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El carbono 14 revela que la “viticultura heroica” de la Ribeira Sacra tiene un milenio

Las pruebas edafológicas llevadas a cabo en A Pobra do Brollón datan en el siglo X las terrazas de cultivo en la ladera de Os Conventos, donde también se hallaron un enterramiento y una lauda funeraria

Miembros del equipo que investiga los orígenes de la viticultura en A Pobra do Brollón, durante una campaña en el lugar de Os Conventos.
Miembros del equipo que investiga los orígenes de la viticultura en A Pobra do Brollón, durante una campaña en el lugar de Os Conventos.Adegas da Memoria

El relato mil veces escuchado de que fueron los romanos quienes fundaron la viticultura encaramada a las laderas más vertiginosas del Miño y el Sil no tiene, de momento, una prueba irrefutable a la que asirse. Es, para Felipe Criado-Boado, director del Instituto de Ciencias del Patrimonio del CSIC, “una conjetura no demostrada”. “Y no sé ni siquiera si demostrable”, añade el veterano arqueólogo. Lo que sí se sabe, porque así lo han revelado las primeras dataciones con carbono 14 de las muestras que se han tomado en los bancales que sostienen las vides en A Pobra do Brollón (Lugo), es que algunas de estas terrazas de piedra fueron construidas ya en el siglo X.

La llamada “viticultura heroica”, en la que se construyen muros piedra a piedra y se trabajan las vides en las cuestas empinadas que encajonan el Sil, hunde sus raíces en un pasado remoto de al menos mil años. En el lugar existían ya cenobios dúplices, al mismo tiempo de mujeres y de hombres; anacoretas y recintos sagrados. Coexistían con la vecindad y trabajaban con una “libertad”, explica el arqueólogo Xurxo Ayán, que se perdió cuando el Císter extendió su poder en la comarca. Tras esa “colonización de oeste a este”, los espacios sagrados “se convirtieron en espacios de producción vitivinícola”, las terrazas, socalcos o “pataos” cubrieron más laderas y llegaron hasta el borde del río. Fue cuando se levantaron los espectaculares monasterios que hoy son uno de los escaparates de la Ribeira Sacra y cebo para conquistar la declaración de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

La confirmación de que había terrazas en el siglo X se ha logrado datando las 110 muestras cosechadas en cinco sondeos por la edafóloga y geoarqueóloga Cruz Ferro, gallega pero trabajadora de la Universidade do Algarve (Portugal). La encomienda se enmarcaba en el encargo que hizo la Consellería de Cultura al Incipit-CSIC para completar el expediente ya presentado al Icomos (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios) dentro de la candidatura que debe resolver este año la Unesco. La comarca que abraza el Miño y el Sil entre Ourense y Lugo, formada por 21 ayuntamientos, libra la batalla para ser declarada Patrimonio de la Humanidad con otras 23 candidatas del planeta.

Cuando la Xunta encargó buscar las raíces a Felipe Criado, Xurxo Ayán (otro gallego con ascendencia en A Pobra do Brollón que trabaja para el Instituto de História Contemporânea da Universidade Nova de Lisboa) ya estaba persiguiendo los orígenes en el lugar conocido como Os Conventos (Vilachá de Salvadur), gracias al empeño de la Asociación de Vecinos y el Ayuntamiento, gobernado por Xosé Lois Maceda (BNG). La investigación, que forma parte del proyecto Adegas da Memoria, había sacado a la luz en 2019 un enterramiento que conservaba huesos humanos y una lauda funeraria con una inscripción. Eran también vestigios del siglo X, y el arqueólogo pudo conformar un relato del momento estudiando la documentación medieval relativa a esta parroquia de A Pobra do Brollón.

La edafóloga Cruz Ferro toma muestras en las terrazas, o "pataos", de Os Conventos.
La edafóloga Cruz Ferro toma muestras en las terrazas, o "pataos", de Os Conventos.Adegas da Memoria

“Lejos de ser oscuro, el siglo X es muy interesante”, ha defendido este miércoles Ayán en la presentación de las dataciones de los bancales, a la que han asistido representantes de la Xunta y todos los organismos implicados. Es un tiempo “maravilloso para hablar de multiculturalidad y de la importancia de la mujer; en aquel momento había un enorme listado de mujeres nobles con poder”, hasta que en los siglos siguientes fue “marginalizada”. Para el arqueólogo, el hallazgo de capas de socalcos del siglo X sirve para “acabar con ese mito de que este es un paisaje romano”. “Tenemos una riqueza tal que no necesitamos inventar la historia”, proclama. Los romanos estuvieron, efectivamente, pero Xurxo Ayán afirma que lo que vinieron a buscar fue el oro del Sil. La propia Xunta y el Ayuntamiento de Sober (Lugo) anunciaron el pasado octubre el hallazgo de estructuras de origen romano en Proendos.

Cruz Ferro explica que la transformación humana de este paisaje parte del encajonamiento del Sil que produjeron los movimientos geológicos de hace “millones de años”. El hombre adaptó las pendientes para su aprovechamiento agrícola mediante muros que sostenían las raíces, evitaban la erosión de materiales y conservaban el calor del sol. Estas paredes, bancales o “muras” de piedra en seco se levantaron tradicionalmente con cachotes de una cantera local aún en uso. Para esta investigación, “el sondeo se hizo retirando por capas el material edafológico en cinco puntos” y las muestras “se analizaron con técnicas geoquímicas y geocronológicas”, detalla Ferro.

“El primer bancal, pegado al yacimiento de Os Conventos, fue el que nos llevó al siglo X”, describe la edafóloga. Esta fase es el punto de partida de la viticultura en el lugar y coincide con la primera ocupación constatada durante las anteriores campañas arqueológicas. Las otras catas datadas por el carbono 14, en puntos más alejados, a ambas orillas del río, se correspondían con el siglo XII, lo que hablaría de una “fase de expansión”.

Un sondeo más, el número tres según el orden de toma de muestras, resultó pertenecer al siglo XIII y revela que hubo una tarea de reorganización de las terrazas, supuestamente en busca de una mayor eficacia y productividad. En el siglo XVI, vuelven a construirse bancales de manera intensa. “Creemos que ciertos procesos” en la conformación de este “paisaje milenario”, apunta Ayán, “pueden ser extrapolables a otras áreas de la Ribeira Sacra”. “La investigación debe seguir y verse si la evolución, vinculada a los conventos, fue paralela en todas las zonas”.

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