El hospital Niño Jesús de Madrid lleva desde enero sin pagar a algunas contratas: “No hay dinero hasta el año que viene”
Varias empresas contratadas por el hospital infantil han dejado de dar servicios cansadas de impagos que se remontan a enero de este año
El Hospital Infantil Niño Jesús, un centro de referencia en pediatría perteneciente a la sanidad pública madrileña, ha dejado de pagar a compañías contratadas, según denuncian empresarios madrileños que llevan en algunos casos desde enero esperando a cobrar. Cuando los acreedores exigen cobrar, los responsables de este centro con un presupuesto anual de 70 millones les explican que “no hay dinero hasta el año que viene”. Algunas de estas empresas han dejado de prestar servicio en áreas sensibles para la salud de los pacientes, aunque el sindicato CCOO dice al respecto que no hay un problema sanitario porque “cuando se retira un contratista recurren a otro al que tampoco pagan”.
Los problemas de retrasos en los cobros de las administraciones son comunes, pero estos empresarios dicen que nunca habían enfrentado una demora tan prolongada como la que sufren con este hospital que colinda con el parque del Retiro. Dicen que los impagos del Niño Jesús ya se habían dado en años anteriores, pero este año se han agravado. Esta situación crítica ha coincidido con un período desde febrero hasta este mes en que el hospital ha carecido de gerente. César Gómez dejó el puesto en febrero para asumir el mismo rol en el Clínico San Carlos, uno de los grandes hospitales del Servicio Madrileño de Salud, y su puesto en el hospital infantil lo ha asumido Julio Zargo, que era subdirector el Clínico. La Consejería de Sanidad reconoce que ese relevo ha causado “algún hecho puntual en los pagos” y que los proveedores afectados son en su mayoría contratos de mantenimiento y obras y no del apartado asistencial.
En algunos casos, el impago está amenazando la supervivencia de las empresas acreedoras. El empresario madrileño Rubén Quero dirige dos contratas con una veintena de empleados que prestan servicios de mantenimiento en radiodiagnóstico por imagen. El hospital le debe 134.000 euros a sus compañías, Clisanitec y Softcream, dice él. “Lo mismo tengo que cerrar”, se lamenta. “El banco me llama a diario y a nivel psicológico no duermo y se me pasa por la cabeza lo peor”.
El dueño de Pharmaclima, el madrileño Tomás Alonso, trabajaba hasta junio en el mantenimiento de las salas limpias, donde se preparan los medicamentos para los niños en un ambiente controlado. En su caso, cuenta que no le han hundido la empresa porque la deuda es menor, de 8.000 euros. Cuenta que lleva sufriendo los retrasos desde hace tres años, pero este año se hartó. “Nos llevan diciendo todo el año que se les ha acabado el dinero y yo les he respondido que no pongo allí ni un tornillo más”. Su tarea es delicada porque deben mantener un espacio impoluto para evitar contaminaciones cruzadas en la preparación de los fármacos. Alonso desconoce si el hospital ha recurrido a otra compañía. “Si no lo han hecho, sería muy grave. Estarían jugando con la salud de las criaturas”.
Otra empresa que ha dejado de dar servicio es Elman Electroautomatismos, con sede en el municipio madrileño de Berzosa del Lozoya. Se encargaban del mantenimiento de los generadores que aportan energía en caso de un apagón. También tienen facturas pendientes de pago desde enero.
Fondeco, otra pequeña empresa de cinco empleados con sede en Majadahonda (oeste de Madrid), no ha podido dejar su contrato de tratamiento antilegionella en las torres de refrigeración porque la inspección sanitaria se lo ha impedido. También dicen que el hospital les adeuda una factura de 8.000 euros. “En administración nos dicen que no hay dinero porque se les ha agotado el presupuesto. Y eso era en agosto”, dice su directora técnica, Begoña Nagore. “Llevamos muchos años trabajando con el hospital, pero este año aún no hemos visto ni un duro”.
El delegado de CCOO en el hospital, Ángel García, dice que también hay empresas de obras y suministros entre las deudoras. “Este es un problema sobre el que hablé con el gerente (César Gómez) que nos dijo que no podía hacer nada. Las órdenes de pago tenían que venir de arriba”, dice que le respondió, en referencia a sus superiores en el Servicio Madrileño de Salud (Sermas), el ente de derecho público encargado del sistema de prestaciones sanitarias en la Comunidad de Madrid.
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