Cómo revitalizar la Colonia Marconi
Intervenciones artísticas y rutas por el patrimonio industrial del distrito persiguen impulsar el sentimiento de pertenencia de los vecinos y atraer nuevas economías
La Colonia Marconi estaba formada antiguamente por casas bajas que servían de residencia para los trabajadores de la empresa británica Marconi, dedicada a las telecomunicaciones e ingeniería. Ubicada en el distrito de Villaverde, es el barrio que se encuentra más al sur de Madrid, estando a la misma distancia de Villaverde Alto que de Getafe. En los últimos años, la prostitución ha copado muchos titulares, pero hay otra cara más amable, y más desconocida, que se abre paso gracias al proyecto Activar Villaverde-Marconi, puesto en marcha por el Instituto Europeo del Diseño (IED), en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid y otras instituciones locales. El objetivo es recuperar la identidad de los barrios y favorecer el desarrollo cultural de los vecinos con actividades colaborativas e integradoras, talleres sobre medioambiente y arquitectura, e intervenciones artísticas en el espacio público.
“Parte de un enfoque en el que con la creatividad y el diseño, sumado a la innovación y la tecnología, se mejora la realidad. La innovación social no es asistencia social, es realmente una transformación basada en la participación y en la cocreación con los demás”, explica José Francisco García, a la cabeza del Innovation LAB del IED Madrid, sobre este proyecto que busca generar una serie de diálogos, de dinámicas y de conversaciones entre vecinos, artistas, el propio Ayuntamiento y las empresas.
La iniciativa Activar Villaverde-Marconi persigue ese cambio definitivo en el futuro de la zona, una prosperidad que sea duradera durante los próximos años. “En Villaverde hemos contactado con una serie de personas clave en el entorno de la Colonia Marconi. Hemos descubierto que tiene mucha identidad, pero eso no se sabe si no hablas con la gente de allí. Lo que hacemos es ayudarles a reforzar la valoración de su área, a reforzar su orgullo de pertenencia a ese lugar. No es tan fácil que eso se produzca porque son barrios periféricos, más o menos olvidados, un poco intrascendentes en una ciudad. Conseguimos darle esa transcendencia hablando con las personas que más conocen el terreno”, aclara García.
Las rutas por el patrimonio industrial de la Colonia Marconi son otra parte fundamental de esta iniciativa, que ya se ha llevado a cabo en Carabanchel con el buen resultado de la dinamización del polígono ISO, y que pretende extenderse por más distritos de Madrid. Se han planteado tres rutas que establecen diferentes recorridos por Villaverde y que se acompañan de unas guías que contienen documentación gráfica nueva elaborada a partir de la investigación documental de fondos históricos y los archivos municipales. “Aunque es un concepto más amplio. Es poner en valor aquellos polígonos o conjuntos industriales que han tenido su relevancia dentro del desarrollo del tejido urbano, económico y social de Madrid durante la segunda mitad del siglo XX”, añade el equipo de María Tolmos, Juan Tur y Sálvora Feliz, responsables de esta parte del proyecto.
Por un lado, exponen que se incluyen grandes obras de arquitectura industrial madrileña como la antigua Nave de Boetticher y Navarro, de 1948, reconvertida por el Ayuntamiento de Madrid en la Nave de Innovación, la antigua fábrica de Barrieros Diesel, ejemplo de edificio y fábrica de gran importancia en su momento y que sigue en uso, aunque con diferente propietarios, o la fábrica de la Veneciana de Miguel Fisac, hoy en día abandonada. Pero también hay fabricas menos reconocidas, pero que tienen su interés arquitectónico, como la antigua fábrica de Fosforera Española, en donde está Campofrío, o la fábrica de Faurecia.
Por otra parte, se han incluido casos más modestos de edificios de naves industriales que a pesar de la austeridad de su construcción, presentan detalles de interés en la composición de sus fachadas buscando una cierta dignidad u originalidad, como las naves de la calle San Dalmacio o de la calle San Cesareo. Otros edificios, de construcción más reciente, se incorporan por tener una novedosa concepción espacial, como es el caso del complejo de la calle de Lagunas del Marquesado o el edificio de la calle Resina 13. También algunos grandes complejos que, aunque hoy se encuentran desaparecidos o abandonados, son de una importancia vital en la memoria e identidad del distrito, como la antigua Fábrica de Marconi Española, la sede de Standard Eléctrica o la planta de acero de AcerlorMittal (antigua Manufacturas Metálicas Madrileñas).
“La identidad de Villaverde no se puede entender sin conocer más sobre aquellas fábricas y complejos que ocupan gran parte del suelo del distrito. La economía y la vida social de muchísimas familias, así como el crecimiento urbano , estuvo ligado a la actividad económica de estos centros de trabajo. Los nombres de las calles, los barrios, es fruto de todas las empresas que allí se asentaron”, declara María Tolmos, en una apuesta por dar luz a ese Villaverde innovador y pionero en lo que se refiere a procesos industriales y a soluciones arquitectónicas e infraestructuras. “Es importante para el barrio tener conciencia del valor de lo que pasó aquí y mirarlo con orgullo”, prosigue.
Una de las claves es entender perfectamente las oportunidades que ofrece la llamada economía naranja o economía creativa, es decir, el conjunto de actividades que permiten transformar las ideas creativas en bienes y servicios con alto valor agregado. “Lo que hacemos es ofrecer a todo el mundo que está intentando trabajar en ese entorno la posibilidad de sacar adelante sus proyectos, y esos proyectos son suyos y se adueñan de lo que pase después”, matiza García del IED Madrid. Una reflexión sobre qué va a ocurrir en el barrio desde el punto de vista social, urbano y económico.
“Vamos a hablar con el centro cultural Marconi, con la asociaciones de vecinos y algunos empresarios del barrio. Y los vamos a hacer dialogar con expertos en distintas cuestiones. Se les muestra las oportunidades que va a haber, los riesgos que hay y los cambios que se están produciendo en los barrios de las ciudades. Es mostrarles un poco el futuro del barrio, pero a través de los más interesados que son los que viven allí y los que lo van a gestionar el propio lugar”, concluye García.
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