Lo que surge en Madrid

En Bloody Mary (La Permanente. Sala Pradillo, 22 y 23 de octubre) nos encontraremos con una versión perversa de Blancanieves, que se hace preguntas sobre el marido de la madrastra. Pero más bien trágico y realista es lo que ocurre en Los hijos de cualquiera (Producciones Bernardas. Cuarta Pared, 19 y 20 de octubre), donde se cuenta cómo unas madres hartas le plantaron cara al narcotráfico en la Galicia en los ochenta. Habrá un spin-off de La casa de Bernarda Alba, en Martirio (Los Bárbaros. Nave 73. 20 y 21 de octubre), que indaga en lo que le pudo pasar después de la tragedia a Martirio, la más fea y envidiosa de las hermanas lorquianas.

Un programa de televisión sobre la vida de Donald Trump en Donald (Musical Impro. Sala Tarambana. 14 y 15 de octubre), una inmersión en realismo mágico, en Hermosura (Teatro de Operaciones. Sala La Usina. 10 y 17 de octubre) o la peripecia de tres mujeres que hacen un repaso a su vida de maltratos y relaciones tóxicas, en Divorciadas, evangélicas y vegetarianas (Arteyo Producciones. Sala La Usina, 7 y 8 de octubre)…

Parecen (y son) historias dispares e inconexas, pero, junto a otra treintena de piezas, tienen en común que son estrenos absolutos que forman parte del cartel de Surge Madrid, festival escénico de la Comunidad, que llega a su octava edición sellando otra vez una alianza entre las salas alternativas y compañías de toda índole afincadas en la Comunidad. Un festín escénico que se desplegará desde este domingo 26 de septiembre hasta el 31 de octubre.

“Nos hemos consolidado”, suspira visiblemente aliviado Alberto García, director de El Curro DT, que ha sido, desde sus orígenes, promotor y organizador de Surge Madrid junto a Natalia Ortega, gerente de la Sala Mirador. “Hemos pasado por muchos periplos, pero en esta octava edición demostramos que la gestión cultural sostenible es viable, logrando implicar y entusiasmar a agentes muy distintos, que van desde las veinte salas, pasando por creadores y compañías, hasta el funcionariado. Implica mucha gente este proyecto… siempre digo que no somos gestores sino pastores culturales”.

Eclecticismo como norma

Surge Madrid es un festival inusual. Rechaza la idea una dirección artística, una línea o una temática. “Constancia, seriedad y calidad, esos son los criterios”, subraya Natalia Ortega. “Contamos con compañías consolidadas, damos oportunidad a creadores emergentes y ofrecemos espacio a propuestas arriesgadas que lo tienen más difícil. No hay un criterio artístico convencional, es ecléctico y así ha de seguir siendo”. La dinámica, en consecuencia, es también única. La convocatoria se abre a compañías y creadores escénicos de la Comunidad (teatro, danza, performance) pero la decisión última no viene de un comité ni un director artístico, sino de un consenso entre las mismas salas, que además ofrecen sus apuestas, proponiendo compañías con las que ya han trabajado y conocen bien.

“Se busca una combinación, un equilibrio entre creadores emergentes y experimentados. Hemos tenido a gente de larga trayectoria como Mónica Runde o Carmen Werner, pero también gente joven que hoy ya está consolidada como Jesús Rubio, Lucía Marote o Inés Narváez, por citar gente de danza, una disciplina a la que siempre le hacemos sitio en el festival porque tiene más dificultades a la hora de ser programada”, sostiene García.

Adicionalmente a las 37 compañías oficiales en el festival, habrá 16 propuestas transversas, que incluye un capítulo dedicado a agrupaciones y creadores latinoamericanos que hacen aportaciones al paisaje escénico de la Comunidad. Otra novedad es que se ha dado un tratamiento distinto a las siete compañías emergentes, “para evitar que fueran en desventaja con profesionales de trayectoria, y crear unas condiciones específicas para ellos, incluido un proceso de selección distinto”.

Suscríbete aquí a nuestra newsletter diaria sobre Madrid.