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Solución exprés al colapso en urgencias en La Paz: denunciar al juez de guardia

31 sanitarios del hospital madrileño presentaron este martes una demanda por 70 pacientes sin habitación. La estrategia se ha repetido en otras ocasiones, también en otros centros

Pacientes en varias zonas de las urgencias del hospital madrileño de La Paz, en una imagen cedida por los trabajadores.
Pacientes en varias zonas de las urgencias del hospital madrileño de La Paz, en una imagen cedida por los trabajadores.
Beatriz Olaizola

Camillas por todas partes. Tan cerca unas de otras que los convalecientes pueden darse la mano. Auxiliares de enfermería que cambian pañales en mitad del pasillo. Médicos que se echan a llorar después de una jornada maratoniana. Cuando la sobrecarga en las urgencias del hospital madrileño de La Paz ―un problema habitual en el centro público― resulta inasumible, los trabajadores recurren a la última baza que les queda para protegerse y proteger a los pacientes: denunciar al juez de guardia. Una estrategia exprés repetida en otras ocasiones, incluso más de una vez al año, y en otros hospitales. La última demanda la firmaron 31 sanitarios de La Paz este martes, tras varios días de colapso continuado y porque 70 pacientes no tenían habitación asignada.

“Es una medida de desesperación, cuando sientes que no puedes más y ves que se cometen errores, normalmente sin consecuencias”, indica Daniel Bernabéu, presidente del sindicato Amyts y médico en La Paz. La denuncia no tiene repercusión directa, explica, porque si no hay delito ni un paciente concreto se ha visto dañado, los jueces no actúan. Se utiliza “como mecanismo de defensa”, en caso de que ocurra algo grave o se acuse a uno de los trabajadores de imprudencia. La demanda demuestra que “existe un contexto ajeno al sanitario (estrés por la sobrecarga o la falta de camas) que ha podido contribuir al error”, añade el representante sindical.

La denuncia casi siempre llega de la misma forma: pico de trabajo, no hay espacio suficiente para asumirlo, alguien advierte de ello en redes, la sobrecarga se prolonga varios días, los sanitarios explotan. “Ocurre cuando la situación se va de las manos y ven que los pacientes pueden estar en riesgo”, señala Bernabéu. Normalmente, comenta, es iniciativa de enfermeros o auxiliares, porque pasan más tiempo con los pacientes: “Sufren minuto a minuto lo que es tener camas cruzadas, no poder pasar porque el pasillo está obstruido o tener que decirle a una familia que no hay sitio”.

En el escrito del martes, los trabajadores incluyen un recuento de cómo estaba el servicio a las diez de la mañana: 17 pacientes para 12 camas en la sala 1; 41 pacientes para 31 camas en la sala 3; y 19 pacientes para 13 camas en la sala 5. Son 56 huecos a repartir entre 77 personas, por lo que 21 se quedan si sitio. También denuncian que 435 camas de las 1.048 del centro ―el mejor valorado por los sanitarios españoles desde hace 58 años― permanecen cerradas este verano.

Pacientes en varias zonas de las urgencias del hospital madrileó de La Paz, en una imagen cedida por los trabajadores.
Pacientes en varias zonas de las urgencias del hospital madrileó de La Paz, en una imagen cedida por los trabajadores.

Comisiones Obreras ya denunció hace poco más de un mes que la Comunidad de Madrid mantendría inutilizadas 2.470 camas hospitalarias, de las aproximadamente 13.000 disponibles, con motivo del periodo estival. Eso supone casi un 20% de las plazas y en La Paz el porcentaje supera el 35%. La nueva consejera de Sanidad, Fátima Matute, reconoció el martes que a finales de agosto ha habido un aumento de afluencia al hospital madrileño, mayor al de otros veranos y semejante a picos propios de septiembre. El motivo: la ola de calor, que “exacerba patologías crónicas” y el “aumento de transmisión de la covid-19″.

Guillén del Barrio, representante en el hospital público del sindicato Trabajadores en Red, cuenta que tras cada denuncia, la consejería “pone un parche rápido”. Por ejemplo, cierran una zona para meter a más pacientes o reabren una planta. “Tardan poco más de un día, pero el problema de fondo no se soluciona. Pueden abrir esas camas, pero tampoco hay personal suficiente para atenderlas. Esta semana han pedido a los profesionales, planta por planta, que doblen turno. Es una chapuza”, critica. La consejera de sanidad ha matizado que el cierre de camas se debe a las obras de remodelación que se están llevando a cabo en el hospital y que están trabajando para adoptar medidas y agilizar el trato a los pacientes en urgencias y acelerar los procedimientos.

Bernabéu añade que, aunque el colapso de las urgencias es una noticia recurrente, la frecuencia y duración de los episodios de sobrecarga han aumentado. El pasado enero, La Paz y el hospital Príncipe de Asturias, en Alcalá de Henares, denunciaron también la falta de espacio: entonces había 83 camas para 117 pacientes en el primer centro y 22 boxes para 54 personas en el segundo. En otros hospitales, la estrategia de la demanda se da de forma puntual, mientras que en La Paz, que da servicio a más de 528.000 personas, son ya una medida habitual.

Las urgencias no son la única área sobrecargada en La Paz. En diciembre de 2022, las matronas del hospital público presentaron ante el juez de guardia un escrito por falta de personal en los servicios de paritorio, preparto y embarazo patológico. Entonces, fue porque había dos profesionales menos para el mismo número de habitaciones y paritorios abiertos. Y hace apenas 10 días, el servicio de anatomía patológica alertó de que los técnicos del laboratorio han empezado a doblar turnos para sacar adelante las 11.600 muestras acumuladas que están todavía sin procesar, según contabilizaron los propios trabajadores.

Las denuncias al juez de guardia, indica el presidente de Amyts, no llevan aparejadas una inspección: “No hay un mecanismo de urgencia para que vengan. La visitas la hacen los inspectores cuando pueden e igual es cuando ya está todo solucionado. Tampoco se dan con cada episodio de sobrecarga, solo cuando los profesionales “están con el agua al cuello”. ¿Por qué? Porque supone que los firmantes se significan ante sus superiores, la gerencia y la consejería, y hay miedo entre los trabajadores. “Dentro de una semana la gente no se acuerda, pero ellos siguen en el hospital y es muy difícil”, dice.

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Sobre la firma

Beatriz Olaizola
Es reportera en la sección de Madrid. Antes escribió reportajes para eldiario.es en el País Vasco, donde cubrió sucesos y temas sociales, políticos y culturales. También realizó prácticas en la Agencia EFE. Graduada en Periodismo por la Universidad del País Vasco y máster en Periodismo UAM- EL PAÍS.

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