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Un arcoíris doble y supernumerario #desdemiventana

Este tipo de fotometeoros, como el ocurrido el domingo por la tarde, son más raros de ver que los comunes, pero no extraordinarios

Un arcoiris sale después de una tormenta este domingo en el madrileño barrio de Lavapiés.
Un arcoiris sale después de una tormenta este domingo en el madrileño barrio de Lavapiés.Ana María Márquez Conejero (EFE)
Victoria Torres Benayas

Tras la tormenta, la belleza. Sobre las ocho de la tarde del domingo, coincidiendo con el aplauso desde las ventanas y los balcones, se pudo observar en los cielos de Madrid un magnífico arcoíris. Al ser el símbolo que acompaña al lema Todo va a salir bien, muchos vieron en el fenómeno un signo de esperanza, entre ellos la propia presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que tuiteó: “Es una señal: empieza la remontada”.

Estos días de confinamiento, aparecen día sí y día también y aunque muchos pueblos, como los tibetanos, los consideren auspiciadores de buena suerte, u otros, como los cristianos o los yorubas, un mensaje divino, no son más que pura física. “Una primavera tan lluviosa como esta ―está cayendo un 80% más de agua lo habitual― facilita la formación de arcoíris, un fenómeno frecuente pero de gran belleza. El de ayer, tras la tormenta, se veía tan bien que casi podíamos enumerar los colores que lo forman"―, explica Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que detalla que se trató, además, de un tipo de arcoíris “más raro” de ver, aunque “no extraordinario”.

El arcoíris del domingo, visto desde Getafe.
El arcoíris del domingo, visto desde Getafe.

Para empezar, ¿qué es un arcoíris? “Es un fotometeoro, un fenómeno que ocurre en la atmósfera y de naturaleza visible", comienza explicando Del Campo. “Ocurre cuando frente a nosotros llueve o llovizna y, a la espalda, brilla el sol se forma cuando la luz procedente del sol atraviesa las gotitas de agua. En su interior se producen fenómenos de reflexión y de refracción que descomponen la luz blanca en los siete colores visibles ―rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta―. La luz blanca está formada en realidad por una combinación de colores, cada uno con una longitud de onda distinta. Las gotitas de agua refractan o desvían cada una de estas longitudes de onda con un ángulo ligeramente distinto y por eso la luz blanca se convierte en una especie de abanico de colores”. Gracias a la reflexión, "las gotas hacen de espejo y se refleja esa luz”. Son más comunes en primavera y por la tarde, ya que es la temporada típica de chubascos ―precipitación súbita que empieza y para de repente― y estos se producen con más frecuencia al caer el sol.

Lo que hizo al arcoíris del domingo más especial es que se trató de un arcoíris doble y supernumerario. “Cuando hay mucho contraste entre una pantalla de nubes muy oscura y densa y mucha luminosidad, la reflexión da lugar a un arco secundario, un segundo arcoíris es un reflejo del primario, pero más tenue y con los colores invertidos”. Así, si el rojo en el primario está en la parte más exterior, en el secundario en la más interior. Entre ambos, ”hay una franja que se llama banda oscura de Alejandro, por Alejandro de Afrodisia".

Además, era supernumerario, es decir, que tenía “más colores de los que deberían” y por debajo del violeta, la última banda de color en los habituales, “aparecían otros colores”. Se forman cuando hay gotitas muy abundantes y de pequeño y similar tamaño, es decir, en “condiciones de llovizna más que de lluvia”.

Los arcoíris supernumerarios son “más difíciles de observar que los normales, pero no extraordinariamente ratos”, porque requieren de unas condiciones especiales que favorezcan la aparición de interferencias entre las ondas lumínicas y porque en los chubascos suelen caer goterones. Los arcos extra son más tenues y no de colores, sino bandas más oscuras y más claras, “a modo de paso de cebra”.

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Sobre la firma

Victoria Torres Benayas
Redactora de la sección de Madrid, también cubre la información meteorológica. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra, cursó el máster Relaciones Internacionales y los países del Sur en la UCM. En EL PAÍS desde el año 2000, donde ha pasado por portada web, última hora y redes, además de ser profesora de su escuela entre 2007 y 2014.

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