La Eurocámara estudiará la denuncia por la tala de árboles por la construcción de la línea 11 del Metro de Madrid
Los vecinos denuncian en Bruselas que el Gobierno de la capital hace oídos sordos a sus reclamos y piden que actúen las instituciones comunitarias
El movimiento vecinal contra la tala de los árboles por la ampliación de la línea 11 del metro de Madrid ha conseguido en Bruselas lo que no logra, dice, en casa: ser escuchado. La Comisión de Peticiones de la Eurocámara ha decidido este jueves mantener abierta la demanda del colectivo, que será también analizada en la Comisión de Medio Ambiente del hemiciclo.
Menos claro está si la Comisión Europea aceptará finalmente investigar el caso, pero los responsables de la campaña para que se vuelva al proyecto original, menos “arboricida”, como se calificó a los planes actuales durante la audiencia en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas, dicen mantener la esperanza, tras haberse reunido también este jueves con un abogado del Ejecutivo europeo.
A la par, el movimiento vecinal también busca alertar al Banco Europeo de Inversiones (BEI), que financia tres cuartas partes del proyecto, para que conozca las “irregularidades” de este, que según afirman “contravienen los objetivos ambientales de la Unión Europea”. Según alegan los vecinos, la documentación que la Comunidad de Madrid remitió a la institución financiera europea, conocida también como Banco del Clima por el acento medioambiental de los proyectos que financia, “no se ajusta al proyecto de construcción” puesto que no se hizo una nueva declaración de impacto ambiental con la reforma de éste en 2022.
Durante la audiencia en la Comisión de Peticiones parlamentaria, a la que no acudió ningún representante de la Comunidad de Madrid, Susana de la Higuera, de la asociación de vecinos Pasillo Verde Imperial, ha recordado que lo que pide el movimiento vecinal no es acabar con la ampliación del metro, que apoyan, sino hacerla con “alternativas viables” que no acaben con unos árboles y jardines necesarios en una ciudad que ya está sufriendo el impacto del cambio climático y la subida de temperaturas. “Es posible compatibilizar el interés general de una infraestructura de transporte público y el arbolado”, ha defendido. Una opinión que, ha subrayado, es “transversal”, compartida por madrileños y madrileñas de las más diversas ideologías. “El daño medioambiental del proyecto ha provocado un rechazo social amplio y transversal. Nos oponemos a esta destrucción ciudadanos de todas las ideologías”, ha insistido.
Esta diversidad ideológica también se ha reflejado en la audiencia parlamentaria, donde sólo los representantes del Partido Popular y del Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), que alberga a los diputados de Vox en Bruselas, pidieron poner fin a la petición. Esta no obstante permanecerá abierta con el apoyo del resto de los grupos, que fueron muy críticos con el proceder de las autoridades madrileñas.
El socialista César Luena ha lamentado que los vecinos “hayan tenido que venir a Bruselas porque no los escuchan en Madrid” y ha anunciado que llevará el caso a la Comisión de Medioambiente de la Eurocámara, de la que es vicepresidente. Al mismo tiempo, ha pedido a la Comisión Europea, que durante la audiencia dijo no tener competencias al tratarse de una cuestión de urbanismo, que tenga “más ambición” porque, ha recordado, en este caso también se trata de una cuestión medioambiental —en la que sí puede opinar— y “talar árboles no mejora la calidad del aire”. De hecho, sostiene Sira Rego (IU), este caso supone un “tirón de orejas” a la Comisión Europea que, ha dicho, “debería tener una capacidad previa, preventiva, y no dar fondos si no se garantiza de una manera mucho más fehaciente que no se va a destrozar, por ejemplo, el entorno urbano o un ecosistema de alto valor ambiental”.
“Tenemos a gente gobernando que cree que con macetas en los balcones vamos a combatir el cambio climático”, ha lamentado Rego, para quien “Almeida y Ayuso han decidido pavimentar, alicatar, solar, asfaltar cada metro cuadrado de Madrid, no hay más que ver la Puerta del Sol, convertida en una sartén donde no hay un solo árbol”. También para Jordi Cañas (Ciudadanos), “hay administraciones adictas a la motosierra y hay que quitarles la motosierra. Hay administraciones arboricidas y hay que quitarles el hacha”, ha dicho ante argumento del eurodiputado del PP Pablo Arias, que ha defendido que Madrid está “totalmente alineada y comprometida con el medio ambiente” y que el Ayuntamiento se ha comprometido a reponer cada árbol talado y a multiplicarlos por los años que tengan los caídos. “Dice el PP que si talamos 600 árboles plantaremos 17.000. Bueno, por esa lógica, talen todos y plantarán cientos de millones”, ha ironizado Cañas.
Tras la cita en la Eurocámara y su posterior reunión con el abogado de la Comisión, los representantes del movimiento vecinal han regresado a Madrid, satisfechos, ha dicho De la Higuera, por un viaje “muy intenso y muy positivo” en el que han logrado, además, hacer una petición añadida que esperan se cumpla a su regreso a casa: “Hemos aprovechado para trasladarle al Partido Popular que por favor nos reciban en Madrid (…) no nos reciben, no hablan con nosotros y es muy triste tener que venir a Bruselas a pedirles oiga, por favor, decidles a vuestros compañeros en Madrid que nos escuchen y nos reciban”.
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