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Lorena Vega desvela sus entresijos familiares

La actriz argentina subraya en ‘Imprenteros’ el valor de la creación

La artista argentina Lorena Vega estrena su obra autobiográfica 'Imprenteros' en el centro cultural de Conde Duque.
La artista argentina Lorena Vega estrena su obra autobiográfica 'Imprenteros' en el centro cultural de Conde Duque.INMA FLORES (EL PAIS)
Patricia Segura

“Ahí estoy con el tío Jorge en medio de la pista”, cuenta Lorena Vega. Y señala un vídeo de 1990 que se proyecta en el escenario. Ambos bailan un vals junto a su madre y su primo. En la grabación aparece toda su familia, menos su padre. La actriz, de 46 años, dirige el drama documental Imprenteros. La historia de la familia Vega se representa entre rotativas, guillotinas y resmas de papel, que convierten el escenario de Conde Duque en una antigua imprenta. La argentina desvela el conflicto familiar por el negocio de su progenitor en su obra autobiográfica: “Mi padre me dejó una herencia mayor, la del amor por el trabajo artesanal”.

La función cuenta con un elenco de 10 personas, a quienes la directora considera su familia artística. Entre ellos, sus dos hermanos, Sergio y Federico. La historia empieza con la muerte de su padre. Alfredo Ernesto Vega falleció cuando ella tenía 38 años. En la pantalla se proyectan imágenes en blanco y negro de su progenitor. Él era gráfico y tenía un taller en la pequeña localidad de Lomas del Mirador (La Matanza, Buenos Aires).

La hija, que se dedica a las artes escénicas desde hace 30 años, recuerda con nostalgia el ruido de las máquinas. Le gustaría poder rebuscar entre los cajones de su padre y guardar su ropa. Sus “medios hermanos” cambiaron la cerradura del taller y los hermanos del primer matrimonio no pudieron volver más. “Se apropiaron del lugar”, sentencia la actriz. La dramaturga se planteó hablar de la línea paterna por una cuestión fisiográfica, que pasó de generación en generación: “La herida estaba pidiendo ser atendida”.

El relato autobiográfico destapa el conflicto con sus familiares desde su confesión. La fusión de lo poético, lo cómico y lo dramático de su creación recuerda a los trabajos del artista trans Batato Barea. La función se estrenó hace tres años en el centro cultural Rojas, la cuna del teatro experimental de vanguardia en Buenos Aires en los años ochenta.

La obra documental 'Imprenteros' se estrena en el centro Conde Duque de Madrid.
La obra documental 'Imprenteros' se estrena en el centro Conde Duque de Madrid.César Capasso

La argentina reaviva sus recuerdos en la humilde imprenta familiar sobre un escenario con una ornamentación austera, entre bailes, papeles, entrevistas y vídeos. La función tiene un orden cronológico, pero asume saltos en el tiempo. Se trata de un trabajo sobre la memoria a modo de reconstrucción que permite una lectura de su experiencia vital.

El viaje se compone con fotografías domésticas que desvelan la vida de esta peculiar familia. La puesta en escena muestra también fotografías artísticas que César Capasso, amigo de la infancia de Vega, tomó de manera clandestina en el negocio familiar: “Me acompañó a hacer fotos a las máquinas del taller para regalárselas a mi papá para su 60 cumpleaños″. Este material se muestra como un estímulo central en la obra y la transforma en un museo biográfico.

El diálogo poético de la protagonista se entremezcla con una música industrial, basada en la repetición, el engranaje y el ritmo de guitarras, percusiones y violines. Sobre el escenario, la actriz se siente en plena confianza para desnudar su verdad. “Quiero demostrar mi versión de una injusticia que se tiene que revertir”, declara. Para ello, presenta entrevistas grabadas a sus hermanos y combina los monólogos con la danza.

La simplicidad de la historia hace que el público pueda sentirse identificado con las situaciones que presentan una pugna familiar a través del duelo. Con una actitud sosegada y emocional, la artista explica lo que ha aprendido durante el proceso de creación: “Se me movió la construcción de padre que yo tenía, hasta llegar a entender que era un ser difícil y conflictivo”. Pero, explica que haber vivido un episodio traumático no significa quedarse fijado en ese lugar.

La actriz paga un alquiler en Buenos Aires y asegura que, si hubiera recibido la herencia de su padre, su vida hubiese cambiado radicalmente: “Lo tendríamos que haber dividido en términos económicos”. Sin embargo, la directora descubre el valor del legado intangible que le dejó: “Lo mismo que él hacía con el papel, yo lo hago con el cuerpo. Ambos trabajos tienen que ver con la memoria porque dejan huella”, sentencia la autora de Imprenteros tras revelar los entresijos de su familia.

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