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Madrid y el Gobierno se ven las caras por Lavapiés: una detención cada hora y 14 actas de droga al día

Mercedes González y José Luis Martínez-Almeida establecen una mesa de colaboración con los vecinos y asociaciones del barrio ante el aumento de las cifras negativas

Almeida
El alcalde, José Luis Martínez-Almeida, con la delegada del Gobierno en Madrid, Mercedes González, antes de la rueda de prensa que han ofrecido tras reunirse con asociaciones de vecinos de Lavapiés, este lunes.Olmo Calvo
Manuel Viejo

Todo es culpa de Pedro Sánchez, salvo alguna cosa. La Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital ―las dos principales instituciones del PP, el gran fortín conservador del país desde hace más de 30 años― llevan meses culpando al presidente del Gobierno de todos los males patrios, también municipales y autonómicos. La presidenta, Isabel Díaz Ayuso, ha dicho este lunes en el programa de Ana Rosa que Sánchez quiere “perpetuarse” en el poder y “tener a la oposición en la cárcel, como en Nicaragua”. Dos horas después de estas declaraciones ―que se producen en mitad de un caos sanitario en las urgencias extrahospitalarias de los centros de salud de la región y que ha derivado en hasta tres rectificaciones de planes de la propia Ayuso para atajarlo―, Madrid y el Ejecutivo se han visto las caras en una sala de la calle Mayor de la capital.

Ahí han estado sentados el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, y Mercedes González, la delegada del Gobierno en la región, junto a más de 10 asociaciones de Lavapiés. Han estado reunidos durante una hora para hablar de este barrio del centro de la capital de 62.000 vecinos que intenta mantener un equilibrio entre el mestizaje, el turismo, la droga y la dejadez del Ayuntamiento. Tanto es así, que desde el pasado 20 de septiembre, cuatro de cada diez agentes de la zona centro están por sus calles. La alta presencia de efectivos policiales ha dado como resultado el siguiente informe en solo este mes y medio: una media de 23 detenciones al día, 14 actas de droga diarias y unos 400 identificados.

Minutos antes de adentrarse en el edificio de ladrillo visto de la calle Mayor, Almeida ha atendido a los medios, donde ha dejado clara su postura, una vez más, sobre quién habita en La Moncloa: “Sánchez es el presidente más desleal de la historia de España que ha habido nunca desde 1978. Va a utilizar todos los medios y artimañas y recursos para seguir en el poder a cualquier costa. Que no lo dude nadie. A Sánchez solo le caracterizan dos cosas en política: ambición desmedida y falta de escrúpulos para permanecer en el poder”. Preguntado por las palabras de Ayuso en Telecinco, ha dicho:

―No puedo opinar de algo que no he escuchado.

Un estrecho colaborador del alcalde cuenta abiertamente que el plan del Ayuntamiento es seguir la línea argumental de la Puerta del Sol. Criticar a Sánchez es, prácticamente, un objetivo diario. “Nos interesan mucho que las elecciones de 2023 se vean en clave nacional”, subraya. Hacia ahí van todos los focos. “Nos quedan 200 días para las elecciones”, ha dicho Almeida. Después, ya sí, la delegada del Gobierno y el alcalde, que se conocen de hace muchísimos años y mantienen muy buena relación, cerraron las puertas de la sala. Hasta hace unos meses, Almeida y González eran la pareja política del momento.

Un momento de la reunión que han mantenido los vecinos de Lavapiés con el alcalde y la delegada del Gobierno para tratar los problemas del barrio.
Un momento de la reunión que han mantenido los vecinos de Lavapiés con el alcalde y la delegada del Gobierno para tratar los problemas del barrio.Olmo Calvo
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Todo comenzó en 2021, cuando chocaron en público por el fin del estado de alarma en España. “Me parece de cachondeo que el Gobierno de la nación diga que al acabar el estado de alarma tiene que ser las comunidades las que lo pidan”, dijo el regidor municipal. “A mí lo que me parece un cachondeo es lo que estamos escuchando en esta rueda de prensa”, contestó la delegada. Hubo tal rifirrafe en directo, que aquello casi acaba en un dueto. “De aquí sacamos un disco de Pimpinela”, finalizó la delegada. El dúo de la política madrileña entendió tiempo después que aquella puesta en escena dejó a muchos madrileños y analistas políticos ojipláticos. Desde entonces, cada rueda de prensa es esperada con mucha atención mediática.

Este lunes, el foco de ambos era Lavapiés. Para entender el cambio de este barrio, el sociólogo Santiago Ruiz Chasco recorrió las calles y comercios de este barrio durante cinco años para escribir su libro Las dos caras de la inseguridad, en el que analizaba desde un punto de vista sociológico la delincuencia y las desigualdades sociales comparando estas calles y las del barrio Salamanca. “El tema de la inseguridad en Lavapiés es recurrente, tiene sus picos, pero ni los discursos, ni las medidas que se toman son nuevas”, contaba Ruiz a este diario hace unos días.

Para el sociólogo, que habló en su investigación con vecinos, policías a pie de calle, asociaciones ciudadanas y comerciantes, cada vez que ha habido un proceso de gentrificación de una zona de Madrid, el tema de la inseguridad siempre ha sido el paso previo para hacer “una limpia”. “Lo cierto es que hace tiempo que se anuncia que Lavapiés acabará siendo el nuevo Chueca o el nuevo Malasaña, donde apenas quedan vecinos de toda la vida de clases populares, pero la verdad es que Lavapiés se está resistiendo al cambio y siguen viviendo en él residentes de siempre”, señalaba. “Un policía me dijo, y así quedó registrado en mi investigación, que incluso aunque haya realmente un foco puntual de criminalidad, el problema es mucho más complejo y no hay que perder de vista los intereses económicos en este barrio. Y no me lo decía un activista rojo, sino un agente”.

El desalojo de La Quimera, clave

Lavapiés viró de golpe hace un mes y medio con el desalojo de La Quimera, uno de los mayores edificios ocupados de la capital, donde vivían 70 personas entre la queja de numerosas asociaciones vecinales. El inmueble estuvo habitado primero por colectivos del barrio que llevaban a cabo actividades culturales, si bien todo cambió tras la pandemia, cuando la policía detectó la presencia de traficantes y usuarios de drogas que también se habían desplegado por los aledaños. A partir de ahí, la presencia policial se incrementó de golpe. Todos los focos se centralizaron en el barrio ante las quejas de los vecinos en las televisiones y diarios, que venían de hacía mucho tiempo y apenas se les hizo caso y que denunciaban un proceso de degradación constante.

Hasta este lunes, la Policía y el Ministerio de Interior no facilitaban datos de criminalidad por barrios o por calles. Apuntaban que esto supondría la estigmatización de las zonas más afectadas por la delincuencia. Por eso era difícil saber con números si la sensación de inseguridad que transmiten algunos vecinos se corresponde con un incremento real de las denuncias y detenciones. Una fuente policial que conoce bien estas calles asegura que los problemas de Lavapiés no se erradican con planes policiales, sino que hay una parte importante de servicios sociales a la que ellos no pueden llegar. Los datos de este lunes de detenciones y de drogas no dejan dudas.

Sin embargo, el problema de Lavapiés no solo es la proliferación de narcopisos, también lo es el encarecimiento de la vivienda. Este lunes, por ejemplo, solo hay tres casas en alquiler en Idealista que valen 600 euros. Ninguna cuenta con más de 30 metros cuadrados. En la rueda de prensa, la delegada del Gobierno, recordando su pasado como edil municipal, ha mostrado su disconformidad con las políticas actuales del PP.

“El problema de fondo es el modelo de ciudad. El barrio de Lavapiés ya no existe”, ha dicho. “Hay un problema real de vivienda de uso turístico. El distrito Centro se ha dedicado a crear un parque temático, que es en gran parte lo que está sucediendo”. Al escuchar estas palabras, Almeida ha puesto diferentes muecas, recordando a los viejos tiempos de la pareja política como Pimpinela. “No, la culpa no es del modelo de ciudad”, ha contestado. “No somos ajenos a que hay muchas viviendas de uso turístico. Hace una semana 130 pisos turísticos cerraron en Lavapiés”.

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Sobre la firma

Manuel Viejo
Es de la hermosa ciudad de Plasencia (Cáceres). Cubre la información política de Madrid para la sección de Local del periódico. En EL PAÍS firma reportajes y crónicas desde 2014.

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