La risa
Luego dicen que las mujeres no son graciosas, así, en general, cuando no se puede valorar, así, en general, ni la risa
Después de esta semana de polémicas y como monologuista, esto es lo que tengo que decir:
Me gusta mucho la risa de mi madre. Tiene una de esas risas contagiosas, sonoras, con dientes y la boca abierta. Mi madre ríe como si el mundo fuera suyo.
Me alucina de Ella que arranca ese ruidito como si nada y va “in crecendo” hasta que todo el mundo se pregunta de qué se ríe, para hacer lo mismo. Y es complicado, porque mi madre se ríe de casi cualquier cosa, los años le han enseñado a no mirar cómo reaccionan los demás para hacer lo que le apetece.
La risa tiene mucho de justicia, es tan involuntaria que a veces nace hasta en desacuerdo con nosotros mismos.
A veces cuando actúo veo que la gente se mira de reojo, sobretodo en las salas pequeñas, para ver quien arranca a reír. Lo bueno es que la risa, cuando nace, es inevitable.
La risa tiene mucho de justicia, es tan involuntaria que a veces nace hasta en desacuerdo con nosotros mismos.
Marta se sorprende por todo, se lleva la mano al pecho o a la boca según cómo esté de escandalizada, pero se ve que en el fondo le gusta, que en el fondo goza de que alguien diga las cosas que Ella nunca se atrevería a decir.
Parece una señora de 80 en el cuerpo de una mujer de 35. Sé que algún día nos sorprenderá y se pondrá a decir barbaridades. Las mejores risas en grupito nos las hemos pegado con Ella sintiéndose libre.
Mi abuela es una abuela con cosas de abuela, con los años ha perdido el filtro y dice lo que le apetece cuando le apetece porque para eso ha pasado una guerra.
Mi abuela es como un buen libro con versos bien trabajados, con escenas que enganchan. Ella, que fue costurera, te cuenta sus anécdotas con detalle de lo que llevaba puesto. Con rasos, blondas, fruncidos y brocados.
Le pregunto: ¿y por qué?
Y contesta: pues porque era gilipollas.
Aplausos.
Mi abuela siempre es distinta, atemporal, nunca sabes por dónde va a salir.
Lidia no se ríe nunca, tiene una sonrisa traviesa, como de soslayo, que dice mucho sin decir nada. Lidia es la típica del grupo a la que vas a chinchar con bromas pesadas solo para partirte la caja viendo cómo te ignora.
A veces, desde el escenario, veo tierra conquistada. Caras atadas que se van deshaciendo poco a poco, músculos que se van relajando, brazos que se van descruzando hasta que la expresión se relaja finalmente lista para reír.
Es muy bonito cuando te encuentras gente con prejuicios dispuesta a dejarse sorprender.
Luego dicen que las mujeres no son graciosas, así, en general, cuando no se puede valorar, así, en general, ni la risa.
PD. Cuando os preguntamos algo en medio del espectáculo no es para que nos contéis vuestra vida, es para que nos deis lo justito para poder hacer el remate ¡Gracias!
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