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Un sinfín de maniobras del PP sin resultado

Los populares pidieron la abstención del PSOE para derogar el sanchismo y ahora se abren a negociar con el partido de Puigdemont

Virginia Martínez
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, el pasado 6 de agosto en la fiesta del albariño, en Cambados (Pontevedra).
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, el pasado 6 de agosto en la fiesta del albariño, en Cambados (Pontevedra).Salvador Sas (EFE)

El desconcierto en el seno de la dirección del PP iba en aumento conforme se completaba la noche del 23-J el escrutinio electoral. Antes de salir al balcón de la sede del partido de la calle Génova, en Madrid, donde los populares celebran a bombo y platillo sus éxitos en los comicios, las cuentas ya no cuadraban y empezó a cundir el nerviosismo. Alberto Núñez Feijóo dio la cara, se felicitó por la victoria lograda y reivindicó su derecho a gobernar como la lista más votada frente a los simpatizantes que se habían concentrado frente a la sede. Pero sus 136 escaños ―137 contando el voto CERA― no eran suficientes. Tampoco sumando los 33 de Vox. Aquel desconcierto se ha traducido desde entonces en una espiral de estrategias en vano y llamamientos hacia formaciones que ya habían dejado clara su postura incluso antes de la cita del 23 de julio. Un sinfín de hipotéticas ecuaciones que han desembocado finalmente en Junts, la única opción, con los números sobre la mesa, para decantar la balanza hacia un bloque u otro.

Durante 20 largos días, distintos dirigentes populares han ido proclamando, mediante intervenciones en los medios o en ruedas de prensa, los giros de guion del PP para recabar los apoyos necesarios de cara a una eventual investidura de Feijóo. Algunos, impulsados motu proprio; otros, forzados por el portazo de formaciones como el PNV, a quien se dirigieron al principio. Ese fue el primer revés sufrido por los populares, justo al día siguiente de las elecciones generales. Andoni Ortuzar, presidente del Euzkadi Buru Batzar, llamó el 24 de julio al líder del PP y le trasladó “la negativa de EAJ-PNV a iniciar conversaciones de cara a facilitar su investidura como presidente del Gobierno español”. La entrada de Vox en la ecuación era el principal escollo.

Con el PNV fuera y la resistencia a entenderse en ese momento con Junts, para el PP solo quedaba la posibilidad de que el PSOE se abstuviera. Feijóo aparcó el antisanchismo y apeló entonces a los socialistas para intentar un pacto entre los dos “partidos de Estado”, después de haber cargado contra Pedro Sánchez tanto durante la campaña como antes. El PSOE defendió en bloque que votaría en contra en una eventual sesión de investidura del líder popular, incluidos barones socialistas a los que los populares pedían desmarcarse, como el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page.

Desde ese momento, las apariciones y comparecencias de Feijóo han sido contadas y ha descargado el peso mediático sobre otros miembros de su dirección. Quienes han acaparado el foco han sido el coordinador general, Elías Bendodo, y la secretaria general, Cuca Gamarra, quien presumió de no haberse ido “de vacaciones”, en referencia velada a Sánchez, que hizo parón estival y pospuso las negociaciones para su investidura a después del 17 agosto, cuando se constituyen las Cortes. El portavoz de campaña del PP, Borja Sémper, ha estado prácticamente desaparecido tras el 23-J.

Un hito en el camino de las conversaciones se produjo el 28 de julio, cuando el PP ganó un escaño al PSOE en Madrid por el voto exterior. Ese diputado de menos hace que Sánchez necesitase del sí de Junts y no solo de su abstención. En ese escenario, Feijóo daba por descontados 171 apoyos, sumando a los suyos los 33 de Vox y el de UPN. La diputada de Coalición Canaria, Cristina Valido, con quien Feijóo había mantenido contactos puntuales por teléfono, se convertía en una pieza clave, porque si el PSOE lograba su voto a favor volvía a la situación anterior: solo requerir de la abstención del partido de Puigdemont.

Fue en ese momento cuando el PP empezó a dar bandazos sobre la posibilidad de entablar un diálogo con Junts, ya que Sánchez había perdido poder de negociación con los independentistas catalanes tras el escrutinio del voto exterior. El primero en enredarse sobre ese posible diálogo fue el vicesecretario de política local en el PP, Pedro Rollán, un día después del recuento del sufragio CERA, al afirmar que los populares estaban dispuestos a “hablar” con la formación de Puigdemont “dentro de la Constitución”. Una posición que fue avalada horas más tarde por fuentes de la dirección del PP.

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El 30 de julio, Núñez Feijóo hacía pública una carta al Sánchez, en la que, tras presentarse como “ganador de las elecciones generales”, le pedía cita urgente para reunirse. El propósito del encuentro, señalaba en la misiva, era “establecer un diálogo responsable, en beneficio de la estabilidad política e institucional de España”, para asegurar “la mejor gobernabilidad”. La respuesta del líder del PSOE llegaba unas horas más tarde también en forma de carta. En ella, Sánchez emplazaba al presidente del PP a esperar a después de la constitución de las Cortes y a que el Rey designe candidato a la presidencia del Gobierno para celebrar un encuentro que, le anunciaba, repetirá con los restantes portavoces de los grupos parlamentarios.

Con quien sí habló en persona Feijóo tras el 23-J fue con Santiago Abascal. Días después de la reunión, el domingo 6, el líder de Vox anunció que entregaba al PP sus 33 escaños para votar a favor de su investidura sin exigir nada a cambio. El líder del partido de extrema derecha era consciente de que ni podía pedir una coalición con esos números ni servían de mucho tal y como estaban las cuentas. Con ese aval bajo el brazo, Bendodo volvió a hacer un llamamiento público al PNV. Pero, de nuevo, se encontró con otro portazo porque los de Ortuzar no aceptan ninguna opción en la que estén los ultras.

Eso sí, Coalición Canaria publicó un comunicado abriéndose a dar el voto a favor de Feijóo con la garantía de que Vox quedaba fuera del gobierno. El PP negociará estos días con su diputada la “agenda canaria” para atraer su voto a favor. Sin embargo, incluso así, la última opción sigue siendo Junts, como sostuvo Bendodo el jueves: “De ellos va a depender parte del resultado de la mesa electoral y de la investidura. Por tanto, va a depender de su actitud”.

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Sobre la firma

Virginia Martínez
Es redactora en la sección de España y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde trabajó en la sección audiovisual hasta verano de 2021. Antes cubrió información local en el diario Granada Hoy. Es licenciada en Derecho por la Universidad de Granada y en Periodismo por la Universidad de Málaga y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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