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30.000 versus Abel Caballero: la guerra vecinal contra un ‘macrotúnel’ en Vigo se libra en festivales, comparsas y TikTok

El alcalde protagoniza la defensa cerrada de una obra ministerial que rechazan la oposición y los residentes de las zonas afectadas. El socialista los acusa de querer volver a “los carros de bueyes” y ellos convierten el viejo transporte en un símbolo de su lucha

El alcalde de Vigo, Abel Caballero, celebra su mayoría absoluta en las últimas elecciones municipales.
El alcalde de Vigo, Abel Caballero, celebra su mayoría absoluta en las últimas elecciones municipales.Salvador Sas (EFE)

Alquilar un carro de bueyes para un acto festivo, una boda o una manifestación de protesta cuesta entre 400 y 600 euros. Todo depende de la potencia motriz, que en este caso no se mide en caballos, sino en ganado bovino. “Con un buey, 400. Con dos, 600″, zanjó sin admitir regateos el propietario que ofrece para eventos este tradicional medio de transporte cuando le fueron a preguntar los vecinos del barrio vigués de Bembrive. El alcalde de Vigo, Abel Caballero, los acababa de acusar de querer “volver a la época de los carros de bueyes”. Y esto, por oponerse a un macrotúnel que el Gobierno central plantea construir para dar por acabada la autovía A-52 que une el sur de la comunidad con la A-6, rumbo a Madrid, y cuyo trazado nunca alcanzó la mayor ciudad de Galicia.

Los vecinos perjudicados por la obra en ciernes, dispuestos a pararla desde finales de diciembre, en vez de tomarse a mal la hipérbole del regidor socialista, enfrascado en la defensa a ultranza del túnel, decidieron convertir el carro de bueyes —o de bois, en gallego— en un símbolo de su resistencia. Quisieron pasearlo por Bembrive durante las fiestas de San Blas, cuyo día grande coincidía con el fin del plazo de alegaciones; pero no pudieron alquilarlo, porque era muy caro. Así que uno de ellos trabajó a destajo para construir uno simulado y llegar a tiempo a los desfiles de Carnaval.

La comparsa que prepararon, además, va encabezada por un montón de animalitos, en recuerdo a todos aquellos que según grupos ecologistas como Adega y Galiza, Atlántica e Verde, han sido olvidados por el estudio de impacto ambiental. A los animales les sigue una carroza en forma de túnel. Y después, un grupo de gente de luto, llorando en un entierro. El muerto, en este caso, son el paisaje, la convivencia y los hogares perdidos, explican desde Bembrive en Pé, una asociación que ya planea “sesiones con una psicóloga, porque la gente, sobre todo los mayores, está pasándolo mal”.

“Esta Navidad pasada nos tocó el Gordo, pero en sentido negativo. Sin embargo, dentro de lo malo que nos está pasando, alucinas con la implicación de la gente. En medio de la adversidad, de repente ves cómo surge el sentimiento de unidad, y descubres la capacidad para el humor y la imaginación de personas que vivían cerca de ti, y de las que no sabías nada. Eso es una maravilla”. Robert Estévez confiesa que a veces se emociona y se le saltan “las lágrimas al ver tanta gente junta” en las acciones que organizan. El joven es portavoz del colectivo Bembrive en Pé, un grupo que en realidad se puso en marcha para combatir las expropiaciones y los destrozos de un vial previsto en el aún nonato plan general de Vigo y que, en medio de esa lucha, ha tenido que redoblar su armamento creativo para librar otra guerra todavía mayor.

El 18 de diciembre —a las puertas de la Navidad, cuando todo se para— el Ministerio de Transportes sometía a información pública el documento técnico y el estudio de impacto ambiental de un proyecto del que se llevaba años hablando (ya en tiempos de Rajoy se anunció la inversión), pero que hasta ahora no era para los vecinos más que un fantasma: un trazado de 10,5 kilómetros con un túnel de cuatro, con el que se quiere conectar Vigo y la A-52, presupuestado en cerca de 400 millones de euros.

La obra, alertan los afectados, atravesará las entrañas de tres parroquias (la división territorial que organiza los municipios gallegos) del Ayuntamiento de Mos, gobernado por el PP, y una más, Bembrive, a las afueras de la ciudad. La alternativa, desde hace más de tres décadas, es la A-55, una autovía empinada (7% de desnivel) y en curva, originalmente la Nacional 120, a la cabeza entre las infraestructuras con más siniestralidad de la red estatal. La A-55 (calificada de “inaceptable” por el ministerio) soporta el tránsito cotidiano de más de 40.000 vehículos, tiene límites de velocidad de hasta 60 por hora y está controlada por cinco radares fijos, entre ellos uno en el top 5 del ranking de multas en España. Es tan peligrosa, que los movimientos vecinales que están en contra del nuevo proyecto también piden el “desmontaje” del tramo más negro.

@abel_caballero_vigo

🛣 Esta es 𝗟𝗔 𝗝𝗜𝗡𝗞𝗔𝗡𝗔 que nos proponen el 𝑃𝑃 y el 𝐵𝑁𝐺 🚘 En lugar de la nueva A52 en túnel, ellos quieren que hagamos: 1️⃣ Salida de Vigo por las curvas de la A55 😵‍💫 2️⃣ Incorporación a la AP9 dirección Portugal 🇵🇹 3️⃣ Salimos de la AP9 para volver a incorporarnos a la A55 🔄 4️⃣ Avanzamos volviendo para Vigo 🙄 5️⃣ Tomamos el desvío y por fin llegamos a la A52 🫂🙏 👉 Con todo esto, casi 2️⃣0️⃣ minutos de viaje, y sin encontrarnos con las habituales retenciones...

♬ Cinema Score Film - Alex Besss

Los vecinos se organizaron en torno a las asociaciones Defende Mos y Bembrive en Pé a contra reloj, la mayoría no llegaron a enterarse hasta pasadas las fiestas, después de una reunión multitudinaria convocada en la resaca de Reyes. Ya quedaba menos de un mes para presentar quejas, y la avalancha en la ventanilla no se produjo hasta la recta final, pero lograron sumar unas 30.000 alegaciones.

La historia humana y política se repite aquí una vez más: muchas expropiaciones y mucho hormigón en una zona condenada a lamerse las heridas incurables de la presión industrial, los disparates urbanísticos y la proliferación de asfalto. Un número aún por aclarar de casas que habrá que demoler, viviendas cuyo valor caerá en picado a consecuencia de la obra —según los movimientos vecinales, con uso de explosivos— y por la llegada del tráfico rodado y del ruido, por la destrucción del paisaje de toda la vida y de zonas todavía naturales como el cauce del río Eifonso, o por la afectación de pozos y manantiales.

Pese a que ya con Rajoy, y a propuesta de la Xunta de Feijóo, se estudiaba la forma de alargar la A-52 hasta Vigo, el actual proyecto en túnel que desveló en diciembre el Gobierno de Pedro Sánchez solo contenta al PSOE. Tanto el Bloque Nacionalista Galego (BNG) como el PP en Vigo y en Mos se oponen, y plantean la alternativa de liberalizar de peaje la autopista AP-9 para hacer la conexión que necesita la ciudad y aliviar el trasiego de la endiablada A-55, que según los datos de Tráfico registra accidentes a diario.

Los vecinos en pie de guerra contra la obra pública que atravesará barrios periurbanos como Bembrive, en Vigo, y Tameiga, Petelos y Pereiras en Mos creen, además, que esa autovía en túnel no está pensada para la enorme cantidad de camiones ni para los residentes en el municipio de Mos, que tendrán que seguir usando la alternativa peligrosa. Ellos han echado sus propias cuentas, y aseguran que la nueva infraestructura solo ahorrará a los vigueses cuatro minutos. “¿Y qué es esto en un viaje de seis horas a Madrid?”, argumenta Estévez.

@abel_caballero_vigo

❌ PP y BNG se oponen a la nueva autovía en túnel a Porriño. No la quieren porque la va a hacer Pedro Sánchez de presidente del Gobierno y yo como alcalde de la ciudad 🛣️ Llevo años reclamando la gratuidad de la AP9, de Tui a Vigo y de Vigo a Ferrol, con la prioridad de la conexión con Pontevedra. 🚘 La AP9 no es la solución para este itinerario, nos quieren obligar a dar un rodeo inmenso con constantes entradas y salidas

♬ sonido original - Abel Caballero Vigo


Pero una vez expirado el plazo de exposición pública, la lucha se ha trasladado de la vía administrativa a la calle, a los centros sociales, a las redes y a todo cuanto evento vecinal se pueda aprovechar. Caballero, que fue ministro de Transportes entre 1985 y 1988, hasta solo cuatro años antes de que se cortase la cinta del “tramo con alta concentración de accidentes”, se ha erigido en el gran defensor sobre el terreno de la nueva obra del Gobierno. Su cuenta en TikTok lanza vídeos con declaraciones tajantes y largas “yincanas” llenas de “curvas, curvas y curvas” a bordo de un coche entrando a la ciudad, para demostrar que la solución que plantea la oposición hace perder 20 minutos. “Vigo va a tener autovía y yo defenderé a las personas afectadas, y a las de Mos también las defenderé yo, porque ya veo que allí no las defienden”, clama en uno de ellos mientras lanza un dardo a Nidia Arévalo, la alcaldesa popular del municipio limítrofe y puerta insoslayable a la ciudad por el Este.

“La autovía es imprescindible” para no tener que atravesar Mos “produciendo muertos”, defiende el socialista en sus apariciones públicas, porque “no oí al Bloque y al PP hablar de los muertos y de los heridos”. “Esto es una carrera de obstáculos permanente para sacar Vigo adelante”, protesta en otra entrega de TikTok, “con la oposición de la Xunta de Alfonso Rueda, con la oposición del Bloque de Ana Pontón y con la oposición del PP de Vigo de forma feroz”, porque “no quieren que la autovía en túnel a Vigo la hagan Abel Caballero de alcalde y Pedro Sánchez de presidente”.

“Este señor está obsesionado por pasar a la historia por sus obras faraónicas”, comenta Estévez al respecto. Mientras tanto, los vecinos recogen firmas en plataformas sociales y contestan al alcalde a través de varias cuentas de Instagram. Y al tiempo organizan festivales, subastas de piezas que les donan diversos artistas, conciertos con decenas de grupos musicales que también se brindan a apoyar. Con la venta de entradas, las pujas y los sorteos están ahorrando dinero “para pagar informes técnicos con los que combatir, con abogados, el proyecto” del Gobierno que defiende Caballero a capa y espada. A estas alturas, ya tienen de sobra para alquilar el carro con dos bueyes, pero la prioridad para ellos, ahora, es defenderse.

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