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Madrid debería multiplicar por cinco el mínimo de personal exigido a las residencias para dar un cuidado digno, según un estudio

Un análisis de sindicatos, familias y geriatras ha cronometrado el tiempo necesario para asear o dar de comer a los mayores y ha concluido que los requisitos de plantilla vigentes están pensados para el negocio

Una cuidadora ayuda a una mujer en una residencia de Madrid. © Carlos Rosillo
Una cuidadora ayuda a una mujer en una residencia de Madrid. © Carlos RosilloCarlos Rosillo
Fernando Peinado

Un estudio presentado este lunes en Madrid ha puesto números a la brecha que existe en las plantillas de las residencias para proporcionar un cuidado digno. El análisis parte de una medición del tiempo que toma a una cuidadora duchar, vestir o dar de comer a los residentes y da legitimidad a las quejas que desde hace años han planteado familias y trabajadoras por la escasez de personal. La propuesta, hecha por sindicatos, familias y geriatras, consiste en que todos los centros deberían tener 132 cuidadoras por cada 100 residentes. Estas cifras, acercadas a la práctica en los países nórdicos, están muy lejanas de la realidad del sector en Madrid o España.

La propuesta estima que una plantilla bien dotada de una residencia debería tener 175 trabajadores por cada 100 residentes. Aquí se incluyen no solo cuidadoras, que son el grueso de las plantillas, sino también enfermeras, fisioterapeutas, animadores, trabajadoras sociales, terapeutas ocupacionales, cocineros y limpiadores. Esto supone cinco veces más personal que la ratio mínima de 35 empleados por cada 100 residentes que los inspectores autonómicos exigen ahora, contenido en una norma “desfasada” de 1990.

El estudio ha sido elaborado por los dos sindicatos mayoritarios en el sector, CC OO y UGT, la asociación de familias Pladigmare y la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG). En la presentación, los autores han destacado que desconocen otro trabajo semejante en España que haya tomado como base para calcular las plantillas el tiempo necesario para una atención digna. En el análisis han participado durante ocho meses más de 700 trabajadores del sector.

El estudio ha medido los tiempos de distintas categorías de empleados en una residencia, pero la mayor parte del foco ha recaído sobre las cuidadoras, porque ellas son vistas como la clave de una mejora en la atención. Según los hallazgos, es ahí donde se produce la mayor necesidad de contrataciones. Las ratios propuestas supondrían acercar al sector a los estándares del norte de Europa donde suele trabajar una cuidadora por cada residente. Sin embargo, un aumento de personal tan considerable implicaría un coste muy alto que es poco probable que puedan abonar las familias. Para solucionarlo, los autores proponen más financiación pública y menos rentabilidad empresarial.

“Las actuales ratios están pensadas para el negocio. No para la calidad asistencial de los mayores ni para que los trabajadores tengan un trabajo seguro y bien remunerado”, ha valorado en rueda de prensa el secretario de Políticas Sociales de Comisiones Obreras en Madrid, Manuel Rodríguez.

La norma madrileña de 1990 establece unos requisitos básicos que deben cumplir las 507 residencias activas. Con los años, la Comunidad ha elaborado normas más exigentes para los centros que reciben fondos autonómicos, que son menos de la mitad. Con todo, esos estándares siguen siendo un listón muy inferior a la propuesta presentada hoy.

Dentro de ese grupo con mayores requisitos se encuentran las 111 residencias que reciben a usuarios con plazas concertadas (un contrato por el que la Comunidad paga a las empresas esas plazas a cambio de que cumplan unos criterios de calidad). Según el acuerdo marco de 2021, que rige estas plazas, esos centros deben disponer de 33 cuidadoras por cada 100 residentes y una plantilla total de 47 empleados por cada 100 residentes. Son mínimos de plantilla que quedan muy lejos del ideal planteado por los autores de este estudio.

En la presentación, los autores han destacado lo que consideran como el carácter único de su análisis. “Esto no lo ha hecho nadie”, ha dicho Rodríguez durante la rueda de prensa, en la céntrica sede en Madrid de CC OO. “Hay que ir residencia por residencia, hablar con las plantillas, cronometrar cuánto se tarda en asear... Es un trabajo científico que no conocemos que exista otro y ese es el valor de este estudio”. La SEGG se ha ausentado de la presentación.

La propuesta supondría una costosa inversión a cargo del Gobierno autonómico de Isabel Díaz Ayuso así como de las empresas. La Comunidad y la patronal se han opuesto anteriormente a reformas que hubieran supuesto más contrataciones. En 2022, el Ejecutivo de Ayuso se retiró de un acuerdo entre Gobierno central y las comunidades que suponía un aumento anual de las ratios hasta llegar en 2029 a 43 gerocultoras por cada 100 residentes.

Preguntado por este estudio, un portavoz autonómico ha respondido a este periódico que su Gobierno da prioridad a la atención de calidad. Están insatisfechos con el aumento de los fondos para el sistema de atención a la dependencia que llevó a cabo el Gobierno de España en la legislatura pasada, llegando a máximos históricos. Recuerda que el Gobierno regional también ha aumentado esos recursos (una subida proyectada del 12% para 2024 hasta 1.710 millones de euros) y que han denunciado en reiteradas ocasiones la infrafinanciación del Gobierno central, una crítica común en el sector.

Menos de 10 minutos de atención por persona

Sindicatos y familias critican que las ratios de plantilla en Madrid y el resto de comunidades no se basan en los tiempos de atención digna. Algunos de estos criterios, como el de la norma madrileña de 1990, responden a una realidad superada, porque en aquel momento las residencias no albergaban a tantas personas dependientes. Creen que la falta de actualización se debe a los intereses de las empresas, para las que los salarios son el principal gasto de funcionamiento.

También han denunciado que no exista un requisito de plantilla universal. Por ello, piden unificar las ratios siguiendo su propuesta. La semana pasada pidieron una reunión a la Consejera de Política Social, Ana Dávila, quien ha delegado en el Director General del Mayor, Óscar Álvarez. Un portavoz de Dávila responde: “Se les citó con el director el jueves pasado y también hoy, pero no han querido. Han fijado fecha para la semana que viene”.

Lo usual en las residencias es que a cada trabajadora se le asigne un número de residentes. En un centro tipo, una cuidadora del turno de mañana tiene que atender a 14 mayores en las primeras dos horas de su turno, ha explicado Juani Peñafiel, responsable de dependencia de CCOO-Madrid. Esa cifra sube si ese día han faltado otras gerocultoras debido a enfermedades, vacaciones o permisos. Esto supone que lo habitual sea dedicar menos de 10 minutos por persona. En ese tiempo, la trabajadora debe levantar de su cama al mayor, ducharle, secarle, vestirle y llevarle al salón comedor.

Peñafiel ha advertido de que muchas cuidadoras “se fugan” al ver la sobrecarga de trabajo. “Cualquier trabajador que viene al sector, acepta las condiciones económicas, que son malas, pero prueban y a las dos horas, cuando ven que tienen 16 residentes, con seis, ocho o nueve minutos para cada uno, se van”.

Para hacer sus cálculos, los autores han comprobado que el tiempo mínimo de atención varía mucho en función de si el residente es dependiente o autónomo. Han dividido en tres tipos a los mayores: colaboradores, no colaboradores y “conductuales” (los que ponen resistencia). Han estimado que en cualquier residencia el porcentaje de los mismos es del 20, 30 y 50% respectivamente.

Según las tablas del estudio, un residente colaborador precisa 20 minutos para ser duchado y vestido; un residente no colaborador requiere 30 minutos y uno “conductual” hasta 40 minutos. Los autores han cronometrado todas las tareas habituales: duchar, vestir, comidas, traslados o cambios de pañal.

Según el estudio, son necesarias 2,7 horas de una gerocultora para atender dignamente a un residente durante el turno de mañana, 2,5 horas por la tarde y 1,06 por la noche. Este cálculo lo han multiplicado por los 365 días del año y lo han dividido por el máximo de horas anual establecidas en el convenio colectivo (1.772 horas). De este modo han llegado a los ratios totales de plantilla: 57 para cada 100 residentes en la mañana; 53 en la tarde y 22 de noche. En total, 132 cuidadoras para cada 100 mayores.

Miguel Vázquez, presidente de Pladigmare, ha explicado que esta metodología soluciona los problemas de las normas de ratios actuales, porque estas no tienen en cuenta que las plantillas deben cubrir tres turnos de trabajo o los tiempos de vacaciones y descansos.

“Los empresarios, que son hipócritas, se llevarán las manos a la cabeza. ¿Pero quién puede emplear menos de 20 minutos en levantar a una persona mayor?”, ha dicho Vázquez. “Esto es científico. Si hay alguien que diga que no, que nos lo demuestre”.

Los autores presentes han recordado que las gerocultoras encabezan la siniestralidad laboral en España, con tasas equiparables a las de la construcción. Además de la ampliación de plantillas, han pedido menos jornadas a tiempo parcial, más formación y más controles de riesgos laborales: “Es imprescindible cuidar a quienes cuidan”, ha dicho la secretaria de servicios sociales de UGT-Madrid, Laura Muñoz.

Además, han exigido un esfuerzo inversor al Gobierno de Ayuso para llegar a este objetivo. “No pedimos que pasado mañana haya el doble de plantilla, pero Madrid sí puede hacerlo”, ha dicho Rodríguez. “Tiene que dejar de ser un balneario fiscal y convertirse en un balneario para las personas mayores, para que puedan vivir bien y tengan asistencia de calidad”.

¿Tiene más información? Escriba al autor a fpeinado@elpais.es o fernandopeinado@protonmail.com

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Sobre la firma

Fernando Peinado
Es reportero de la sección de Madrid desde 2018. Antes pasó ocho años en Estados Unidos donde trabajó para Univision, BBC, AP y The Miami Herald. Es autor de Trumpistas (Editorial Fuera de Ruta).
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