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Jaha Koo, el artista coreano que denuncia el imperialismo occidental

‘The History of Korean Western Theatre’ es la última creación presentada en CondeDuque, un viaje que habla sobre cómo afecta el pasado y los recuerdos que conforman la identidad

Jaha Koo, creador escénico y compositor surcoreano, en el Conde Duque.
Jaha Koo, creador escénico y compositor surcoreano, en el Conde Duque.Santi Burgos
Idoia Ugarte

La búsqueda de la identidad es una constante en la vida de Jaha Koo, creador escénico, compositor, performer y videoartista surcoreano. En su caso, la figura de su abuela atraviesa su trayectoria profesional y es el punto al que vuelve para intentar entenderse a sí mismo. Hasta los 11 años se crio con ella en las montañas, en el Parque Nacional, pero después se trasladó a Seúl con sus padres porque querían que estuviera en contacto con la vida de la ciudad. Esta separación le dejó una cicatriz que sigue intentando sanar, pero para él las heridas que se arrastran sirven para recordar que lo vivido fue real.

The History of Korean Western Theatre es su última obra, presentada en el Centro de Cultura Contemporánea CondeDuque, y se engloba dentro de Hamartia Trilogy, un proyecto a largo plazo que consta de dos piezas previas: Lolling and Rolling (2015) y Cuckoo (2017). El argumento de estas creaciones versa sobre cómo el pasado afecta trágicamente a nuestras vidas y recoge historias sobre el imperialismo lingüístico, económico y teatral, con una mirada crítica sobre la Corea del Sur contemporánea.

Una de las escenas de 'The History of Korean Western Theatre' de Jaha Koo.
Una de las escenas de 'The History of Korean Western Theatre' de Jaha Koo.

El espectáculo comienza con Jaha Koo en el escenario con un sapo hecho con el arte del origami, una técnica japonesa que consiste en el plegado de papel sin usar tijeras ni pegamento para obtener figuras de formas variadas, muchas de las cuales podrían considerarse como esculturas. En realidad viene de Alemania, un dato que al artista coreano le da pie para reflexionar sobre qué parte de la cultura es autónoma. “Estamos viviendo en un tiempo complejo de nuestra historia. A veces pienso que los problemas que suceden en nuestra sociedad contemporánea se relacionan con un pasado no resuelto y que está escondido. Ese fue el punto de partida, el ver mi entorno y el contexto político en el que vivo, la historia que tengo, aunque no sea mía”, comenta Koo recién aterrizado en Madrid.

Una pantalla gigante envuelve el escenario y en ella aparecen bailes regionales, disfraces e imágenes de archivo que se suceden superpuestas, de forma caótica, en blanco y negro con destellos de color. Una olla arrocera comienza a hablar convirtiéndose en un personaje central que irá complementando la historia del artista coreano, forzándole a hablar de sus recuerdos y su pasado. “Puedes encontrar la historia de mi abuela en mi trabajo. La gente que ha visto la trilogía se da cuenta de que no va solo sobre mi. Mi abuela es muy importante. Tiene que ver con cómo defino mi identidad y quién me la ha dado, y creo que es ella. De alguna forma quiero traer estos recuerdos a mi futuro”, matiza Koo.

El artista y creador escénico Jaha Koo.
El artista y creador escénico Jaha Koo.

A medida que avanza el espectáculo, el artista desvela pequeños episodios biográficos. Entre ellos, la vez en la que acudió a un funeral con su abuela y ella le habló de los espíritus del muerto. Él le preguntó que cómo podía convertirse en uno. También la canción que le enseñó, Susurros de esperanza, en la que se canta para transformar el dolor en regocijo, y que Koo lleva consigo como una lección de vida. En otra ocasión, escucha como su abuela le ruega a uno de esos espíritus que termine con su vida miserable y que aleje a su abuelo, algo que perturba al pequeño Koo.

Formado en la disciplina y la teoría del teatro, su trilogía está atravesada por distintos lenguajes que dialogan entre sí. “Estudié en la escuela de teatro, pero la herencia del método no me llamaba la atención. La música y la imagen pueden convertirse en actores y quería probar mi imaginación. La razón por la que me fui de Corea fue esa, porque quería liberarme. Cuando la gente define el teatro siento que no hay espacio para hacer mi propio trabajo”, explica el artista, que ya lleva 11 años viviendo entre Holanda y Bélgica. “Lo curioso es que en la escena europea me pasó lo mismo, porque tienen sus propias normas, son distintas raíces pero el mismo patrón. Afortunadamente, he conocido a mucha gente y mi productora cree en mí y lo aprecio. En mi trabajo simplemente me siento en el estudio con mi ordenador, escribiendo, haciendo vídeos y música, e invierto mucho tiempo en la documentación y leyendo tesis dependiendo del tema”, aclara sobre su proceso creativo.

Un momento del espectáculo de Jaha Koo.
Un momento del espectáculo de Jaha Koo.

The History of Korean Western Theatre le ha llevado tres años de profunda documentación, en donde ha viajado a Corea y otros países para reunirse con expertos, y ha visitado centros y museos. Confiesa que le dicen que es un creador lento y que se toma demasiado tiempo para producir, pero no está de acuerdo con esa etiqueta, porque de su cuenta corre toda la parte técnica y estética, el montaje y la composición de la música. El resultado es una historia emotiva, poética, que ayuda a repensar el relato hegemónico de los hechos.

El artista Jaha Koo reflexiona sobre el imperialismo occidental.
El artista Jaha Koo reflexiona sobre el imperialismo occidental.

La perspectiva de Koo va de lo micro a una visión más amplia, porque es consciente de que su audiencia es internacional, y lo que pasa en Corea del Sur puede extrapolarse a otras naciones. “Mi actitud artística debe ser activa. Tenemos que aceptar el pasado y cambiar cosas. El canon occidental llegó a Corea hace 100 años, pero he crecido basado en él y es también parte de mi identidad”, señala el artista, que además pone el foco en los riesgos de caer en lo absoluto y lo universal con la contrapartida de perder la esencia.

“En The History of Korean Western Theatre hablamos sobre el imperialismo del teatro, pero en Cuckoo hablo de la crisis económica y cómo las naciones asiáticas lo están pasando mal. Tienen que descubrir por ellos mismos cómo sobrevivir. La gente tiene derecho a hacerse cirugía estética, pero es más cómo la sociedad presiona a las personas para hacerse esas operaciones. El fenómeno es lo problemático”, advierte sobre ese choque de la cultura oriental y occidental que va desde adaptar la fisionomía para triunfar en Occidente, hasta el gran costo personal de la interferencia occidental a nivel macroeconómico.

“En Corea se critican los proyectos inspirados en la tradición coreana, etiquetándolos como orientalismo y auto exotismo. Inevitablemente en la sociedad hay un ambiente de autocensura, pero yo me esfuerzo en enfrentarla para ir más allá de eso y procuro crear mi propio camino más activamente”, concluye Koo.

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