y con que, para sufragarlas, decide prostituirla y facilitarle sustancias estupefacientes”, se puede leer en la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid. La sentencia también describe la participación del novio de la tía, que instigaba a su pareja y a la niña a ir a comprar droga a un poblado chabolista.

Los meses en los que la pequeña convivió con sus tíos se convirtieron en un infierno. “La procesada, a fin de satisfacer su adicción a sustancias estupefacientes, movió a la menor a acercarse a varones mayores de edad del vecindario, conocidos de ella, proponiéndoles que mantuvieran relaciones sexuales con la menor a cambio de dinero o drogas, las cuales consumía ella misma y también facilitaba su consumo a la menor, fundamentalmente cocaína, llevándola en ocasiones a zonas de consumo de drogas”, escribe el juez.

El fallo judicial recoge las violaciones en los domicilios de los acusados y en otros lugares públicos. Por ejemplo, la de un hombre que vivía en la calle a la que la niña conoció cuando estuvo deambulando por Madrid al escaparse del piso tutelado. O la de un camello con el que la pequeña pernoctó temporalmente en su chabola. Muchas veces, los agresores sexuales facilitaban a la niña droga tras las violaciones, con lo que se perpetuaba el círculo de vulnerabilidad de la víctima, porque cada vez se enganchaba más a esas sustancias y estaba más sometida.

Varios de los condenados son conocidos del barrio de la familia de la niña o incluso amigos de sus padres y de su tía. La desesperación de la niña llegó a tal punto que, incluso en una ocasión, llegó a acudir a casa de uno de sus violadores para que le dejara pasar la noche y le proporcionara droga.

El 22 de febrero de 2020, la niña fue en busca de su hermana mayor para pedir auxilio. Cuando se reunió con ella, la chica tenía una pipa para fumar cocaína base y droga recién adquirida que le había ordenado comprar su tía y un amigo de esta que previamente había agredido sexualmente a la pequeña. Según los educadores del centro en el que había vivido la víctima, la hermana fue quien más se implicó en su recuperación y la que alertó a la policía y los responsables de la Administración de la situación en la que se encontraba su hermana pequeña.

Un “abuso generalizado”

“Todos los procesados eran plenamente conocedores de la edad de la menor, que cumplió 13 años en 2020. Sus circunstancias personales, familiares y sociales hacían de ella una persona extremadamente vulnerable y en riesgo psicosocial, con una grave inestabilidad física y emocional de la que los procesados, conscientes de ello y del abuso generalizado al que se veía sometida, se aprovecharon”, afirma la sentencia.

La niña declaró tres veces en una sede policial y dos más en una judicial y el tribunal considera que en su relato tiene una total verosimilitud. Tras la instrucción judicial, la pequeña desapareció y la Audiencia Provincial no logró dar con ella para citarla al juicio, hasta que el día del inicio de la vista oral reapareció por sorpresa y modificó su declaración para exculpar a su tía y achacar la responsabilidad al novio de esta.

Los delitos por los que se condena a la tía materna, al novio de ella y a los ocho violadores son los de prostitución de una menor, contra la salud pública, agresión sexual a una menor de 16 años y corrupción de menores. Las penas van desde los seis años de cárcel para el tío de la niña, hasta los 27 años de uno de los acusados, en cuyo caso el tribunal considera probada la violencia que empleó sobre la pequeña, la continuidad en el tiempo de las agresiones y que le proporcionó cocaína.

La dinámica en la que se vio envuelta esta víctima recuerda a la red de prostitución y venta de drogas que cayó en enero de 2022 acusada de agredir sexualmente y enganchar a los estupefacientes a 10 menores tuteladas. Se trata de la operación Sana que, tras el fin de la instrucción judicial, llegará a los tribunales en los próximos meses.

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Sobre la firma

Patricia Peiró
Redactora de la sección de Madrid, con el foco en los sucesos y los tribunales. Colabora en La Ventana de la Cadena Ser en una sección sobre crónica negra. Realizó el podcast ‘Igor el ruso: la huida de un asesino’ con Podium Podcast.
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