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Olala, la empresa que controla ocho bloques de pisos turísticos en el distrito más pobre de Madrid

Los grandes inversores del alquiler vacacional están desembarcando en Puente de Vallecas. Defienden que la descentralización del turismo es beneficiosa, pero esta es la zona de la capital que pierde más vivienda familiar y los precios han subido un 26% en tres años

Un hombre mira su móvil junto a una pintada contra los turistas en el distrito de Puente de Vallecas.
Un hombre mira su móvil junto a una pintada contra los turistas en el distrito de Puente de Vallecas.Álvaro García
Fernando Peinado

El distrito más pobre de Madrid, Puente de Vallecas, es la nueva frontera que han traspasado los grandes inversores del sector de los pisos turísticos. La empresa al frente de esta avanzadilla es la barcelonesa Olala Homes, que desde 2017 ha adquirido o construido ocho bloques enteros para destinarlos al alquiler vacacional, según un trabajo de campo vecinal que ha sido verificado por EL PAÍS. Las cifras han sido confirmadas por la compañía, que agrega que en total oferta 76 viviendas turísticas en el distrito. Este periódico ha comprobado la investigación de los vecinos, según la cual, al menos 15 edificios enteros se dedican a este sector en Puente de Vallecas, aunque pueden ser más ya que en algunos casos esta actividad se ejerce irregularmente sin señales reglamentarias en el exterior.

El director ejecutivo de Olala es el israelí Ittai Savran que cuenta que en otras ciudades también han invertido en lugares descentralizados, como el municipio de Hospitalet de Llobregat, en Barcelona, o el barrio de Bellavista, en Sevilla. “Nos sentimos atraídos por barrios con carácter y potencial”, responde Savran en una entrevista por escrito. “A diferencia de las zonas céntricas saturadas, Vallecas ofrece un ambiente vibrante, auténtico y con una fuerte identidad. Creemos que nuestra presencia puede contribuir positivamente a la economía local y revitalizar la zona”.

Pero el desembarco de estos inversores genera recelos en unos barrios de orgullo obrero donde los madrileños han encontrado durante generaciones un hogar asequible y cercano al centro. Puente de Vallecas es el distrito con menor renta de los 21 de la capital. Los turistas se hospedan en muchos casos en pisos que antes habitaban vecinos. “Ahí vivían personas que eran muy mayores”, dice sobre un par de edificios de Olala una mujer que lleva 50 años en Vallecas, Carmen Barros. Su marido añade: “Dentro de poco, todos extranjeros”.

Una pareja de jóvenes que pasea un perro cuenta que la búsqueda aquí se ha vuelto desesperante. Por fortuna, ellos viven aquí en un piso pequeño por 650 euros al mes, toda una ganga que envidian sus compañeros de la Complutense. “Nos piden que estemos atentos por si sale alguna oferta, pero nada”, explica María José Torres. “Cada vez que vemos una obra nueva preguntamos y siempre nos dicen que serán pisos turísticos”.

Puente de Vallecas es el distrito que ha perdido más vivienda para uso familiar en la última década, con 6.685, según el informe Madrid ciudad tensionada, de Más Madrid, elaborado a partir de datos oficiales. (Según el censo de vivienda, en el distrito quedan 99.900 viviendas).

La mayor parte de esta oferta turística se concentra cerca del límite del distrito con la M-30, junto al puente conocido despectivamente como “Scalextric”, una frontera hostil que divide Puente de Vallecas y el distrito de Retiro. Son calles estrechas de pisos pequeños y humildes, donde abunda el pequeño comercio familiar, pero cada vez surgen más establecimientos de grandes cadenas, sobre todo en la Avenida de la Albufera, que vertebra el distrito. A solo tres paradas de Metro desde el Scalextric se encuentra la estación de Atocha y ese es el atractivo que destacan los anuncios de estos alojamientos en páginas como Airbnb o Booking. Los visitantes jóvenes con poco presupuesto encuentran aquí precios muy inferiores a los del centro. Una pareja de Bilbao de 30 y 28 años se hospedó a principios de marzo en uno de estos edificios durante cuatro días por solo 132 euros. Uno de ellos lo explicaba así: “Buscamos lo más barato. Nos movemos en Metro y ya está”.

Olala es una empresa fundada en Barcelona en 2014 y controlada por una sociedad con sede en Chipre, Rompartner Limited. Ofrece alojamientos en ocho países, de Europa y Asia. En Madrid, tienen planes de expansión por zonas periféricas. “Estamos explorando nuevas oportunidades en diferentes barrios de la ciudad, especialmente en áreas menos saturadas por la actividad turística”, avanza Savran. “Creemos que la diversificación de la oferta turística en la ciudad es beneficiosa tanto para los residentes como para los visitantes”.

Un edificio en obras en la calle Puerto Alto 22 que pertenece a Olala Homes.
Un edificio en obras en la calle Puerto Alto 22 que pertenece a Olala Homes.Álvaro García

Su oferta en la capital aparece en su web y en otras plataformas de alquiler vacacional junto a nombres como “Vallecano Apartment”, “Cool Apartment” o “Vallecas Suites” y fotos que muestran decorados de estilo Ikea. Los mensajes destacan la cercanía al centro —”la Estación de Atocha, la más importante de Madrid, está a 3 paradas en metro”— y atribuyen a Puente de Vallecas hechos destacados de otras zonas de Madrid: “Hogar de la gran figura literaria Cervantes, así como de tres tesoros declarados patrimonio de la humanidad, el distrito es un refugio escondido, rico en historia y cultura”.

Los edificios enteros de Olala en Puente de Vallecas se ubican en Avenida de la Albufera 135, María Bosch 10, Avda de Monte Igueldo 35, Eduardo Sanz 19, Sierra de Alcubierre 7 y 9, Modesto Alonso 23 y Puerto Alto 22. Según ha comprobado este periódico, tienen licencias de actividad y funcionamiento solicitadas por una sociedad vinculada a Olala, RGMP Properties Barcelona SL. Algunos combinan la autorización de pisos turísticos con la de pensión de dos estrellas y en la fachada se venden como “mini hotel”, pero dentro no atiende recepcionista alguno. Varias son edificaciones de nueva construcción en solares sin uso, pero otros son bloques donde vivían vecinos.

Además, Olala se ha hecho con pisos en edificios donde los turistas conviven con residentes, como por ejemplo en Uceda 7, donde la compañía catalana ha adquirido dos bajos. La empresa asegura que usa “tecnología punta” para reducir las molestias. El administrador de esa finca, de la empresa Zona Oeste, cuenta que Olala intentó comprar más viviendas, pero los vecinos celebraron una junta para prohibir en los estatutos la expansión del alquiler turístico por el resto del bloque. Ya había empezado el conflicto con los turistas de los bajos, explica el administrador: “Hubo algún problema de madrugada”. Un residente añade que representantes de Olala asistieron a esa asamblea y trataron de disuadirles advirtiendo de que si en un futuro decidían vender sus pisos, quizás se arrepentirían de haber cambiado las normas.

Los vecinos han detectado edificios turísticos de otros inversores que operan sin permiso, según la base de licencias urbanísticas del Ayuntamiento, Conex, como por ejemplo Albufera 18 o Concordia 3. Otro caso: en Albufera 65 se anuncian tres viviendas de alquiler turístico, pero en Conex solo aparece licencia turística para un único piso.

Reemplazo silencioso

En Madrid se ofertan 25.543 alojamientos turísticos, de los cuales 19.373 se encuentran dentro de la almendra central (delimitada por la M-30), según la web de análisis InsideAirbnb. Cuanto más cerca de la M-30, mayor es la oferta. Airbnb contiene 738 anuncios en Puente de Vallecas. De estos, la mayoría se encuentran en dos barrios que colindan con esa autopista de circunvalación: San Diego, con 258, y Numancia, con 203.

La oposición de izquierdas al alcalde José Luis Martínez Almeida está pendiente de que este mes se haga pública su esperada reforma del sector, aunque dudan que un regidor conocido por sus políticas pro-empresa tome una decisión que perjudique drásticamente al sector para favorecer a los vecinos.

Un edificio vecinal reconvertido en pisos turísticos, en calle Puerto Alto 19.
Un edificio vecinal reconvertido en pisos turísticos, en calle Puerto Alto 19.Álvaro García

Preocupa la caída del número de inmuebles para vecinos. Una portavoz del área de Urbanismo destaca que Madrid tiene en marcha múltiples planes urbanísticos que sumarán unas 200.000 unidades más. Es un argumento que también usa el responsable de Olala. Subraya que en Puente de Vallecas existen nuevos proyectos de pisos para vivir y añade que el alquiler turístico es “una pequeña parte” del parque inmobiliario. “Queremos asegurar a las asociaciones de vecinos de Vallecas que nuestro compromiso es trabajar de manera responsable y sostenible, respetando la identidad y esencia del barrio”, dice.

Sin embargo, las asociaciones contestan que cualquier descenso del número de viviendas residenciales, por mínimo que parezca, impacta en los precios. El alquiler común en Puente de Vallecas ha subido de 11,5 euros/m² de mayo de 2021 a los 14,6 euros/m² actuales, según el portal Idealista. Esto supone que una vivienda de 83 metros (la media en Madrid) ha pasado de 954 euros al mes a 1.211 al mes (un 26% más). Estos precios están fuera del alcance de muchos que hace poco hubieran encontrado piso asequible, cuenta un vocal vecino del PSOE y presidente de la Asociación Kasko Viejo, Luis Sánchez Grande: “Sé de un profesor de colegio que viene a diario desde Toledo”.

El reemplazo de vecinos por turistas es silencioso. No se han producido grandes conflictos entre inversores que buscan controlar un bloque completo y vecinos que se resisten a irse, como en otros barrios populares, por ejemplo Lavapiés. Eso se debe a que los inversores suelen comprar pisos de personas mayores necesitadas, explica el presidente de la Asociación Viña Entrevías, Manuel Martínez Lázaro. “Los hijos les dicen que con eso tienen la residencia. Nos vamos de aquí y te quitas el lío”, explica. “No vas a encontrar a nadie que te diga que se ha visto obligado a vender. A la fuerza ahorcan”.

Escribe al autor a fpeinado@elpais.es o fernandopeinado@protonmail.com

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Fernando Peinado
Es reportero de la sección de Madrid desde 2018. Antes pasó ocho años en Estados Unidos donde trabajó para Univision, BBC, AP y The Miami Herald. Es autor de Trumpistas (Editorial Fuera de Ruta).
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