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El ministro Puente entra en la polémica de la tala de árboles, salva 246 ejemplares en la ampliación de Atocha y deja sin defensa a Almeida

El alcalde de Madrid comparaba la obra de la estación con la de la línea 11 de metro y afirmaba que era inevitable la destrucción de centenares de ejemplares

Operarios cortan un árbol frente a los Jardines de Jimena Quirós en Madrid el 22 de enero, por las obras de ampliación de la Línea 11 de metro.
Operarios cortan un árbol frente a los Jardines de Jimena Quirós en Madrid el 22 de enero, por las obras de ampliación de la Línea 11 de metro.Jaime Villanueva
Mercedes Pedreño

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, se ha quedado sin su argumento favorito para defenderse de las acusaciones de arboricida, por la defensa en que se desempeña del uso de la motosierra en las obras de la ampliación de la línea 11 del Metro. Sostiene Almeida que la eliminación de árboles es inevitable en ciertas obras de infraestructuras y ponía como ejemplo de ello las que debe acometer Adif en la estación de Atocha, donde corrían peligro 247 árboles. “¿Por qué no le preguntan al ministro de Transportes?”, decía casi cada semana. Y el ministro habló ayer, por un tuit, como parece ser su costumbre, y le dio un vuelco a la polémica. El ministro de Transportes, Óscar Puente, ha afirmado este martes que Adif ha encontrado una alternativa en la ampliación de la estación de Atocha-Almudena Grandes para reducir las talas de árboles de 247 a un solo ejemplar. El primer edil madrileño ha usado en numerosas ocasiones la comparación con este proyecto para defenderse por haber autorizado las talas de la ampliación de la línea 11 de metro. Almeida ha repetido en varias ocasiones que parece que “los árboles tienen ideología”, en referencia a que los vecinos en contra de las talas por el servicio de metro no protestan también contra la obra de Atocha, responsabilidad del Gobierno central. Antes del anuncio, Almeida ha asegurado este martes durante una entrevista en Antena 3 que la tala de árboles es “imprescindible” en ambos casos.

Pero el Ministerio de Transporte ha celebrado este martes que, gracias a un “estudio exhaustivo de paisajismo” ha conseguido salvar 246 árboles cuya tala había sido autorizada inicialmente para la obra. En los próximos días, Adif enviará la nueva propuesta al Ayuntamiento para que autorice los cambios. Fuentes de Adif explican que no se afecta la infraestructura de la estación pasante, que costará más de 500 millones de euros y que está en licitación.

Además, en este proyecto nacional se mantendrán las compensaciones ambientales pactadas inicialmente. Es decir, se siguen aportando a los viveros municipales 5.712 frondosas y añadiendo otros 269 árboles y 968 arbustos.

La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha confiado en que el paso dado por Transportes sirva de “inspiración” para otras obras, en referencia a las talas que está acometiendo el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid para acometer algunas obras de infraestructuras. Según Ribera, se pueden realizar obras sin recurrir a las talas.

Mientras unos árboles se salvan, otros han sido cortados este martes. Aunque la noticia de que no se van a talar 246 árboles ha sido bien recibida entre los vecinos detrás del movimiento del No a la tala, siguen con una sensación agridulce. Hay “poca ilusión cuando ya son leña, qué horror”, comenta Ana Gutiérrez. Se refiere a los árboles del jardín de Jimena Quirós. Los vecinos se han levantado este martes con vídeos que mostraban cómo los operarios contratados por la Consejería de Transportes talan cuatro cedros del Himalaya y varios plátanos de sombra. Los vídeos los va pasando Marta, una de las pocas vecinas que se ha acercado a ver, y sobre todo a registrar cómo caen los árboles más adultos y altos de toda la lista de ejemplares que van a caer por la construcción de la vía ferroviaria y que el Ayuntamiento de Madrid ha autorizado. “Siempre pensé que los cedros se salvarían”, comenta Azucena, una vecina que lleva en la lucha contra las talas desde que se inició el movimiento hace casi un año.

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Para los vecinos, era impensable que talaran los árboles del Jardín de Jimena Quirós y del paseo de la Infanta Isabel. Son ejemplares de gran envergadura necesarios para contrarrestar toda la contaminación y ruido que caracteriza a la zona de la estación de Atocha, uno de los puntos con más tráfico de Madrid. También porque forman parte del Paisaje de la Luz, el único espacio de la capital declarado Patrimonio Mundial de la Unesco, un título que consiguió solo hace tres años. Para aprobar la modificación de cualquier elemento del Paisaje de la Luz se necesita realizar un informe patrimonial y remitirlo a la Unesco, según comentó hace dos semanas el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, en representación de los intereses del organismo global. Así la Unesco puede aportar alternativas menos perjudiciales para el ambiente para realizar la obra. Urtasun envió una carta al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, para agendar una reunión y tratar el asunto. “La reunión estaba programada para la semana que viene pero vamos a intentar cambiarla a este martes, de urgencia, debido a las informaciones publicadas”, ha apuntado una portavoz del Ministerio de Cultura. La reunión llega tarde para los cedros y los plátanos de sombra en hilera que ya se han talado.

La Consejería de Transportes, la ejecutora de las obras, ha asegurado en varias ocasiones desde febrero de 2023 que habían estudiado el proyecto y que se iba a afectar al arbolado en la menor medida posible. Cuando empezaron las obras, la propuesta de la Comunidad de Madrid pasaba por talar 1.027 árboles y trasplantar cerca de 500. Tras la lucha incansable de los vecinos afectados, han modificado esa cifra hasta en tres ocasiones y la propuesta actual pasa por talar menos de la mitad que esa cifra inicial. Los vecinos que han empujado a la Consejería de Transportes a modificar el proyecto criticaban que los criterios para llevar a cabo la obra priorizaban no cortar el tráfico antes que salvar los árboles. El resultado de ese criterio pasaba por colocar las rampas de salida de los camiones que retiran la tierra excavada en las aceras en vez de en la calzada. En el caso de Atocha, los vecinos defienden que se podían haber salvado los árboles que se talaron el pasado lunes en el paseo de la Infanta Isabel cortando el carril bus de forma temporal. En el caso del Jardín de Jimena Quirós la única alternativa para salvar los árboles pasaba por cambiar el método constructivo y hacer una excavación en mina, un método que puede resultar peligroso para los trabajadores y una propuesta a la que la Comunidad de Madrid no ha accedido. “Ante eso no podemos hacer nada”, comenta Alicia Estefanía, una de las impulsoras del movimiento vecinal contra la tala en Atocha.

Aunque la pérdida de árboles en Comillas, Madrid Río, Palos de la Frontera, Atocha y Conde de Casal han hecho que el movimiento del no a la tala pierda músculo, la lucha de los vecinos se concentra ahora en el barrio de Comillas, en el distrito de Carabanchel, que es la zona más afectada. El parque del barrio hace algo más de un mes que parece un erial tras la tala de más de 150 árboles. La asociación de familias del colegio que linda con el parque, el colegio público Perú, y la asociación vecinal de Comillas, han unido fuerzas para exigir a la Comunidad de Madrid que no siga su plan de poner la tuneladora que excavará todo el trazado de la línea en ese espacio. Los vecinos se niegan a aceptar que más de 500 niños de menos de 12 años van a estar estudiando al menos durante cuatro años con una obra de tal magnitud a menos de 100 metros.

En el resto de las estaciones solo pueden registrar cómo talan los árboles para poder demostrar lo que la Consejería de Transportes y el Ayuntamiento de Madrid han hecho con la masa arbórea de la capital. Ese material, según afirman los vecinos, será útil si alguna de las denuncias interpuestas por las asociaciones vecinales y Ecologistas en Acción salen adelante y se declara la obra ilegal. O si el Banco Europeo de Inversiones, que financia gran parte de la obra y también es conocido como el Banco del Clima por los proyectos que financia da la razón a los vecinos, que consideran que la entidad podría retirar la inversión. “La multa la pagaremos todos”, comenta otra vecina.

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