El triple crimen por error de Usera o la historia del juicio infinito que ha empezado cuatro veces
La vista contra Dahud Hanid-Ortiz, acusado de matar a tres personas en un despacho de abogados en Madrid en 2016 se suspende por cuarta vez en Venezuela, a donde se fugó el sospechoso tras el asesinato
Han pasado más de siete años desde que un hombre entrara en un despacho de abogados en Madrid y dejara tras de sí una masacre. Alguien mató el 22 de junio de 2016 a las trabajadoras del bufete Elisa Consuegra y Maritza Osorio y al cliente Pepe Castillo. Antes de abandonar el lugar, prendió fuego al lugar. Unos minutos más tarde, llegó al sitio el titular del despacho y al que la investigación acabó apuntando como verdadero objetivo del autor del crimen, Víctor Joel Salas. Se salvó por alargar la siesta y llegar más tarde al trabajo.
La policía reconstruyó lo sucedido hasta acabar dando con un presunto culpable, el antiguo marine estadounidense de origen venezolano Dahud Hanid-Ortiz. Era el exmarido de la pareja en ese momento del abogado. Aún hay que seguir llamándole presunto porque, siete años después, el caso aún no ha sido juzgado y ya van cuatro interrupciones en la vista oral que se celebra en Venezuela. Hasta el país latinoamericano huyó Hanid-Ortiz después del asesinato, y allí fue detenido en 2018. El país denegó la extradición a España al acusado y aseguró que sería juzgado en su tierra, algo que todavía no ha sucedido.
El juicio por este crimen comenzó en febrero de 2022 en el Juzgado 15 de la capital venezolana y, cuando solo faltaba la declaración de un testigo, se suspendió porque se decretó un cambio de jueza por motivos que no transcendieron. Luego se volvió a suspender porque cambiaron al fiscal y más adelante porque la nueva fiscal fue relevada de ese cargo por motivos ajenos a esta causa. En marzo de 2023 comenzó por cuarta vez y se han ido practicando de nuevo las declaraciones del acusado, de Víctor Joel Salas y de numerosos testigos y policías, pero en las últimas semanas la causa se ha ralentizado y no se materializan las citaciones de los testigos que faltan, según informan a EFE fuentes jurídicas españolas.
Faltan por ser citados tres testigos desde Alemania (la exmujer del acusado, la hermana de ella y un amigo de Dahud), y tres desde Madrid (una funcionaria y dos traductores que intervinieron en la investigación policial) Por ese motivo, las acusaciones consideran que el juzgado está incurriendo en dilaciones no habituales en Venezuela y que no deberían permitirse, apuntan las fuentes. Detallan que, por ejemplo, el juzgado admitió no celebrar una vista este jueves, 5 de octubre, porque se argumentó que en España es festivo, cuando en realidad es festivo el jueves 12.
Como sucede en muchas investigaciones, la inspección ocular fue vital. Y en este caso, en un escenario chamuscado, esa labor fue especialmente ardua. En medio del desastre, encontraron un detalle que había dejado el asesino. Un tapón de una botella de una marca que solo se vendía en Alemania. Justo desde ese país, el abogado Salas había recibido una llamada amenazante dos meses antes. Al otro lado estaba Dahud Haniz-Ortiz. “Me dijo que dejara a Irina, que le habían entrenado para matar y que yo era un obstáculo en su objetivo de reconquistarla”, cuenta el letrado. Salas había conocido a esa mujer unos meses antes, durante un caso que llevó en Alemania.
Tras conocer el nuevo retraso en el proceso, el letrado Salas asegura que ya no puede más, que estas “dilaciones” le dejan “indefenso” y que es una pesadilla que nunca acaba. “No encuentro una explicación razonable a un nuevo retraso, no sé si algún día veré justicia”, lamenta. Esta es la historia de un juicio infinito, que vuelve a empezar cuando parece que está a punto de acabar.
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