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El parque de atracciones madrileño Árticus hace autocrítica y reconoce que el aforo se les fue de las manos

La dirección del evento se plantea repetir las próximas Navidades: “Primero tenemos que hacer un balance de lo que hemos hecho para corregir los errores”

Inauguración de Árticus, nuevo parque de atracciones en la Casa de Campo, el 16 de diciembre de 2022.
Inauguración de Árticus, nuevo parque de atracciones en la Casa de Campo, el 16 de diciembre de 2022.INMA FLORES
Mercedes Pedreño

El pasado lunes se terminaron de recoger los últimos restos del montaje de Árticus, el parque de atracciones que debutó en la Casa de Campo durante estas últimas Navidades. Es hora de reflexionar. Iñaki Fernández, el director ejecutivo de LETSGO, la productora de la iniciativa, se ha cogido unos días de vacaciones para analizar los resultados: “Aún no tenemos el dato exacto del beneficio porque queda por contar el pago de las horas trabajadas del personal que han desmontado las instalaciones, pero no hemos llegado a lo que esperábamos antes de abrir el parque”. Fernández se plantea volver a abrir Árticus el año que viene, pero hay cosas que no van a repetir. “No habrá una entrada general ni una jornada de puertas abiertas, claramente eso fue un error”.

El balance, para el director ejecutivo, ha sido positivo. Parte de la premisa de que los errores se cometieron al principio, cuando el parque de atracciones se colapsó en las jornadas de puertas abiertas. Durante esos dos días acudieron 46.000 personas, 20.000 en la tarde del viernes 16 de diciembre y 26.000 el sábado 17. “Hubo un error de cálculo en el tiempo que esperábamos que se quedaran los visitantes. Nosotros esperábamos que estuvieran cuatro horas como máximo y se quedaban siete de media, tuvimos que reducir el aforo de 50.000 personas diarias a 26.000″, explica. Esa medida ha reducido las expectativas de beneficio de la empresa: “Antes de la inauguración, nuestras expectativas estaban en un millón de asistentes, pero morimos de éxito y tuvimos que poner un límite”. Con el nuevo aforo, pusieron el tope en 600.000 personas y lograron llegar a 400.000 visitantes.

Lo que ha quedado claro es que el caos generado en los dos primeros días de apertura del parque le ha salido caro a Árticus y no ha podido remontar. Aunque en las reseñas de sus redes sociales y de su página web aprueban, en las reseñas de Google sacan un insuficiente 1,7 sobre cinco. Los otros parques temáticos competidores de la Comunidad de Madrid, Mágicas Navidades en Torrejón de Ardoz y Navidalia en Getafe, sacan un 4,2 y un 2,7, respectivamente. Fernández prefiere no compararse con ellos. Ante las acusaciones de varias reseñas de que la empresa está borrando las críticas negativas, el director ejecutivo defiende que “Google no permite a las compañías borrar los comentarios. Sí que pedimos a Google que borrara el perfil una vez porque era un perfil falso, no era nuestro. Una persona se hizo pasar por nosotros y, además de indicar que el parque había cerrado definitivamente, puso de teléfono de contacto el número de una señora que ni siquiera había pisado el parque. Nos contactó a través de atención al cliente para quejarse de que la estaban llamando todo el rato para poner el parque por los suelos”.

Ante la expectativa de volver a abrir Árticus, Fernández sabe que tiene que cambiar cosas. El principal cambio que se están planteando es que las entradas permitan acceder a algún espectáculo y luego disfrutar del parque, pero no sacar entradas generales. “Nos vamos a centrar en hacer hincapié en las atracciones principales y luego a mayores que la gente disfrute del resto de atractivos del parque”, resalta. De los tres grandes espectáculos que ofrecía el parque, Peter Pan on ice ha sido el más visitado y el mejor valorado, con 250.000 asistentes. Le sigue el cuento inmersivo GrandiOso, con 70.000 asistentes y que fue duramente criticado en redes sociales. “Era una actividad para niños muy pequeños y no supimos comunicarlo bien, pero al menos fue trending topic en Twitter”, bromea Fernández. “Vamos a remodelar el espectáculo para que cumpla las expectativas. De todo se aprende”, añade. La exposición de 100 dinosaurios robotizados, Jurassicus, está a la cola con 54.000 visitantes.

La organización del parque y el estado de algunas instalaciones también recibieron críticas severas. Fernández explica que “tuvieron que montar todo en dos semanas que fueron de las más lluviosas del año en Madrid”. Esto retrasó la instalación eléctrica y terminaron ultimando los detalles el día de la presentación. “No tuvimos tiempo para formar debidamente a nuestro personal y eso se notó los primeros días. Luego cogieron el ritmo y ya no hubo problemas”, comenta.

El tercer día de apertura del parque tuvieron que redimensionar el aforo y mucha gente se quedó fuera: “El 85% de los perjudicados optaron por intercambiar su entrada por otra en una jornada distinta con acceso al espectáculo de Peter Pan on ice, pero a los que pidieron el reembolso se les devolvió el dinero al momento, con alguna excepción de personas que tenía un error en sus datos”. Fernández resalta que también cambiarán la forma de dirigir el flujo de personas por el interior del parque. Respecto al colapso del tráfico en las zonas cercanas al parque, el director ejecutivo se lava las manos: “Nosotros pedimos en la página web que la gente no acudiera en coche y reforzamos los servicios de movilidad junto al Ayuntamiento de Madrid, tenemos mucho que aprender de Europa, ellos van en bicicleta a todas partes”.

Lo que no van a cambiar son los precios. Fernández considera que el rango de precios, que iba desde los seis euros por montar en una atracción en la feria, a los 10 por acceder a uno de los espectáculos principales, está dentro de lo habitual en los parques de atracciones. “El precio de la comida también estaba equilibrado”, defiende. También niega que hubiese problemas de suministros: “Los primeros días sí que se hubo complicaciones porque los empleados se estaban adaptando y hubo un exceso de visitantes, tuvimos que parar algunas horas para darles descanso a los empleados y que pudieran cubrir el turno de cenas también”.

El director ejecutivo compara la experiencia de Árticus con la que tuvo Disneyland París en 1993, cuando una campaña solidaria navideña para promocionar el parque que consistía en llevar un regalo y conseguir una entrada gratuita al recinto terminó en una avalancha de niños que asaltó las tiendas de peluches exteriores para conseguir acceder. “Y aun así es uno de los parques de atracciones más exitosos del mundo”.

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