La mirada que acabó con la vida de Miguel
Seis supuestos miembros de los Dominican Don’t Play se sientan en el banquillo para responder por el asesinato de un joven en las fiestas de San Agustín de Guadalix en 2017
¿Qué pasó en las fiestas de San Agustín de Guadalix de 2017? Lo que se sabe a ciencia cierta es que el 16 de septiembre, cuando ya amanecía, Miguel de Cardenas Campoy, de 18 años, murió de una puñalada en el corazón. Sobre las siete de la mañana, cuando los últimos asistentes a la verbena se retiraban del recinto ferial Caruncho, comenzaban los gritos, los empujones, los golpes. Una pelea multitudinaria que acabó cuando el joven cayó al suelo. Según una testigo de los hechos, ese fue el instante en el que el Nene miró al Panda, y este entendió la orden. Miguel recibió entonces la puñalada que acabó con su vida.
Esta semana se juzga a seis supuestos miembros de la banda Dominican Don’t Play (DDP) de Alcobendas y a otro al que no se considera integrante por estos hechos. Existen muchas versiones de lo que sucedió aquella madrugada que se suponía iba a ser de celebración. El relato de la fiscalía y la investigación policial se apoyan en varios testigos protegidos. Según su reconstrucción, un chico relacionado con los DDP y otro del grupo de amigos de Miguel tuvieron un enfrentamiento unos días antes. La banda se reunió en el parque Miguel Hernández de Alcobendas para decidir cuál sería la venganza. Y el 15 de septiembre se presentaron en San Agustín de Guadalix con armas. En realidad, iban en busca del amigo de Miguel, pero la puñalada se la llevó él. “Fueron a causar muerte”, ha asegurado la fiscal este martes.
El Nene, cuya mirada fue la sentencia defintiva del fallecido, siempre según la testigo que aparece en la instrucción del caso, es Fernando Starling. Un chaval de origen dominicano, gesto serio y cuerpo musculado que la fiscalía sostiene que era en ese momento el jefe de los DDP en Alcobendas. El Nene lleva a sus espaldas una decena de detenciones e identificaciones por amenazas, agresiones y posesión de armas. La fiscal le sitúa como el Soberano, la figura dentro de la organización “con responsabilidad para la producción, transporte y venta de droga, y el que da las órdenes en relación con esta actividad y controla el dinero utilizado para estos fines”.
Según la investigación policial, el ejecutor fue David, el Panda, que se sienta estos días en la Audiencia Provincial detrás del supuesto cabecilla. A él lo identificó otro testigo que le oyó decir “he sido yo” mientras jugaba a baloncesto. Junto a ellos, se acusa al Piraña, al Negro, Juanki, Cacahue y Dom Black. No todos son de origen dominicano, a pesar del nombre de la banda que supuestamente integran, también proceden de Ecuador, Colombia y hay tres nacidos en España.
Cada uno de los acusados sostiene su propia historia. Unos que estaban allí pero no tienen nada que ver con los DDP, otros que estaban en la fiesta pero no se enteraron de nada hasta que lo vieron en la televisión. Varios abogados de la defensa han hablado de un “lío de faldas” entre Bryan, del entorno de los DDP y Aitor, amigo de la víctima mortal, dos personas que ni siquiera están sentados en el banquillo de los acusados. “Fue una pelea por una chica y el motivo solo lo conocían ellos dos”, ha recalcado un letrado de la defensa. Algunos abogados también han indicado que la víctima y su amigo pertenecían a un grupo antifascista, aunque han insistido que el germen de todo fue una disputa sentimental.
Tras meses de investigaciones y de tratar de desenmarañar decenas de relatos con medias verdades, en febrero de 2018 se detuvo a una veintena de personas relacionadas con el homicidio. Finalmente se han recabado indicios para sentar a siete de ellas. Uno de los acusados se ha presentado este martes en el jucio por sorpresa tras permanecer todo este tiempo en busca y captura. La ausencia de su abogado, que al no acudir ayer pensó que no aparecería en todo el juicio, ha provocado un importante retraso en la vista de este martes.
Según el grado de implicación y de importancia en la jerarquía de la banda, el ministerio público pide penas de prisión que van desde los 13 años, hasta los 22 para el cabecilla. El Nene y el Panda llevan todo este tiempo en prisión provisional.
En la sesión de este miércoles declararán los padres de Miguel, el chaval de 18 años que encontró la muerte en un recinto ferial. Tal vez sea imposible desentrañar la realidad entre la multitud de versiones que se escucharán en la sala de la Audiencia Provincial de Madrid en un proceso que se alargará hasta primeros de julio. Lo que sí se sabe es que para Miguel esa fue su última noche. Al lado de su cuerpo se encontró un cuchillo clavado en el suelo.
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