Cientos de familias temen que Almeida desmantele las Casas Grandes, un programa de crianza de Carmena
El Ayuntamiento defiende que no habrá una desnaturalización del proyecto, como denuncian Más Madrid y el PSOE, sino un aumento de cuatro a ocho unidades de un servicio “integral”
Mayelin Feliz aprendió a ser madre en la Casa Grande de Tetuán. Esta mujer, nacida en República Dominicana hace 32 años, llegó por primera vez a este servicio de apoyo a la crianza del Ayuntamiento de Madrid en 2022 por recomendación de otras madres con las que iba a talleres de un centro comunitario. Una vez entró a la Casa Grande de su distrito, nunca más se fue. “Llevé por primera vez a mi hija cuando tenía 10 meses. Ahora tiene 28 y vamos, prácticamente, todos los días. Yo estoy aprendiendo a ser madre y ella, a controlar sus emociones”, cuenta Feliz, que gracias a los cuatro profesionales del centro de Tetuán–entre los que había psicólogos, trabajadores sociales y educadores– pudo salir adelante de un episodio depresivo, conseguir la red de apoyo que necesitaba y aprender a criar y cuidar. Por eso, cuando supo que el Gobierno de José Luis Martínez Almeida iba a reorganizarlas y a lanzar un nuevo modelo de contrato, se unió a las más de mil familias que se movilizan contra “el desmantelamiento de las Casas Grandes”. “Merece tanto la pena que da tristeza que termine yendo a menos”, dice Feliz.
Las Casas Grandes no son solo un espacio de juego. Son un servicio de apoyo a la crianza y de acogimiento a familias con menores entre 0 y 4 años que nació en 2018, durante la legislatura de Manuela Carmena. Actualmente, Madrid cuenta con cuatro Casas Grandes en Carabanchel, Tetuán, Hortaleza y Villa de Vallecas que abren de martes a domingo en horarios de mañana y tarde. Por lo general, una Casa Grande consta de una gran sala diáfana con distintos espacios: zonas de juegos para bebés, un gimnasio, un área de comida con mesa, microondas y lavabo, sofás para lactancia, espacio de lectura, entre otros. En 2023, se atendió en las Casas Grandes a un total de 2.557 familias.
El Área de Gobierno de Políticas Sociales contrata la gestión de las Casas Grandes con una empresa externa que, a su vez, emplea a tres profesionales–o en algunos casos cuatro- especializados en crianza y familias. El actual contrato de gestión de los cuatro centros se firmó por 523.560 euros por un año, con opción de prórroga por otros dos años hasta llegar a un contrato valorado en 1,5 millones de euros.
En junio, el Ayuntamiento de Madrid anunció un nuevo modelo en el que integraría las Casas Grandes en ocho Centros de Atención a las Familias (CAF), siete actuales y uno nuevo. Los CAF son otro servicio municipal que ofrece “apoyo a las familias para afrontar las dificultades que surgen en el desempeño de sus funciones parentales, prevención y atención en otros conflictos y crisis familiares, así como espacios de formación y fomento la participación comunitaria”, según describe el Consistorio en su página web. El nuevo contrato permitirá, según Cibeles, abrir otras nuevas cuatro Casas Grandes en Chamberí, Usera, Moratalaz y Latina y lograr una mejor conexión entre las distintas prestaciones de apoyo a la crianza “favoreciendo las posibles derivaciones y la coordinación entre profesionales”. Para todo, se destinarán 7,6 millones de euros para un contrato de dos años que empezará el 1 de diciembre de 2024.
Las familias, sin embargo, ven con recelo este cambio y temen que el servicio no vuelva a ser el mismo. Así lo cuenta Esther Santibañez, una de las madres que le ha puesto la lupa a los pliegos de la nueva licitación, que sale de la Casa Grande de Hortaleza con su bebé de seis meses en brazos. “Al poco tiempo de nacer, la traje. También traigo a su hermano, que tiene dos años y ocho meses”, cuenta. Tras ella, sale una decena de familias que han pasado una tarde de juego con los niños y de aprendizaje con los profesionales. “Si las integran dentro del contrato de los CAF, pierden su autonomía y pasan a ser solo uno de los programas del centro. Nos tememos que las Casas Grandes reciban menos recursos y menos personal y que, por tanto, se atienda a menos familias”, argumenta Santibáñez.
Los contratos actuales por siete CAF y cuatro Casas Grandes, por un plazo de dos años, sumaban una inversión de 6,4 millones de euros. El nuevo contrato –de ocho CAF y ocho Casas Grandes– tiene prevista una inversión de 7,6 millones de euros. Asimismo, los anteriores contratos de ambos servicios sumaban 89 trabajadores y, ahora, se prevé que haya 96. El Ayuntamiento asegura que en los “CAF convivirán, de forma diferenciada, dos modelos de intervención preventiva”. “Por un lado, estará el modelo ya utilizado en Casa Grande, centrado en la prevención universal, apoyo comunitario y en el vínculo afectivo, y, por otro, un servicio centrado en la prevención selectiva que se dirige a aquellas familias que tienen dificultades”, defiende el Área de Políticas Sociales.
Aunque habrá más inversión, se destinará menos personal por Casa Grande. Los pliegos de las Casas Grandes recogen que hay 15 trabajadores por subrogar del actual modelo de cuatro sedes; aunque, según el Delegado de Políticas Sociales, José Fernández Sánchez, hay 12: es decir, que hay entre tres y cuatro trabajadores por centro. En el nuevo modelo, de ocho Casas Grandes, habrá 16 empleados, de acuerdo con el Delegado: es decir, dos por centro.
Más Madrid, incluso, denuncia que podría haber un solo trabajador por Casa Grande. “En la práctica es un desmantelamiento por la puerta de atrás. Como no pueden decir, vamos a cerrarlas, van a reducir el personal, los espacios y los servicios y acabar en la práctica con un servicio que debería ser un derecho”, ha denunciado la concejal Rita Maestre.
A las familias les preocupa que haya menos personal en un servicio de alta demanda y que, ahora, será también para niños hasta los seis años. El pliego de la licitación prevé abrir dos espacios clasificados por franja de edad: uno de 0 a 3 años y otro de 3 a 6 años. También lamentan que el nuevo modelo ya no abrirá las Casas Grandes en fines de semana. El Ayuntamiento argumenta que la demanda es superior entre semana y que, al final, se seguirán prestando las mismas 25 horas de servicio de lunes a viernes. “Si se reducen los profesionales y los días de apertura de este recurso, muchas familias se quedarán sin acceso”, alegan las familias en una carta enviada al alcalde José Luis Martínez Almeida.
“Esto no es un espacio de juego ni una guardería, es un lugar que acompaña crianza y crea ‘tribu’”, comenta Esther Santibáñez. “Allí las familias nos agrupamos, nos desahogamos... si la Casa Grande se integra en el CAF pierde recursos y atención. No sabemos si el cambio será para mejor”, agrega. Esther, Mayelin otras madres y padres están a la expectativa. La licitación del nuevo contrato será esta semana y, si no se consigue negociar con el Ayuntamiento, en diciembre se implementará el modelo de unificación.
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