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Encarcelados y mudos por las represalias del narco

Los nueve tripulantes del Nehir, la mayoría veinteañeros, fueron a prisión sin dar pistas sobre el alijo de 5.000 kilos que transportaron a Galicia

La policía se dispone a pesar fardos de cocaína incautada en 2019 durante una operación coordinada por la Fiscalía Antidroga de Pontevedra y realizada por agentes de Greco y Udyco de la Policía
La policía se dispone a pesar fardos de cocaína incautada en 2019 durante una operación coordinada por la Fiscalía Antidroga de Pontevedra y realizada por agentes de Greco y Udyco de la PolicíaLALO R. VILLAR

Mientras la mayor oleada de cocaína inundó Europa a principios de febrero con alijos de récord (23 toneladas requisadas en Alemania y Bélgica), viajaba hacia las costas de Galicia otro envío de los grandes, 5.000 kilos. Los 9 tripulantes del barco pirata que los transportaba, el Nehir, intentaron hundirlo cuando la madrugada del pasado lunes fueron sorprendidos por una patrullera de la Armada con agentes del Geo de la Policía.

Fue una arriesgada maniobra de los marineros para destruir la prueba del delito. Abrieron vías de agua en varios compartimentos del buque nodriza para que los fardos no fueran descubiertos, y con el barco ya encharcado, el asalto policial acabó en una operación de salvamento de los náufragos que acabaron en el mar. Aun así, los agentes pudieron recuperar más de la mitad del alijo.

Los tripulantes del barco, la mayoría veinteañeros y de nacionalidad georgiana y turca, fueron detenidos y ya se encuentran en prisión. Ninguno quiso contestar al interrogatorio de policías antidroga y del fiscal de Pontevedra, por lo que no se conocen datos del origen o embarque del cargamento, y mucho menos de su proveedor y receptor, el cual, supuestamente, se encontraría en Galicia.

A pesar de que estos marineros lo arriesgan todo —incluso ponen en peligro la vida de sus familias por las represalias de sus jefes si contaran los entresijos de la operación—, cobran cantidades irrisorias por enrolarse en estos barcos. Si son detenidos, lo habitual es que la organización que los contrató paga un abogado que defienda los intereses del narco y supervise su periplo carcelario que, como mínimo, será de 6 años.

Aunque la Policía indaga sobre la travesía que hizo el Nehir, con bandera de la República de Palau, una región de Oceanía conocida como Micronesía, se le considera un barco pirata, ya que no llevaba a bordo el sistema AIS que permite controlar su posición automática durante la travesía. Toda la documentación que pudiera llevar a bordo acabó perdiéndose en el naufragio deliberado del barco.

La Policía sostiene que el temporal obligó al Nehir a desviarse hacia la costa de Lugo para buscar una zona más segura, a la espera de que el tiempo mejorara para alijar la droga, aunque los investigadores desconocen dónde iba a producirse la descarga a través de planeadoras.

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Las investigaciones sobre el viaje del Nehir apuntan a una organización asentada en las Rías Baixas como la receptora del cargamento, aunque no ha habido detenciones en tierra. Por la elevada pureza de la cocaína, el valor del cargamento se estima entre 150 y 200 millones, dependiendo de los mercados europeos donde se iba a distribuir.

Los expertos estiman que solo se captura el 10% de los cargamentos en tránsito. Solo en la Comunidad gallega las incautaciones de Policía y Guardia Civil aumentaron en 2019 un 827%, mientras que en 2020 se apresaron apenas 10 toneladas. Pese a estas oscilaciones en los decomisos, el precio en bruto del kilogramo de cocaína prácticamente se ha mantenido en la última década en los 30.000 euros en el mercado negro. Pero el elevado índice de pureza de los alijos, de casi el 80%, multiplica su valor.

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