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La precariedad de los 223 nuevos médicos de Familia en Madrid: “Las condiciones son indignantes”

La Consejería anunció que el 1 de junio se incorporarían los facultativos de Atención Primaria recién especializados, pero muchos están rechazando los contratos

Personal sanitario del Hospital Clínico San Carlos de la Comunidad de Madrid en la primera protesta de la desescalada con concentraciones en hospitales y centros de salud.
Personal sanitario del Hospital Clínico San Carlos de la Comunidad de Madrid en la primera protesta de la desescalada con concentraciones en hospitales y centros de salud.Ricardo Rubio (Europa Press)
Isabel Valdés

De palabra les prometieron estabilidad, mantenerse en un solo centro de salud, trabajo hasta el 31 de diciembre, como al resto de refuerzos con los que se comprometió la Comunidad por la crisis de la covid-19: 10.167 en total, que aún no se han formalizado. Sin embargo, cuando ha llegado el momento de firmar esos contratos, los 223 exresidentes de Medicina de Familia y Comunitaria desde el pasado 26 de mayo se han encontrado con un futuro diferente: no les aseguran la permanencia hasta final de año ni la asistencia en un solo centro, han anulado la posibilidad de que se produzcan los contratos de sustitución y por vacaciones que ellos ya habían acordado con sus direcciones médicas y, denuncian, les están “presionando” para que acepten lo que les dan.

Estos nuevos especialistas —“que se incorporan a partir del 1 de junio”, dijo la Consejería—, eran un refuerzo esperado por los centros, en los que, en este estadio de la crisis, recae el peso del control de la pandemia, junto a Salud Pública. Pero algunos están rechazando los contratos. “Cuando piensas que no hay margen de empeorar, empeora”, alega una de esas residentes, Cristina Sanz. “Son apagafuegos, es decir, con condiciones que no quiere aceptar nadie, sin estabilidad, para moverte de aquí allí según les venga bien aunque te dicen que no, que es para que te quedes en un solo centro, y además ahora están presionando desde la Gerencia para que se acepten”, explica.

En uno de esos contratos, al que ha tenido acceso este diario, queda por escrito lo que explican estos facultativos. El documento, “Nombramiento de personal estatutario de carácter eventual”, no fija el 31 de diciembre como fecha de vencimiento, sino que dicta que “finalizará con anterioridad a la fecha indicada siempre que desaparezca la necesidad de Recursos Humanos de naturaleza temporal, coyuntural o extraordinaria, como consecuencia del incremento de los efectivos existentes a la fecha de la firma del presente nombramiento en la categoría objeto del mismo”.

Además, el contrato no se firma con un único centro de salud, sino con la Dirección Asistencial en cuestión. En este caso, con la del Sureste, con sus 39 localizaciones correspondientes. Borja Apellániz, uno de esos nuevos especialistas, está ahora mismo cubriendo una baja: “Cuando se acabe, todo lo que yo había acordado con mi centro queda anulado. Tenía apalabrado trabajar de julio a septiembre cubriendo a distintos compañeros por sus vacaciones, pero ahora nos informan desde la Dirección Asistencial que se ha prohibido y nos dan la opción de que hagamos lo mismo pero firmando uno de esos contratos de refuerzo de covid-19, para que conste como tal. Pero no nos fiamos, porque las condiciones no son las mismas”.

Tanto Apellániz como Sanz aseguran que estos acuerdos “son indignantes”. Ambos, como el resto de sus compañeros, han trabajado durante lo peor de la pandemia; primero en sus centros de salud, luego en Ifema, donde fueron derivados desde el 21 de marzo, y de nuevo en sus centros de salud. “Y ahora esto. Normal que muchos se estén yendo a otras comunidades, a Urgencias de los hospitales o a la privada”, apostilla la médica. Territorios limítrofes como Castilla y León o Castilla-La Mancha, están ofreciendo contratos por hasta un 30% más de sueldo y con duración de hasta dos años.

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"Contratos basura a profesionales de oro"

Alicia Martín, la responsable de atención primaria de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores, no entiende este trato a los nuevos especialistas: “Se podría fidelizar a todas estas personas y no se hace nada, se ofrecen contratos basura a profesionales de oro que se han dejado la piel por formarse durante una década. Sin contar con que ya escasean médicos y pediatras en la primaria desde hace muchos años”.

Madrid, la comunidad con mayor presupuesto sanitario pero con menos gasto por habitante, la que menos invierte en Sanidad y la que más ha ido mermando la atención primaria en la última década, ya venía de un déficit de 600 médicos antes de la llegada del virus. “Además, ahora también quieren contratar a aquellos que aún no tienen la especialidad pero con funciones recortadas y si todo el equipo de los centros está de acuerdo... ¿Antes no reunían los requisitos y ahora sí? ¿Cabe todo en esta especialidad?”, se pregunta.

La organización, que este jueves denunció la situación de los recién especializados, asegura que “son numerosos los casos” que les llegan “donde a estos médicos se les advierte de que si no firman este tipo de contrato, probablemente tengan muchas dificultades para trabajar en Madrid”.

Además, dice Martín, este tipo de contrato “rompe con cuestiones clave de la primaria, como conocer al paciente, el seguimiento de los mismos. Con estas condiciones, es normal que los médicos quieren ir a cualquier sitio menos a la atención primaria”.

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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