Más de 24.000 personas optan este fin de semana a 259 plazas de administrativos: “Estoy aquí porque quiero una vida mejor”
El Ayuntamiento de Madrid ha alquilado tres pabellones de Ifema para poder realizar las pruebas de las oposiciones
Cristina Blandidia tiene las ideas muy claras. Tiene 23 años y acabó la carrera en gestión y administración pública el curso pasado y, desde hace un año, prepara la oposición a funcionaria del Ayuntamiento de Madrid. Es solo una de los 24.044 aspirantes que este fin de semana están convocados en Ifema para optar a una de las 259 plazas como auxiliar administrativo. Es decir, que solo el 1,07% de los candidatos logrará el puesto de empleo. “Es muy difícil, pero ahora el trabajo es demasiado precario, las condiciones y el sueldo no son buenos”, cuenta Blandidia, que compagina la preparación de la oposición con el trabajo en un Carrefour. “Estoy aquí porque quiero una vida mejor”, afirma.
Los candidatos empezaron a llegar a las nueve de la mañana de este sábado, para el primer turno de la convocatoria. Tienen a disposición 73 minutos para responder a las preguntas tipo test de la primera prueba. Con el fin de garantizar la distancia de seguridad de las medidas anti covid-19, el Ayuntamiento ha alquilado tres pabellones de Ifema — el 4, 6 y 8, que suman 43.000 metros cuadrados — y repartido a los aspirantes en tres turnos: dos el sábado, por la mañana y por la tarde, y uno en la mañana del domingo. En este último turno harán la prueba los opositores con algún grado de discapacidad igual o superior al 33%. Para ellos, se han reservado 28 de las plazas a concurso.
En las largas colas de espera de la mañana, los aspirantes matan la ansiedad como pueden. Muchos de ellos repasan frenéticos las notas, hojean los libros de estudio o repiten en voz alta los argumentos del amplio temario. Las preguntas de la prueba versan sobre la Constitución, la organización territorial, la organización política y administrativa del Ayuntamiento de Madrid o las leyes de Igualdad entre hombres y mujeres, entre otros asuntos. Hay también quien no pierde la ocasión de hacer negocios, y reparte folletos de una academia donde preparar la segunda prueba de la oposición.
Francisco Canas, de 30 años, estudia para esto desde hace cinco años. Ha intentado ya otras oposiciones del Ayuntamiento, de la Comunidad de Madrid e incluso de la Administración central. Nunca tuvo surte, pero no pierde la esperanza. “Por como están las circunstancias económicas y laborales, hoy en día es un valor seguro tener una plaza fija”, asegura. Las garantías económicas y las comodidades que ofrece un trabajo en una institución pública son el mayor atractivo. Luis Carrillo tiene 42 años y este sábado ha viajado a Madrid con su pareja desde Guadalajara. Es la primera vez que oposita y lo hace porque está harto de trabajar en Telepizza. “Quiero poder descansar el fin de semana”, comenta entre risas.
Durante dos años, Sandra Galán, de 25 años, ha intentado trabajar en el sector del audiovisual, la carrera que estudió en la Universidad de Alcalá de Henares. “No ha salido nada de nada, ni una práctica”, lamenta. Es una novata de las oposiciones, que sin embargo prepara desde el comienzo de la pandemia. No le gusta mucho la idea de trabajar en algo tan diferente de lo suyo, pero “es lo que hay”, dice resignada.
Después de la prueba de estos días, los candidatos aún tendrán que enfrentarse a un ejercicio de carácter práctico e informático. De aquí a seis meses, el afortunado 1,07% de los aspirantes que supere las pruebas podrá incorporarse a su nuevo trabajo.
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