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Un comisario vallecano para dirigir la Policía de Madrid

El recién nombrado jefe superior, Manuel Soto, es un agente con olfato para el crimen y se ha estrenado en el cargo con la resolución del asesinato del rapero Isaac

Manuel Soto Seoane, nuevo jefe superior de la Policía Nacional en Madrid.
Manuel Soto Seoane, nuevo jefe superior de la Policía Nacional en Madrid.DELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN MADRI (Europa Press)

Manuel Soto Seoane, Manolo o Soto para casi todo el mundo, acaba de asumir la jefatura superior de la Policía de Madrid. 14.000 agentes a cargo de este vallecano en cuya familia no había ningún otro agente de la autoridad hasta que llegó él. Tiene 58 años, es hijo de padre albañil y madre ama de casa, e ingresó en el cuerpo motivado por una vocación infantil. Eso fue en 1983. Años después, regresaría a su carismático barrio de nacimiento. La vida y la carrera le condujeron a ser el jefe de la comisaría de unas calles que conocía muy bien.

Sus primeros años en la policía, tras sacar la oposición del (entonces) Cuerpo Superior como “inspector de tercera”, le llevaron hasta San Adrián del Besos (Barcelona). Allí se curtió en los barrios chabolistas de La Mina y el Campo de la bota, en el extrarradio de Barcelona. Se bregó en la investigación criminal en un pequeño grupo de policía judicial persiguiendo a delincuentes del menudeo del tráfico de drogas. Fue el responsable de la caída de El Torete, Ángel Fernández Franco, conocido delincuente y protagonista del llamado cine quinqui en películas como Perros callejeros.

Aquellas primeras vivencias convirtieron la persecución del crimen en su pasión, aunque la política de ascensos de la policía le llevara a veces por otros derroteros. En 1991 ingresó en una unidad operativa adjunta a la dirección, donde permaneció hasta 2008. En ese tiempo ascendió a jefe de grupo y luego a inspector jefe.

Ya como comisario, en 2011 fue destinado a La Laguna (Canarias). Pero las islas afortunadas no fueron su casa por mucho tiempo, porque solo dos años después, en 2013, regresaba a su barrio para dirigir la bulliciosa comisaría de Puente de Vallecas. Fueron cinco intensos años con el sabor de los primeros.

Él estaba al mando de los policías de Vallecas cuando en noviembre de 2014 dieron con el asesino de Adolfina Puello, dominicana de 32 años, y de su hija. La minuciosidad de las pesquisas y el empeño que puso en esclarecer aquel caso, convirtieron una aparente desaparición voluntaria con una menor, en un doble asesinato, perpetrado por el que entonces pareja de Adolfina, el joven (de entonces 30 años) Raúl Álvarez del Rico. La investigación dirigida por Soto, llevó a los agentes hasta el pozo de la casa de los padres del principal sospechoso en Zamora. Allí encontraron, cinco meses después de haber sido asesinadas, los cuerpos de la mujer y de su hija. Todavía hoy, el jefe superior recuerda este caso con la intensidad de aquellos días.

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Algo parecido ocurrió cuando en enero de 2015, tras meses de investigación, descubrieron que la muerte del joven de 20 años Fabián Cueva Valarezo, no había sido “natural”. Pese al silenció del barrio, encontraron evidencias de que un vecino de 19 años le había golpeado horas antes de que su hermano pequeño le encontrara muerto en su cama, con una hemorragia cerebral.

Soto, atlético hasta la médula, siguió ascendiendo dentro del cuerpo y se alejó del crimen para comenzar un periplo por distintos despachos. Fue jefe de la Unidad de Cooperación Policial con la Comunidad de Madrid entre 2015 y 2018. En 2019 fue nombrado secretario general de la Subdirección del Gabinete Técnico (que lleva el área de Igualdad, Protocolo, temas jurídicos) dentro de la Dirección General de la policía. Y, poco después, volvió a las organizaciones criminales, al ser nombrado jefe de la Unidad Central de Redes de Inmigración y Falsedades de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras, donde permaneció luchando contra las mafias que trafican con personas hasta el pasado mes de septiembre. Entonces fue nombrado responsable de la Unidad de Coordinación Operativa Territorial (UCOT) de la jefatura de Madrid, o sea número 2.

Desde ese momento, le resulta más costoso encontrar tiempo para una de sus mayores aficiones, salir a correr por la mañana, porque cada pocos metros tiene que parar para atender llamadas constantes desde primera hora. Le gusta aplicar el refrán de que el “mejor mandato es el ejemplo” y asegura que no le importa trabajar 14 horas si con eso deja resuelto un asunto.

Y ahora, menos de dos meses después, ya es el número uno de la Jefatura más importante de España. Un cargo que ha estrenado con el esclarecimiento de homicidio de Isaac, el rapero apuñalado en un túnel de Madrid el pasado 14 de julio. Un crimen resuelto en apenas cuatro meses. Soto vuelve a las andadas, ahora como jefe de la policía de Madrid.

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