El festival LuzMadrid distribuye 22 obras lumínicas durante el fin de semana
El tráfico se interrumpirá en puntos céntricos como Cibeles o la puerta de Alcalá
Desde anoche y hasta la noche de mañana domingo se celebra en la capital LuzMadrid, el primer festival de la luz de la ciudad, que contará con 22 obras lumínicas distribuidas por enclaves como la plaza de Cibeles, el Palacio Real, la plaza Mayor o el castillo de la Alameda de Osuna. Esta experiencia podrá ser disfrutada en horario ininterrumpido desde las 20.00 hasta la medianoche, y no cuenta con un itinerario prefijado, de modo que cada visitante puede priorizar las ubicaciones que prefiera.
Según las previsiones municipales, cada jornada aproximadamente 60.000 personas se sumarán a recorrer una capital que “va a brillar más que nunca” y, por ello, el Ayuntamiento de Madrid despliega un dispositivo especial integrado por Policía Municipal y agentes de movilidad para el control y regulación de la circulación en determinados enclaves, así como un operativo de medidas programadas para minimizar el impacto del evento en el tráfico.
Hasta mañana, se cortan totalmente al tráfico desde las 19.00 hasta las 2.00 las plazas de la Independencia y de Cibeles; la calle de Alcalá entre ambas plazas y su intersección con las calles de Núñez de Balboa, O’Donnell y Príncipe de Vergara, y habrá también cortes parciales en el paseo de Recoletos, la calle Mayor o la Gran Vía. Además, se reforzará la oferta de Metro y la flota de taxis.
La fachada del palacio de Cibeles, pieza central del programa, se convertirá en un faro desde el que Juanjo Llorens muestra su Camino a la vida, obra en la que la luz “es fuente de esperanza, transmisora de alegría y belleza”. La Galería de Cristal, en el interior del palacio, quedará intervenida con un mapping sobre viajes en el tiempo que se podrá ver con gafas 3D.
Antonio Arola, premio Nacional de Diseño, es el autor de la intervención en la puerta de Alcalá, en la que se podrán ver “animales gigantes y especies desconocidas”, mientras que en el jardín del Parterre del parque del Retiro el visitante podrá contemplar los árboles intervenidos por proyecciones de luz de formas geométricas, a cargo del artista Javier Riera.
La trasera de la ampliación del Museo del Prado será intervenida por Alicia Moneva con una obra en la que mostrará un flujo de personas que circula por un mismo espacio.
La fachada del Palacio Real será intervenida por Charles Sandisoncon ‘Embrance!’, una experiencia monumental que cambia constantemente, reaccionando tanto a la arquitectura como al movimiento del público.
Castillo de la Alameda
El festival LuzMadrid también ha llegado al distrito de Barajas, donde dos intervenciones artísticas de luz transformarán el Castillo de la Alameda y la plaza del Mercurio. Así, gracias a la obra del estudio de arte multimedia Eyesberg, dirigido por José Valiña, el Castillo de la Alameda se transformará en un iceberg de enormes dimensiones. ‘1.5 grados’ es el título de la obra inmersiva que transmitirá la hermosura de los icebergs, mientras invita a reflexionar sobre su esencial importancia en el planeta.
Y es que 1.5 grados es la temperatura que separa de catástrofes climáticas mundiales, entre ellas la desaparición de los glaciares, vitales para la estabilidad de la vida en la tierra. Mediante grabaciones de hielo interactuando con proyecciones, láseres y leds mezclados con efectos digitales, esta instalación transformará el Castillo de la Alameda en un gran iceberg de luz y música para destacar la belleza de estos colosos. El riesgo de su desaparición es la llamada de socorro que debe escucharse.
El estudio de diseño visual francés Chevalvert, cofundado por Patrick Paleta y Stéphane Buellet, lleva a cabo una intervención lumínica en la plaza del Mercurio que metamorfosea el fenómeno fisiológico individual del latido en una experiencia colectiva. ‘Rythmus’ es el título de una pieza en la que estos artistas plantean una experiencia colectiva entre dos asistentes protagonistas, una estructura orgánica, el público y el espacio circundante. En ‘Rythmus’, la mano y, por extensión, el cuerpo, son el medio para conectar a los participantes con su ritmo biológico y con la escultura orbicular que constituye la pieza: una instalación que materializa en imágenes el latido del corazón de dos personas conectadas, cara a cara, a una red circular de tótems de luz interactivos.
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