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La última carrera de Juan Antonio, el ladrón que creó una banda para robar a comerciantes chinos de Madrid

Seis policías municipales detienen en Tetuán a un delincuente huido de la justicia que en 2015 fue encarcelado por atracar a asiáticos en Madrid

El delincuente, de azul, cuando fue detenido junto a su hijo por atracar a ciudadanos chinos.
El delincuente, de azul, cuando fue detenido junto a su hijo por atracar a ciudadanos chinos.
Patricia Peiró

La huida de Juan Antonio llegó a su fin esta semana cuando conducía por Madrid, convencido de que nada amenazaba su libertad. Un par de movimientos en zigzag, de un carril a otro, fueron suficientes para que unos agentes de la policía municipal le dieran el alto en la calle Sor Ángela de la Cruz. Además de la extraña conducción, habían comprobado que el Renault Clio estaba a nombre de una mujer. El hombre baja la ventanilla, enseña su DNI, pero no cuela, es de un ciudadano de Pozuelo que se le parece. Los policías le registran y encuentran droga. Se pone nervioso y pasa al plan b: la violencia. Intenta darse a la fuga por las calles del distrito de Tetuán. Hasta seis agentes de la policía municipal fueron necesarios para reducir al hombre de 54 años, sobre el que descubrieron que pesaban tres requisitorias judiciales.

Se trataba de Juan Antonio Santoro, ciudadano nacido en Francia con nacionalidad italiana, con un sinfín de antecedentes por tenencia ilícita de armas y explosivos, falsedad documental y que ya ingresó en prisión en 2015 por una serie de atracos a comerciantes chinos. Los juzgados madrileños le reclamaban por sentencias firmes por otros delitos desde septiembre y había eludido esa obligación hasta este viernes, cuando no pasó desapercibido para una patrulla.

En 2015, unas imágenes de la Guardia Civil lo mostraban esposado y al lado de su hijo, entonces menor de 16 años, mientras los agentes registraban el chalet de Pozuelo que habían ocupado de forma ilegal. Había salido de prisión hacía un año y su objetivo entonces fueron los ciudadanos chinos propietarios de bazares, especialmente los del Rivas Vaciamadrid.

Santoro había montado una banda que se dedicaba a vigilar y documentar la vida de estos empresarios, para después robarles. Él y sus compinches se disfrazaban de policías nacionales para entrar en las viviendas de los ciudadanos chinos con la excusa de que tenían que hacer una inspección. No escatimaron en detalles para llevar a cabo sus sofisticados engaños. La banda contaba con placas policiales, uniformes, grilletes, chalecos antibalas, pistolas, jerseys de la policía nacional...

Una vez dentro, localizaban las llaves de la casa, de los coches y de sus negocios y colocaban cámaras de seguridad para controlar cuándo iban a poder entrar si encontrar a los inquilinos o cuándo estaban dormidos. Cuando encontraban el momento idóneo, accedían a los negocios y las casas con un detector de metales para localizar objetos de valor con rapidez y efectividad. Con este mecanismo se hicieron con, al menos, 250.000 euros y varios vehículos.

Este viernes, al ponerse nervioso, llegó a agredir a los agentes e hirió a uno en la cara y a otro en las piernas. Pero no le sirvió de nada. Los agentes acabaron llevándolo a la comisaría, comprobaron que la identificación que había mostrado correspondía a un ciudadano que denunció su pérdida en 2021 y él se quitó la careta y reconoció quién era y que tenía cuentas pendientes con la justicia. Así se cierra un nuevo capítulo de su carrera criminal.

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Sobre la firma

Patricia Peiró
Redactora de la sección de Madrid, con el foco en los sucesos y los tribunales. Colabora en La Ventana de la Cadena Ser en una sección sobre crónica negra. Realizó el podcast ‘Igor el ruso: la huida de un asesino’ con Podium Podcast.

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