La soledad de los afectados de San Fernando de Henares: “Esto se convirtió en un parque temático para los políticos”

En las calles que rodean la zona cero de la tragedia, hay algunos vecinos que estos días de resaca electoral se sienten muy pequeños. “Una picadura de mosquito”, resume Rafael Gómez Herrera, que perdió su casa hace un año, por las obras precipitadas de una línea de Metro en Madrid que prometía ser la medida estrella de la expresidenta Esperanza Aguirre hace 16 años y acabó con 27 viviendas demolidas, otras más que llevan el mismo camino (un total de 54), y la vida interrumpida de más de 150 vecinos. La lucha de quienes lo habían perdido todo se convirtió en la bandera de la izquierda contra la gestión del Partido Popular en discursos, debates y mítines. Cualquiera pensaría que esas calles que son escombros supondrían una isla de castigo al PP en el voto autonómico. Pero la lucha vecinal, el drama de los de San Fernando de Henares, se ha diluido en las urnas: Ayuso ha vuelto a ganar, aunque ha perdido algunos votos. “Esto se convirtió en un parque temático para los políticos. Hubo mucho ruido, fotos, y pocas nueces”, resume Herrera.

El drama de los de San Fernando, le ha servido a unos y a otros durante la campaña electoral para echarse culpas y eslóganes a la cara. Los ha visitado la plana mayor de todos los partidos políticos, sobre todo de la izquierda. Fotos, espaldarazos. Las imágenes de las grietas, los vecinos acampando en un parque, el terror de no saber si seguir viviendo ahí será seguro dentro de 10 años, para señalar la mala gestión del Gobierno de la Comunidad. Pero aquí nadie estaba hablando de gestión, “aquí se ha votado en clave nacional”, lamenta Patricia Cumplido, miembro de la Plataforma de afectados. Y Ayuso ha sacado aquí un 34% de los votos. En el municipio, el alcalde socialista, Javier Corpa, ha obtenido mayoría absoluta.

Las pocas nueces que advertía Gómez, se las achaca a la izquierda. Y a la izquierda de la izquierda, como repiten ahora todos los telediarios. Que era de quienes esperaban más, pero que solo pasaron por allí a expresar sus condolencias, dar su apoyo verbal y prometer cosas que se han estrellado este domingo. Las competencias son de la Comunidad de Madrid, responsable última de las obras, y ese argumento que repiten todas las administraciones como un mantra los tiene en un limbo: “A la inmensa mayoría de las familias no les han dado ni la indemnización que ofrecen, con independencia de que luego lo reclamen en vía judicial el monto”, señala Hugo Carrasco, miembro también de la Plataforma.

La presidenta Isabel Díaz Ayuso apretó a dos meses de las elecciones y aseguró, aunque llevaba meses insistiendo en que les había ofrecido el “máximo legal” —un detalle que cuestionan los miembros de la Plataforma, que no han encontrado un solo documento que marque ese máximo—, que ascendería la cifra por daño moral a 63.000 euros a algunas familias, además de la compensación por sus casas. El Ejecutivo había ofrecido de 136.000 a 355.000 euros a los vecinos por sus viviendas y de 10.000 a 33.000 euros por sus garajes, una oferta de indemnización de siete millones en total a los primeros afectados que había sido mayoritariamente rechazada. Algunos siguen pagando la hipoteca de una casa donde, o no se puede vivir, o ya no existe.

Escribano, que precisa que habla a título personal —la Plataforma aún no se ha manifestado sobre los resultados— señala que la izquierda perdió la oportunidad de hacer un trabajo de base. “Los afectados del Metro cuando veían a una persona que venía y mostraba su apoyo, un candidato de las autonomías, pero lo que quiere la gente no son fotografías, son soluciones”, reclama Escribano. “La clave es que las candidaturas locales progresistas no han capitalizado el voto autonómico en las zonas afectadas y en ese sentido tiene mucho que ver la falta de organización de base, no de cara a los comicios, que la ha habido, sino en la cotidianidad desde el inicio de la legislatura pasada. Ayuso no necesita tanto la presencia local, pues dispone de otros medios, pero el bloque progresista sí. Creo que ahí se han cometido errores,” advierte Escribano. “Esto ha sido un parque temático, hemos recibido visitas de todos los colores. Pero también la falta de acciones encaminadas para algo real, alguna solución, no ha servido para nada. Seguimos en manos de los funcionarios de turno”, insiste Gómez.

Todos los vecinos consultados coinciden en que estos días hay mucha “desilusión y desgaste”. “Es curioso y lamentable que los vecinos que estaban pared con pared hayan ignorado a su propia gente, que somos nosotros”, apunta Gómez. “Hay muchísima desilusión, mucho poso de cansancio, de no entender. De que la gente no se da cuenta de que este drama afecta a todo San Fernando, el precio de las casas están tirados”, dice Gómez. Pero todos señalan también que no ha sido ninguna sorpresa.

El PSOE ha ganado con mayoría absoluta en este municipio de 40.000 habitantes, uno de los pocos con tradición socialista que se ha mantenido a la izquierda en el ayuntamiento y Javier Corpa seguirá siendo su alcalde. Ha sacado 12 concejales, frente a los seis del PP, dos de Más Madrid y uno de Vox. Pero en el voto autonómico, el poder de Ayuso se ha extendido hasta este rincón del noreste de la Comunidad. El mapa se ha teñido de azul con un 34,3% de los votos para el PP, aunque ha perdido casi 8.000 en esta zona respecto a 2021. La suma de papeletas al PSOE y Más Madrid superan a la derecha (con Vox) por unos 1.200 votos. Para muchos, no es el castigo esperado en la zona cero del drama de los de San Fernando.

El origen del conflicto se remonta a 2007, cuando las obras impulsadas por el gobierno de Esperanza Aguirre facilitaron que el agua entrara en contacto con la sal que entreveraba el terreno, disolviéndola. Como consecuencia, cambió el subsuelo, los edificios perdieron pie, y comenzaron a aparecer grietas como acantilados, ruidos fantasmales, vibraciones como pequeños terremotos, ventanas que no se abrían y puertas que no se cerraban. De que esos sufrimientos no se indemnizaban con lo que ofrecía la Comunidad dan fe las aceptaciones de sus ofertas: apenas se habían firmado las de dos viviendas, un inquilino y 15 garajes.

Estos días Patricia Cumplido sigue pensando en cómo se siente. No cree que los hayan utilizado para fines partidistas, pero la lucha que prometía ser la china en el zapato de Ayuso se ha deshecho como los cimientos del pueblo. “Mis padres, mis abuelos, son de San Fernando y el lunes me puse a mirar pisos fuera de aquí. Sé que no habrá un arreglo inmediato y ahora tengo menos esperanzas. Pero el pueblo se queda, se quedan sus calles, el problema seguirá aumentando. Si, con la oferta que me hagan, que todavía no me la han hecho, me compro un piso aquí, nunca estaré segura. Esto puede pasarte dentro de 10 años”, señala Cumplido.

Gómez no piensa resignarse. “La guerra la perdimos hace 15 años, a partir de aquí solo hay pérdidas. Quizá ganemos alguna batalla. Pero no nos queda más remedio que seguir apretando y exigiendo nuestros derechos. La gente en general se ha desinflado bastante, porque esto es un desgaste continuo, pero tenemos que recuperarnos de las heridas y seguir adelante. Hay mucho por lo que luchar”.

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