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ELECCIONES 23J
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Más políticos, menos prensa y, sorpresa: debate

Los siete portavoces parlamentarios que han confrontado ideas en el plató de RTVE han desarrollado una discusión llena de contenido

Desde la izquierda, Aina Vidal (Sumar), Patxi López (PSOE), Cuca Gamarra (PP), Iván Espinosa de los Monteros (Vox), Gabriel Rufián (ERC), Aitor Esteban (PNV) y Oskar Matute (EH Bildu), antes del debate en RTVE en Madrid.Foto: ANDREA COMAS | Vídeo: EPV
Ángeles Caballero

El debate de este jueves con siete portavoces parlamentarios congregó a muchos menos periodistas que el cara a cara del lunes entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. Y, sin embargo, tuvo mucho más contenido desde antes de que se encendieran las cámaras de TVE.

La llegada al plató de los siete portavoces mostró su propia ración de semiótica. Al fondo, los que tienen fama de dicharacheros: Patxi López (PSOE), Aitor Esteban (PNV) y Gabriel Rufián (ERC). Los tres con traje y solo Rufián sin corbata, pero con ese corte de pelo tan suyo, tan de futbolista contemporáneo. En medio, dos que se hacen amigos durante una excursión al Parque de Atracciones: Aina Vidal (Sumar) y Oskar Matute (EH Bildu). Americana en tono buganvilla la primera, camisa con cuello Mao el segundo, de color azul levísimo.

Y delante, como si la distancia social de la pandemia aún estuviera vigente, Iván Espinosa de los Monteros (Vox) y Cuca Gamarra (PP). Separadísimos, no vaya a ser que alguien los confunda y crea que piensan lo mismo. Altaneros, preciosos y orgullosos. El portavoz de Vox, por cierto, fue el único que amagó con saludar a la presidenta de RTVE con un beso en la mano.

Los portavoces de los siete grupos, a su llegada a los estudios de RTVE. Desde la izquierda, delante, Iván Espinosa de los Monteros (Vox) y Cuca Gamarra (PP); detrás, Oskar Matute (EH Bildu), Gabriel Rufián (ERC), Aina Vidal (Sumar), Aitor Esteban (PNV) y Patxi López (PSOE).
Los portavoces de los siete grupos, a su llegada a los estudios de RTVE. Desde la izquierda, delante, Iván Espinosa de los Monteros (Vox) y Cuca Gamarra (PP); detrás, Oskar Matute (EH Bildu), Gabriel Rufián (ERC), Aina Vidal (Sumar), Aitor Esteban (PNV) y Patxi López (PSOE).ANDREA COMAS

El moderador del debate, Xabier Fortes, llegó a su puesto de trabajo frotándose las manos como si esta fuera a ser su gran noche. Mientras lo microfonaban, preguntaba por su atril. Un atril semitransparente o semiopaco, según se mire. Con dos botellas de agua, unos cuantos folios y sus gafas de pasta azules. Huele a nuevo y a limpio en la zona de grabación. Lejos de los focos ese olor se transforma en fábrica, en hormigón y palet con cajas apiladas.

Con las intervenciones iniciales, sus señorías ya apuntaron maneras. PSOE y PP amagaron con continuar con el cara a cara diciéndose aquello que les quedó pendiente del lunes. Patxi tan Patxi, apoyado en el atril como se apoya uno en la barra y le dice al camarero: “Lo de siempre”, poniéndole gestos a la portavoz popular que no necesitaban excesiva interpretación. Gamarra mirando sin parar la chuleta y con una sonrisa de esas que se esbozan cuando nos devoran los nervios.

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Desde la izquierda, los portavoces del PSOE, Patxi López; del PP, Cuca Gamarra; de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, y de ERC, Gabriel Rufián, a su llegada al plató de RTVE, el jueves en Madrid.
Desde la izquierda, los portavoces del PSOE, Patxi López; del PP, Cuca Gamarra; de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, y de ERC, Gabriel Rufián, a su llegada al plató de RTVE, el jueves en Madrid. Kiko Huesca (EFE)

En las esquinas, dos personas muy serias en sus intervenciones sobre desigualdad. La portavoz de Sumar recordó que en lo que va de año han sido asesinadas 28 mujeres. Matute citando el informe Foessa para hablar de pobreza. Uno de Bildu hablando de Cáritas y haciendo implosionar un montón de cabezas de telespectadores. Uno de Bildu diciéndole al PP que si Aznar podía hablar con ETA en 1998, por qué no puede Sánchez pactar algo con Bildu. Más cabezas centrifugándose en muchas casas.

Tuvo que venir Vidal, por cierto, para colar en la conversación la importancia del cambio climático.

A Aitor Esteban parecía apetecerle este encuentro como la extracción de las cuatro muelas del juicio. Que si nos vendría bien revitalizar la industria, que si el sector de las peluquerías… Con lo que él ha sido, con la de euskorisas que nos ha hecho pasar, con ese reciente homenaje a Blade Runner. Hoy no era su día. Todo lo contrario que Rufián —tardó muy poco en defender a la ahora invisible Irene Montero— y Espinosa de los Monteros. Ahí hay un dúo cómico con posibilidades, tomen nota.

El de Vox sacó de la chistera una ristra de grandes éxitos. El comunismo, dato mata relato, si no son cuentas son cuentos… y dio a entender que las personas que estaban acompañándolo en el plató estaban, digamos, escasamente formadas en temas económicos. Si eso es delicia para los oídos de cualquier cronista, imaginen para el portavoz de ERC. El Rufián sarcástico es el mejor Rufián y además, cualquier risa es bienvenida en una sala de prensa. El de ayer, además, fue un Gabriel que fue a su bola y que pronunció la palabra España. Una persona merecedora del mejor de los karaokes.

Ambos, además, deleitaron al personal con homenajes velados a Albert Rivera sacando objetos para animar el cotarro. Espinosa de los Monteros desplegó unos folios con lo que se supone que era el espacio que ocupaban los nombres de los 117 agresores sexuales excarcelados por la aplicación de la ley del solo sí es sí. Rufián regaló a los presentes una revista infantil en catalán. Aunque nada ni nadie superará el adoquín como uno de los mejores momentos de nuestra democracia.

Fueron siete personas que al principio parecían muchas, pero supieron a poco. Porque se habló de todo porque de todo había que hablar. Más risas que golpes. Con la falta que hacía.

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