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El enfrentamiento entre Cs y Vox condiciona la negociación de los Presupuestos de Madrid

Los dos partidos se atacan en la Asamblea desde 2019, pese a haber investido presidenta a Díaz Ayuso, y ahora se necesitan para aprobar las cuentas

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (d), acompañada por el vicepresidente, Ignacio Aguado (2d), saluda a la portavoz de Vox en la Asamblea, Rocío Monasterio (i), en el hospital Isabel Zendal.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (d), acompañada por el vicepresidente, Ignacio Aguado (2d), saluda a la portavoz de Vox en la Asamblea, Rocío Monasterio (i), en el hospital Isabel Zendal.Chema Moya (EFE)
Juan José Mateo

El choque ideológico entre Cs y Vox, dos partidos que llevan a la gresca toda la legislatura, condiciona la negociación para aprobar los Presupuestos regionales de 2021. Con las dos formaciones enfrentadas a nivel municipal por el futuro del mural feminista de Ciudad Lineal, Rocío Monasterio, líder de la extrema derecha, definió el miércoles a su potencial socio presupuestario como “veleta” y le acusó de hacer “muy difícil las cosas”, aunque apuntó que es precipitado definir su posición negociadora porque aún no ha estudiado “partida a partida” el borrador de las cuentas. Por su parte, Ignacio Aguado, líder de Cs, reclamó una negociación alejada de los asuntos que enfrentan a las dos formaciones: por ejemplo, un posible recorte de la financiación de las plazas de acogida para menores no acompañados, de las asociaciones que luchan contra la violencia de género, o de Telemadrid.

Aguado y Monasterio se reunieron por primera vez en secreto. Corría junio de 2019, y el líder de Cs no quería que se le asociara para nada con su homóloga de Vox, que entonces tenía la llave de la investidura igual que ahora tiene la de los Presupuestos. Así, se vieron en la cafetería de un hotel.

Desde entonces, los dos políticos apenas han mantenido alguna cita con Díaz Ayuso como intermediaria. Para Monasterio, Aguado es “un infiltrado del PSOE” en el Ejecutivo de coalición que han formado el PP y Cs. Y para Aguado, Monasterio “dice un día una cosa, y al siguiente la contraria”. Aunque ambas partes conceden que la emergencia sanitaria, social y económica que vive Madrid debe facilitar el acuerdo presupuestario, la negociación no parte de las mejores bases.

“Todo el mundo sabe cuáles son los espacios de acuerdo entre las formaciones”, dijo el miércoles Aguado, recordando que PP, Cs y Vox pueden entenderse para bajar impuestos, eliminar burocracia o defender la unidad de España. “Si alguien quiere intentar utilizar una negociación de Presupuestos para arañar votos, no estoy en eso”, siguió ante la posibilidad de que Vox recupere en la mesa de negociación peticiones que no sacó adelante en las conversaciones para facilitar la investidura de Díaz Ayuso, de carácter ideológico, como el veto parental en los colegios. Y advirtió: “Quien quiera interpretar la negociación como si no hubiera pasado nada en España, que lo haga, y también que no cuente conmigo”.

“El señor Aguado nunca ha querido reunirse conmigo, se tomó un café a escondidas en un hotel, al principio de los tiempos”, evocó casi al mismo tiempo Monasterio, en su caso durante una entrevista en Telemadrid. “Sabemos que generalmente cambian de criterio”, ironizó. “Entiendo que gobernar con un partido que es veleta, que cambia de criterio, que en un sitio dice sí y en otro dice no, hace muy difícil las cosas”, añadió. “Alabo la actitud que tiene la señora Díaz Ayuso, que intenta llegar a acuerdos con el señor Aguado”.

Entre Aguado y Monasterio hay desencuentros personales: el líder de Cs vivió cerca de cuatro años en un loft ilegal de su padre en un edificio construido en suelo industrial en Madrid en 2006 por el estudio de Rocío Monasterio. Sin embargo, por encima de esos conflictos privados están los públicos, notoriamente políticos, que explican, en parte, que no se aprobaran (ni presentaran) los Presupuestos de 2020, o que Vox tumbara la ley de rebajas fiscales que presentó el Ejecutivo de PP y Cs en marzo del año pasado.

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Así, el martes Monasterio repasó en público algunas partidas que desearía recortar para garantizar, dijo, que la sanidad, la educación o los asuntos sociales cuentan con los recursos suficientes. Algunos de esos cambios serían difíciles de aceptar para Aguado, que pudo escuchar cómo la líder del partido de extrema derecha pedía una y otra vez que se levanten las restricciones a la actividad comercial y hostelera (con cierres a las 21.00 para combatir la expansión del coronavirus).

“No tiene sentido que paguemos 4.600 euros por mes por cada menor no acompañado que viene a Madrid; que tengamos una fundación de energía, miles de asociaciones que se dedican a dar conferencias, por ejemplo a las mujeres, para decirnos que nos tenemos que autodeterminar”, dijo del martes. “Hay que elegir. Los recursos son limitados. La prioridad [es mantener abiertos los comercios] no las políticas de igualdad”, siguió. “Es un tema de prioridad, de en qué gastamos el dinero”.

Vox, recalca Monasterio, aún no ha recibido el borrador de los Presupuestos, por lo que es precipitado que defina su posición negociadora, en todo caso tendente a consolidar el bloque de los tres partidos de derechas para evitar una alternativa de izquierdas, según fuentes de su confianza. Aprobar los Presupuestos, y garantizar con ello que Díaz Ayuso termina la legislatura como presidenta, si así lo quiere, es un paso clave en esa dirección. El camino, sin embargo, empieza a andarse entre grandes suspicacias: Cs y Vox se miran de reojo.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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