El Gran Premio de la pandemia: la oferta, los pactos de Ayuso y el ejemplo de la ruina de Valencia que han traído la F1 a Madrid
El presidente de IFEMA planteó el proyecto en 2020, cuando el coronavirus había cerrado el mundo, y tuvo un aliado en Miguel Ángel Rodríguez, el gurú de la líder madrileña
Una pregunta interrumpe la celebración de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Ocurre este martes, cuando ya ha cesado el tronar de la actuación musical que cierra el acto de la presentación del Gran Premio de Fórmula 1 de Madrid, y mientras alrededor de la baronesa se arremolinan las cámaras de televisión, los flashes de los fotógrafos y los fans que quieren un selfi.
―Presidenta, ¿no tiene miedo a que ocurra como en Valencia?
―¿Qué tiene que ver? ¿Si esto fuera en otra Comunidad Autónoma me preguntarían eso?
El fugaz intercambio entre periodista y presidenta equivale a convocar a un fantasma, o a mentar a ese elefante en la habitación del que nadie habla. Porque tanto la Comunidad como el Ayuntamiento aseguran que no habrá ni un euro de dinero público destinado a que los bólidos de la F1 aceleren entre 2026 y 2035 entre las calles de la capital de España. Pero está muy presente el recuerdo reciente de lo ocurrido en Valencia, donde el gran premio dejó una factura multimillonaria al erario público, y el esqueleto de un circuito de 98 millones de euros ocupado desde entonces por chabolas. Un mal precedente que ahora la Comunidad intenta espantar a manotazos.
“La dificultad, al comienzo, fue hacerles entender a todos los implicados que no habría inversión pública, sino facilidades de las administraciones para desarrollar el proyecto”, explica sobre el punto más complejo de la negociación para que la F1 llegara a Madrid una fuente que cuenta con la confianza de la presidenta regional. “Y el acuerdo casi quedó finalizado cuando nos reunimos en Miami”, añade. “Todos entendieron esa filosofía”.
Está por ver aún en qué se traducen esas facilidades administrativas por parte del Ayuntamiento y la Comunidad, y qué coste tienen. Sí se sabe, sin embargo, que el punto de inflexión para que la F1 vuelva a la región es un viaje del jefe de gabinete de Díaz Ayuso al gran premio que se celebra en Miami. Fue en mayo, duró cuatro días y costó más de 8.200 euros, según datos publicados en el portal de transparencia. Ahí Rodríguez mantuvo citas que engrasaron la viabilidad del proyecto y tomó nota de cómo se organiza el GP de la ciudad, que es el de referencia para la capital de España. Menos de un año después, ya es oficial que la Fórmula 1 recalará en Madrid entre 2026 y 2035.
Dos años de espera en los que el circuito propuesto deberá ser homologado, y en los que la oposición intentará agitar el recuerdo de lo ocurrido en Valencia.
“Los antecedentes nos dicen que PP y grandes eventos muchas veces equivalen a desfalco”, dice Manuela Bergerot, la líder de Más Madrid. “Cuando escuchamos Gran Premio de F1 se nos viene a la cabeza Valencia”, sigue. “Camps [entonces presidente de la región] prometió que no se gastaría ni un solo euro, y los valencianos acabaron pagando 300 millones”, recuerda. “Esto no puede pasar en Madrid”, subraya para anunciar una batería de peticiones de comparecencias, registro de preguntas parlamentarias y debates en la Asamblea. Y remata: “Ayuso y Almeida prometen 10.000 empleos y 450 millones de euros por este evento. Si es verdad, que saquen las cuentas y las compartan. Tememos que las promesas de hoy acaben en los juzgados mañana, convertidas en un caso circuito que tengamos que pagar todos los madrileños”.
Un tono distinto en la forma, pero no en el fondo, al que ha entonado Juan Lobato, el líder del PSOE en la Comunidad de Madrid.
“Es un elemento claramente positivo, aunque es muy importante que tengamos la precaución y evitemos lo que ya sabemos que el PP hizo en otras ocasiones”, dice Lobato. “Ahí está el caso de Valencia, el caos y la ruina económica que eso supuso para Valencia”, recuerda. “Nuestro trabajo va a ser fiscalizar milimétricamente que cada euro que ponga la Comunidad en este evento privado se haga con rigor, eficacia y no se cometan errores que por desgracia ya ha cometido el PP en otros territorios”.
Pero para que la F1 llegue a Madrid hay que traerla. Todo arranca en mitad de la pandemia del coronavirus. Es 2020, y José Vicente de los Mozos, exCEO de Renault España, acaba de ser nombrado presidente del consejo ejecutivo de IFEMA. El mundo ha parado por completo. Todo está cerrado para combatir el virus. Y en ese momento, con los pabellones del recinto ferial vacío, la actividad paralizada y las cuentas tiritando, el nuevo dirigente plantea hacer realidad un sueño que tuvo por primera vez en 2017. “Hubo incredulidad y perplejidad”, ironiza este martes, cuando señala como una de las claves del proyecto al primer mánager del piloto Fernando Alonso, Luis García Abad.
“Pero el que ha traído el Gran Premio es José Vicente [de los Mozos], no nos equivoquemos”, tercia otro interlocutor conocedor de las negociaciones. “En cuanto recibió el sí de la presidenta, se puso en marcha y lo ha conseguido”, añade. “Todo lo que han sido los contratos los han llevado Daniel Martínez, viceconsejero de Cultura, y Miguel Ángel García, consejero de Presidencia”, sigue. “Lo que ha sido la negociación con la F-1 lo han llevado José Vicente de los Mozos y Ángel Asensio, principalmente. Con ellos estábamos en contacto a diario evaluando los pasos”, añade sobre el Gobierno regional. “Miguel Ángel Rodríguez coordinaba lo que iban haciendo los demás”.
Así se llega hasta este martes, cuando la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid se vuelcan en una presentación con alfombra roja y fanfarria. Porque sobre el escenario arranca la ceremonia con la guitarra flamenca de uno de los músicos de Wah, el espectáculo que normalmente se representa en la misma instalación. Y al final vuelve todo el elenco con violines, cajones y voces atronadoras. En medio, las intervenciones de políticos y gestores para contar las bondades del Gran Premio de Madrid. Es lo que hace Ángel Asensio, el presidente de la Cámara de Comercio, un directivo tan bien visto por el PP como para que Díaz Ayuso haya reformado en la Asamblea la ley que le impediría presentarse a la reelección si así lo quisiera. La factura para la hacienda pública, dicen todas las administraciones implicadas, será cero. Pero la oposición está muy atenta. El fantasma de Valencia sigue vivo.
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