Almeida enfila el fin de su mandato sin grandes anuncios y con críticas a Sánchez

Media hora antes del segundo debate sobre el estado de la ciudad de Madrid, una fecha marcada en rojo en el calendario para cualquier político madrileño y más si uno es alcalde, José Luis Martínez-Almeida acudió a la inauguración de un foro inmobiliario del diario El Economista. Llevaba por título: “El sector inmobiliario como motor económico de España”. A las 9.20, ya sí, entró al Palacio de Cibeles. Recibió con una sonrisa en el patio acristalado a los invitados del PP: la presidenta de la Asamblea regional, Eugenia Carballedo, el exalcalde José María Álvarez del Manzano y el presidente del partido en la región, Pío García Escudero, con quien guarda una gran relación personal. El PP quería exhibir con ellos, de nuevo, su gran éxito electoral del pasado 4 de mayo. Este miércoles, sin Isabel Díaz Ayuso, era el día grande de Almeida. El ecuador de su mandato había llegado. Tiempo de balance, de gestión, ¿de grandes anuncios? “Hará un discurso básicamente ideológico”, comentó un estrechó colaborador el día previo.

No fue tanto. La alocución duró 80 minutos y confirmó las previsiones. No hubo ninguna gran medida de calado para el vecino madrileño, más allá de la construcción de 1.186 viviendas protegidas de alquiler con una inversión de 182 millones de euros y del transbús, un billete que permitirá los transbordos en los autobuses urbanos durante una hora por 1,80 euros. Almeida, cómodo siempre ante cualquier micrófono, subió al estrado. Su discurso comenzó con un homenaje a las víctimas de la pandemia. “Es obligatorio acordarse”, dijo, sin citar ninguna cifra. Madrid es la ciudad de España donde el coronavirus ha dado su mayor zarpazo con 15.455 víctimas. Los datos son contundentes: el riesgo de morir en la capital por coronavirus es un 49,6% superior a la media en España. La gestión sanitaria es del PP regional. Obvió mencionarlo.

“Me gustaría también tener un recuerdo específico por las cuatro víctimas mortales de la calle de Toledo del pasado mes de enero”, continuó. Tampoco hizo alusión a las dos mujeres asesinadas por la violencia machista en lo que va de año en la capital —22 en España—. Un hecho que fue criticado por Rita Maestre, portavoz de Más Madrid y líder de la oposición: “¿Por qué?”. No hubo respuesta. Sí las recordó la vicealcaldesa, Begoña Villacís, de Ciudadanos. “Me acuerdo de las dos víctimas”.

Almeida acudió al atril sin guion. Observaba con el rabillo del ojo unas cartulinas blancas, donde tenía enarboladas las principales líneas esquemáticas de su discurso. “Este equipo de Gobierno tiene un rumbo definido”, dijo, para inmediatamente agradecer a Vox los cuatro votos que permitieron su llegada al despacho de la alcaldía. “Somos la orgullosa capital de la nación española”, continuó. Y, como sucede en todas los actos diarios que tiene por la ciudad, se vistió de nuevo de portavoz nacional del PP. Se divierte con las críticas al Gobierno de Pedro Sánchez. “Le decimos al Gobierno de la nación que Madrid no se toca”, amenazó. “Indultar a los golpistas no puede ser la condena para Madrid. No vamos a permitir que el indulto a los independentistas sea nuestra condena”. Madrid y La Moncloa. La Moncloa y Madrid. Durante casi una hora y media, jugó varias veces como oposición al Gobierno de España y como gerente de la capital de España. Hay motivos. Su equipo sabe que la gestión municipal es muy difícil que cale en las televisiones nacionales.

Después, ya sí, enumeró casi una a una todas las intervenciones que han hecho las distintas áreas que gobiernan la ciudad. Una retahíla que revolvió de sus asientos a todos los concejales de la oposición. “¿Había calles en Madrid antes de la llegada de Almeida?”, ironizó Rita Maestre. “Ha estado a punto de ganarle a Fidel Castro”, contestó el portavoz de Vox, Javier Ortega Smith. “¡Es que su discurso ha sido interminable!”. De paso, como sucedió con su diputada Rocío Monasterio en la pasada legislatura de la Asamblea, aprovechó para arremeter contra el acuerdo de Ciudadanos y PP. Smith sabe que él les abrió la Puerta del Palacio de Cibeles. A menudo punza en los plenos sobre aquel acuerdo de 2019 que lleva su firma estampada: “Villacís y Almeida no son uña y carne como dicen, son uña clavada en la carne”, dijo. Vox agitaba a su manera la bandera del pacto. Un movimiento que incomoda mucho a Ciudadanos y que al PP, con su plan nacional para reagrupar al votante conservador, observa tranquilo y sin desplantes. Sabe que será próximo aliado. “Señor Smith, le agradezco su investidura y enormemente el apoyo que nos prestan”, contestó después Almeida.

No fue un día sencillo para Ciudadanos, incómodo en las grandes jornadas del Ayuntamiento. La vicealcaldesa Villacís habló durante 30 minutos frente a los 90 del alcalde. En su equipo son conscientes de que el vecino de Madrid no sabe diferenciar las medidas que promueven los ediles de Ciudadanos. El PP engulle al partido de Inés Arrimadas en casi todos los titulares mediáticos. “A Almeida muchas veces se le atribuyen las buenas acciones de Ciudadanos, pero es normal porque él es el portavoz del Ayuntamiento”, dijo en su última entrevista con EL PAÍS.

En el debate, sin embargo, Villacís quiso sobresalir con algún anuncio: este viernes se reunirá la comisión del ocio nocturno. Es prioritario para Ciudadanos resolver la cuestión de las terrazas ampliadas y el ruido que generan a los vecinos. De paso, atacó también a Sánchez: “Este debate es muy importante para Madrid y para España. Hay que anunciar la inexistencia de un debate sobre el estado de la nación [en el Congreso de los diputados]”.

Tras la marcha de Ignacio Aguado como líder regional de Ciudadanos, Villacís busca ahora ampliar su foco mediático a escala nacional. Al concluir, eso sí, quiso recordar que la cohesión de Ciudadanos y PP es un hecho. “Os voy a contar una cosa”, dijo a todos los concejales. “Cuando [a Almeida] le nombraron portavoz del PP nacional, le dije: ‘José Luis, Madrid antes que el PP’. Y no me ha fallado a su palabra”.

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