Almeida defiende la limpieza de las calles de Madrid: “La ciudad está mucho más limpia que hace cuatro años”
Rita Maestre, portavoz de Más Madrid, cuestiona en el pleno del Ayuntamiento el estado de la capital y recuerda las quejas vecinales
Hace tiempo que los plenos del Ayuntamiento de Madrid dejaron de ser un debate sosegado sobre la ciudad. En los últimos meses, el alcalde ha tratado de acaparar titulares centrados en la gestión de la capital. Ha limitado sus comparecencias públicas con preguntas. Y, siguiendo los pasos de la presidenta autonómica, Isabel Díaz Ayuso, sale continuamente en tromba contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en cualquier acto público. Respecto al día a día municipal, todo se ciñe al futuro. El Ayuntamiento ha lanzado ahora una campaña publicitaria en marquesinas y medios de comunicación con un eslogan: “El Madrid que viene”. Básicamente, es un resumen de las obras que se están llevando a cabo por los distritos. ¿Y el Madrid del presente? Ahí es donde Más Madrid y PSOE han encontrado un hueco para punzar al alcalde, visiblemente molesto este martes ante tantos dardos. Sobre todo, con la limpieza de la ciudad. La líder de la oposición, Rita Maestre, ha cuestionado una de sus principales promesas:
―La ciudad está sucia y ha ido a peor. ¡Escuche a los vecinos!
Las reclamaciones de los madrileños con respecto a la limpieza han subido un 30% si se comparan los datos de los últimos seis años, ha recordado. Se han producido 34.612 avisos. “En junio nunca había habido tantos vecinos quejándose por la falta de la limpieza”, ha observado. “Ahora mismo hay madrileños que tienen que limpiar ellos mismos sus calles. Asuma la realidad. Pise las calles. Haga algo y limpie por fin la ciudad de Madrid”. Almeida se ha levantado de su asiento sonriente, se ha ajustado el segundo botón de su americana azul marino y ha mirado con cierto desdén a Maestre desde el atril:
—En relación con pisar Madrid... comparemos su agenda y la mía.
―¡Ahora mismo!— ha contestado de inmediato la portavoz de Más Madrid desde su asiento.
“Madrid está mucho más limpia que hace cuatro años”, ha refutado Almeida ante tanto revuelo de la bancada de izquierdas. “Este septiembre ha habido la mitad de quejas que en agosto, y menos que en 2020 y 2021. Dato mata relato. El 1 de noviembre entrará en vigor el contrato de residuos y cartones. A partir de ese mes se recogerán cuatro veces al día los cartones, cosa que con Manuela Carmena no pasaba”. Segundos después, bajando el tono y con retintín, ha apostillado: “Señora Maestre, cada día está más cerca de la irrelevancia”.
No es fácil medir la limpieza de una zona pública. Un repaso a las quejas de los madrileños por la suciedad en las calles, que es la principal fuente de reclamaciones registradas en el portal de Transparencia del Ayuntamiento, ofrecía varias conclusiones el pasado agosto. Una, que solo 23 de los 131 barrios de la capital se salvan porque no es la basura en las calles el primer motivo de queja de sus vecinos y esos barrios se concentran en las zonas turísticas de más alto nivel. Dos, que las cifras hasta agosto de 2022 no han variado sustancialmente en los cuatro últimos años, señal de que el problema persiste y la actual corporación no logra ponerle remedio. Y, tres, que fuera de la M-30 y salvo algún punto del centro, las quejas se doblan, señal de que en esas zonas la suciedad es mayor o los vecinos son más sensibles a ella.
La realidad, incluso, ha llegado a la mesa del Gobierno municipal. Algunos ediles reconocen en privado que las calles deberían estar “mucho más” limpias. Atribuyen este problema a Borja Carabante, el edil de Movilidad y Medio Ambiente, y persona de máxima confianza del alcalde, con quien corre entre semana en el Retiro o planea viajes en vacaciones. PP y Ciudadanos confían en que la ciudad mejorará sustancialmente antes de las Navidades con los nuevos contratos que entran en vigor. Otras voces municipales hablan de una especie de “huelga de brazos caídos” por parte de las empresas que no ganaron los contratos y que terminan, precisamente, este noviembre. Begoña Villacís, la vicealcaldesa, también se ha posicionado durante una rueda de prensa en los pasillos del pleno: “Madrid merece estar mucho más limpia, aunque hayamos mejorado”.
Son días raros en el palacio de Cibeles. Solo hay ruido. Frases cortas. Ser tendencia en redes sociales prima por encima de todo. La mayoría de los concejales habla para sus votantes. Ahora, por ejemplo, el PP juega al gato y al ratón con Vox, a quien debe su bastón de mando y del que nunca renegó para pactar cualquier normativa que ha pretendido llevar a cabo en estos tres años. Quieren repescar al votante que se fue. La última propuesta de la extrema derecha ―nombrar persona non grata al exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, por unas palabras irónicas sobre la policía municipal― contaba con el beneplácito de José Luis Martínez-Almeida. Finalmente, la idea se ha guardado en un cajón, pese a ser vendida a bombo y platillo en las últimas horas para ser tema de tertulias y, sobre todo, de debates familiares: el voto, a fin de cuentas, se debate en las sobremesas. Un informe técnico del pleno ha cuestionado el sentido jurídico de esta medida a última hora del lunes, pero el ruido ya estaba hecho. Objetivo cumplido.
Todos los grupos políticos miran ya a las elecciones de mayo de 2023, que están a la vuelta de la esquina. Todos saben que la coalición de PP y Ciudadanos tiene los días contados. Villacís sigue sin pronunciarse sobre su futuro. ¿Seguirá en Ciudadanos?, ¿se marchará de la política?, ¿se irá al PP? Sabedora de que es la principal imagen de un partido en descomposición, su marcha supondría el estacazo definitivo al grupo que la ha aupado a donde está. La respuesta tardará en llegar. “Prefiere esperar para deshojar la decisión final”, dicen en su círculo. Si es consecuente con su discurso de siempre, no fichará por los populares. Mientras, Almeida trata de echar el anzuelo a alguno de sus ediles, quién sabe si para esparcir más sal en la herida o para amputarla del todo. En su círculo aseguran que uno de los 11 concejales de Ciudadanos ya estaría casi atado para la lista del PP de 2023. “Están todos nerviosísimos”, asegura un estrecho colaborador del alcalde. La opa de los populares, sigilosa y con los medios conservadores a toda vela, sigue a velocidad de crucero.
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