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La “estafa de la EAE”: títulos no homologados y cartas con habitaciones falsas de 400 euros para acelerar el visado de los alumnos

Aumenta el número de afectados en la escuela de negocios y ya son más de 200 estudiantes los que no tendrán el título de la Universidad Rey Juan Carlos, por el que habían pagado precios que superan los 11.000 euros

La sede de EAE Business School en la calle de Príncipe de Vergara.
La sede de EAE Business School en la calle de Príncipe de Vergara.Claudio Alvarez
Berta Ferrero

La escuela EAE Business School, próxima Universidad Internacional de la Empresa (UNIE) en la Comunidad de Madrid, realiza una campaña de captación del alumnado tan agresiva que hasta manda cartas a los consulados de España en diferentes países latinoamericanos asegurando que el futuro alumno X, con nombre y apellidos, tiene reservada una habitación en la calle de Joaquín Costa número 41 de Madrid por la que abonará 400 euros mensuales. De esa manera, se asegura que el estudiante reciba el visado rápidamente, que pague por el título que (supuestamente) estará sellado por la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), a la que está adscrita hasta el curso que viene (cuando operará libremente como universidad privada) y que viaje pensando que lo tiene todo cerrado para pasar un año de ensueño en España. Este sueño, sin embargo, se convierte en pesadilla en cuanto el alumno llega con su maleta a la dirección indicada y se encuentra con una mole de edificio donde solo hay aulas. Ni habitación, ni apartamento. Nada. “La estafa de la EAE” que denuncian ya 200 estudiantes, la mayoría extranjeros, tiene muchos tentáculos y ese es solo uno de ellos, quizás al que menos atienden los engañados, que este curso descubrieron poco después de empezar que el máster por el que habían pagado más de 11.000 euros no pertenecía a la URJC. Ahora centran sus esfuerzos, ante todo, en intentar recuperar su dinero.

Chisco, estudiante chileno afectado por la polémica de la EAE, enseñó aquella carta a su embajada para tener luz verde y viajar a España. Como él, alumnos de Bolivia, Perú y Colombia han mostrado a este periódico los correos perfectamente sellados y firmados por la escuela en la que el centro aseguraba que tendría a su disposición una habitación que no existe. “Me tuve que meter en un Airbnb que me costó 1.000 euros en una semana”, cuenta un boliviano, que explica que al no conocer la ciudad se fio de las condiciones de lo primero que encontró.

La carta que la EAE manda a los consulados.
La carta que la EAE manda a los consulados.

Una portavoz de la EAE reconoce que “igual esa carta está mal redactada y da opción al equívoco”, pero que la intención es que “las embajadas tengan un sitio al que recurrir si quieren pedir información”. ¿Por qué especifica entonces el precio de esa habitación? “Bueno, es un precio estimado de lo que va a poder encontrar en Madrid...”, asegura la portavoz. También dice que allí hay un servicio disponible para todos los estudiantes con el objetivo de ayudarles a encontrar un acomodo. Ninguno lo ha usado. “Porque nadie lo conoce”, replican varios alumnos.

Esa es “la primera decepción” que vivió Franca, peruana de 37 años, que se fue a vivir “a un apartamento a seis cuadras [manzanas] de la escuela”. La segunda llegó después de Navidades, cuando se enteró de que algunos compañeros estaban recibiendo un correo en el que la escuela admitía que existía “un error administrativo”, la razón por la cual no estaban inscritos en la URJC, algo por lo que habían pagado precisamente porque ese título estaba homologado en su país. Ella no se encontraba entre aquellos afectados y le extrañó. Había conocido una clase entera de afectados que se había ido enterando por fases de lo que pasaba. “Pregunté y me dijeron que conmigo no habría problema”, explica. Hasta que lo hubo. Incluso más grave que el de los demás, pues a ella no le ofrecieron ninguna alternativa para recuperar parte de su dinero. “Me dijeron que en mi caso era culpa mía porque, cuando hice la matriculación, me faltaba algún documento”, cuenta enfadada. Y era cierto. Como lo es también que la EAE le aseguró por escrito, antes de cobrar la matrícula, que podría entregar el resto de documentos “durante el primer cuatrimestre”. En aquel momento, todo eran facilidades y enseguida le mandaron el número de cuenta para que abonara el primer pago. Y lo hizo. Y recibió un correo de bienvenida: enhorabuena, “está matriculada y admitida en el Master in Managemet, acreditado por la Universidad Rey Juan Carlos”.

Después, llegaron los problemas. De nada sirvió que enseñara aquel correo al que ha tenido acceso este periódico. Le negaron la inscripción en la URJC y también la devolución del dinero. Y se encontró en Madrid “atrapada”. “Me dijeron que si me quería dar de baja que lo hiciera, pero que no me iban a reembolsar nada”, lamenta. Como ella hay 80 estudiantes más que están en esa situación, es decir, que la EAE les ha dicho que el fallo administrativo, en ese caso, ha sido suyo. La escuela los cifra en 39, “porque 41 ya han entregado los documentos que faltaban y van a tener las tres opciones a elegir por la falta del título de la URJC”. Ahora mismo, sin embargo, todavía hay afectados que se encuentran sin opciones para elegir, sin título oficial y sin dinero. “Han empezado a solucionarlo porque salió en EL PAÍS, pero antes ni nos respondían los mensaje”, se queja Chisco.

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Lo que cuesta cada paso es importante en esta historia repleta de mentiras que empieza con la captación agresiva de alumnos, el 60% de ellos extranjeros. La publicidad promete másteres y posgrados de alto nivel, un título de la URJC y una homologación asegurada en sus países de origen. Y no a precio de saldo. Hay cursos de 11.000, 14.000, 18.000 y hasta 30.000 euros si se trata de doble titulación. Al principio todo son facilidades. Lo primero que ponen al servicio del estudiante es el número de cuenta de la escuela para que paguen la matrícula. Les aseguran por escrito que hay tiempo para entregar los documentos y les cobran la inscripción, el 30% del precio total. Acto seguido, reciben el correo de bienvenida.

La maquinaria comienza entonces. Ellos ahorran, piden un crédito o dinero a sus familiares, hacen las maletas y se pagan un vuelo a Madrid. Y enseguida se preparan para desembolsar el resto del dinero: si deciden pagar todo de golpe, tendrán descuento y abonarán, al inicio del máster, el 80% del precio final; si deciden pagar mes a mes, no habrá descuento. Una gran mayoría opta por la primera opción. La EAE ya los ha captado. 11.000, 14.000, 18.000... La caja registradora en octubre de cada año de la EAE sube sus dígitos hasta superar, con creces, los tres millones y medio de euros. Todo correcto y legal, siempre y cuando cumpla con lo que ofrece.

Denuncias previas

“Somos una escuela seria que lleva 60 años en la enseñanza sin problemas”, defiende la portavoz de EAE. Sin embargo, ya había denuncias por “estafa” previas. Una de ellas, de hecho, publicada en la página web de la OCU en mayo del año de pasado. Hasta que todo ha saltado por los aires este curso. Al principio la EAE negó cualquier fallo, pero acabó reconociendo “un error administrativo” que se tradujo en que al menos 200 personas que estudian un máster acreditado por la URJC no recibirán el título de esta universidad. Fuentes internas aseguran que se trató de un error de origen. La escuela intentó matricular a más alumnos de los que podía y a otros fuera de plazo. El centro no lo ha negado, aunque se escuda en que se han producido fallos derivados “del proceso de desadscripción con la universidad” y que ésta ha sido más inflexible que otros años. La URJC defiende que todo ha ido acorde a la legalidad: matricula el número de alumnos prefijado por cada curso y en los tiempos establecidos. “Los que lo hicieron en tiempo y forma tendrán su título sellado por la URJC”, insisten.

La escuela de negocios admite “algunos errores” y asegura que ha abierto “una investigación interna” para determinar “qué procedimientos internos han fallado”. Aunque trata de enmendar el entuerto antes de que se le vaya de las manos. “Ya hemos llegado a un acuerdo con el 70% de los afectados”, explica, es decir, con parte de los 115 a los que les mandaron la carta en la que les ofrecían tres alternativas. La primera consistía en devolverles el 30% de lo abonado con la matrícula si continuaban con el curso y aceptaban que la UNIE, que todavía no está constituida, les expidiera un título oficial a partir del próximo año. La segunda planteaba la devolución del 50% de la matrícula abonada si continuaban con su curso, con la posibilidad de tener un 60% de descuento en la matrícula del próximo curso en la UNIE. La tercera conllevaba el reintegro íntegro de la matrícula. Ninguna de las opciones satisfacía a la mayoría de alumnos. Habían ahorrado algo más de 20.000 euros para estudiar en España y, en el mejor de los casos, volverán a sus países con la mitad del dinero, sin título y con un año perdido.

Y todavía hay muchos de los que prometieron un plazo de cuatro meses para entregar todos sus documentos que les han cerrado la puerta, por ahora. Igual que la del supuesto apartamento de 400 euros de la calle de Joaquín Costa, que nunca existió. “Me dijeron en secretaría que tenía que estar contento por recibir esta educación”, se queja un chico de Bolivia. “Y que qué más daba un título oficial o no”.

Contra el criterio del Consejo Universitario

La UNIE nacerá en septiembre con esta polémica a sus espaldas y con un informe negativo del Consejo Universitario: nueve votos en contra del proyecto, correspondientes a los representantes de cinco universidades públicas y sus consejos sociales, ningún voto a favor del proyecto de universidad y siete abstenciones, entre ellas las de la Universidad Rey Juan Carlos. "No hay un calendario de incorporación del personal docente e investigador necesario, ni información clara sobre su categoría académica y su experiencia docente e investigadora acreditada. Con los datos que se aportan, la asignación docente al profesorado es exagerada y da como resultado una planificación muy poco realista", explicaron en el informe. A pesar de eso, el proyecto salió adelante en noviembre de 2020 gracias a los votos de PP, Cs y Vox. 

"La información sobre la actividad investigadora y la intención de generar en un plazo breve un programa de doctorado, no va más allá de una declaración de intenciones", recordaron los representantes del Consejo Universitario. "Conviene recordar que, con la legislación vigente, los criterios que definen la actividad investigadora y los avales necesarios para poder tener un programa de doctorado están totalmente objetivados. De manera que es fácil demostrar si se cuenta o no con esas potencialidades. En algunos lugares de la memoria se puede llegar a entender que la mayoría de los docentes actuales no tienen actualmente acreditada su experiencia investigadora", continúan. Y rematan el escrito, que es preceptivo pero no vinculante: "Llama la atención el apelativo de Internacional en la denominación de esta propuesta de Universidad. No hay nada especial, a nuestro juicio, en la memoria que acredite esa denominación frente a los que se viene haciendo en el campo de la internacionalización en el resto de las Universidades públicas y privadas de esta Comunidad".

La polémica destapada por este periódico llegó a la Asamblea de Madrid el pasado lunes. Unidas Podemos criticó la "falta de control" de las nuevas universidades privadas impulsadas en la Comunidad de Madrid y exigió la apertura de una investigación "sólida, firme y rigurosa". "Este escándalo evidencia el descontrol del Gobierno de Ayuso sobre las universidades privadas que está aprobando", señaló el diputado y portavoz de Educación de Unidas Podemos en la Asamblea Agustín Moreno. "Matricular a más alumnos por razones de búsqueda de beneficio, indica una mala praxis y da la razón a quienes afirman que estas universidades son chiringuitos empresariales que venden títulos fáciles para quien pueda pagarlos", sentenció. 

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Sobre la firma

Berta Ferrero
Especializada en temas sociales en la sección de Madrid, hace especial hincapié en Educación o Medio Ambiente. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Cardenal Herrera CEU (Valencia) y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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