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a mi bola
Columna
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Sin ninguna duda

Hay un colectivo que esta recibiendo un ataque insoportable y este caso no borra, ni desacredita o anula esa realidad que están viviendo

Vista general de la concentración en la Puerta del Sol contra las agresiones a las personas LGTBI, el pasado miércoles.
Vista general de la concentración en la Puerta del Sol contra las agresiones a las personas LGTBI, el pasado miércoles.Ricardo Rubio (Europa Press)
Asaari Bibang

He estado tres días realmente triste.

Me enteré del supuesto ataque homófobo al chico de Malasaña a través de twitter y honestamente os digo que es el peor sitio para enterarte de nada.

Porque a la par que lees la noticia lees también lo que opinan los demás, antes de saber lo que opinas tú. Y lamentablemente cada vez quedan menos medios de comunicación en los que cobijarte cuando solo buscas datos aún sin bando.

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Las palabras no deberían tomar partido.

Y esta es una frase que aquí sirve en sentido figurado y literal. Por favor, para informar, no.

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Me entró un escalofrío en el cuerpo al enterarme de la noticia y no lloré, pero vi a dos chicas cogidas de la mano y me parecieron temerosamente valientes. Antes solo me parecía amor.

Nosotros tenemos parte de culpa. Como usuarios no somos conscientes de que cada click que hacemos también es nuestra responsabilidad. .

Me costó un día entero atreverme a leer la noticia, solo el titular ya me pareció atroz. Con el desenlace pensé que decorándolo un poco menos también nos habría asustado. Disculpadme, todavía estoy lidiando con mi enfado.

Vivimos en un mundo en el que ciertos colectivos y minorías siguen siendo juzgadas por los actos de un solo individuo y es tan injusto que no es justo para nadie. El colectivo, porque no debe pagar por actos ajenos; el individuo, porque ya es suficientemente difícil cagarla solo en tu propio nombre

Vivimos en un mundo en el que ciertos colectivos y minorías siguen siendo juzgadas por los actos de un solo individuo y es tan injusto que no es justo para nadie. El colectivo, porque no debe pagar por actos ajenos; el individuo, porque ya es suficientemente difícil cagarla solo en tu propio nombre.

Los siguientes días decidí sacarlo de mi mente, pero no pude, y esa es otra razón por la que hace mil años decidí que no iba a ver más las noticias.

Es verdad que al final te acabas enterando y no puedes apagar a las personas, pero a mí cada vez me cuesta menos pedir que no me hablen de cosas que me hacen daño.

A los 16 me reía de mi madre porque solo veía Doraemon. Ahora entiendo por qué.

Me costó asimilar el desenlace. Y por “me costó asimilar” me refiero a cinco emoticonos de los ojos abiertos y el que sale con la cabeza bocabajo. Luego me tranquilicé.

Y entonces comencé a dudar de todo. Dudé de los que siempre dudo y de los que no he dudado nunca y luego dudé de mí.

De todo.

Y ese fue el punto en el que me detuve para leerme a mí misma antes de leer a nadie.

Para huir del juicio prematuro y la generalización.

Para huir del miedo a equivocarme si apoyo a alguien como si eso fuera peor que no creer en nadie.

Pienso que lo importante de todo esto es recordar que hay un colectivo que esta recibiendo un ataque insoportable y este caso no borra, ni desacredita o anula esa realidad que están viviendo.

Y en eso debemos seguir todos levantando la voz… sin ninguna duda.

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