BNG y PSOE escenifican su voluntad de gobernar juntos en Galicia
El PP desentierra a ETA en su ofensiva total contra Pontón y el nacionalismo. La candidata del Bloque y el socialista Besteiro lanzan en TVE propuestas compatibles y ataques a Rueda por huir del debate
El último debate en Galicia antes de la cita con las urnas del próximo domingo no era realmente un debate. O al menos nadie esperaba que el duelo de la noche de este miércoles en TVE lo fuera. El candidato por batir, el popular Alfonso Rueda, dio la espantada. Y los que comparecieron son dos líderes condenados a entenderse y que no han se dirigido ni una crítica durante la campaña: la gran aspirante, la nacionalista Ana Pontón, y el socialista José Ramón Gómez Besteiro, que pugna por rescatar a su partido tras años de irrelevancia.
La cita fue un intercambio de propuestas, sin choques frontales y con coincidencias. Arrancó con el moderador, Xabier Fortes, informando del plante de Rueda, que “rechazó confrontar ideas” con sus adversarios y ni envió sustituto. El “candidato ausente” estuvo muy presente en los reproches. “Lamento la ausencia del candidato del PP, no veo nada más importante que estar en un debate”, prosiguió Pontón. “Hoy debería estar Rueda aquí para explicar su gestión, pero está sostenida sobre mentiras”. Besteiro siguió por la misma línea. “Notarán que aquí falta Rueda, el candidato ausente. Es el principal problema del país, ha tenido un Gobierno totalmente ausente. O se esconde porque oculta algo, o no tiene nada que decir”.
Estas alusiones a la silla vacía fueron constantes. Los candidatos de BNG y PSdeG coincidieron en denostar los recortes sanitarios del PP, reforzar la promoción de la lengua gallega y reclamar más competencias al Estado. Ambos defienden que Galicia produce más energía de la que consume y en la necesidad de que ese excedente se dedique a reindustrializar la comunidad con energía limpia. “Le tendríamos que preguntar al candidato ausente por qué en estos 15 años se perdió tanto peso industrial, pero no está aquí porque no quiere dar explicaciones”, pinchó Besteiro, que presumió ante Pontón de que el Gobierno de Pedro Sánchez consiguió reducir la factura de la luz de las familias. “Me alegra que hable de la excepción ibérica”, terció la nacionalista, “porque nosotros proponemos la excepción gallega”, es decir, electricidad más barata “para las zonas productoras” y que “se nos compense por los costes ambientales y sociales”.
Fortes ya les advirtió a ambos candidatos de que los iba a “apretar” al hablar de pactos. Fue en vano. A Besteiro le preguntó si sería vicepresidente de Pontón y qué modelo de bipartito formarían. “Los que van a tener que hablar son los gallegos”, contestó el socialista. ¿Puede haber muchas diferencias en una hipotética coalición? “Un gobierno no es bueno o malo en función de los partidos que los integran. El ejemplo es el gobierno monopartito del candidato ausente”, respondió Pontón, que se declaró “orgullosa de presidir un gobierno que represente la pluralidad” si así lo dicen las urnas. Lo intentó Fortes de otra forma: “¿Ustedes en qué se diferencian?”. Tampoco funcionó.
No lo han dicho expresamente, pero nadie alberga dudas de que nacionalistas y socialistas pactarán un gobierno si cae Rueda, porque esa ha sido la práctica política en Galicia desde hace casi tres décadas. Si las fuerzas de izquierda, presumiblemente encabezadas por el BNG, suman mayoría el 18-F, el PP perderá la Xunta después de 15 años. Durante la campaña, solo la candidata de Sumar, Marta Lois —que lucha por entrar en el Parlamento autónomo—, ha dicho con claridad que su objetivo es formar un Gobierno tripartito e incluso hacer de cemento entre BNG y PSdeG-PSOE. Estos dos últimos han preferido no hablar de pactos, aunque tampoco lo necesitan. Es ya costumbre asentada en la política gallega que, siempre que completen mayoría, nacionalistas y socialistas se apoyarán mutuamente.
Una campaña difícil para los socialistas
El PSdeG está viviendo una campaña difícil. Todas las encuestas lo sitúan muy lejos de encabezar la alternativa al PP como sucedió entre 2005 y 2009, cuando las dos fuerzas ya gobernaron juntas en la Xunta. Y a pesar de todo, de boca de los socialistas no se han escuchado la menor crítica al BNG. Como mucho, han apelado a su mayor experiencia de gestión —principalmente en boca de Pedro Sánchez— a fin de defender que ellos representan “el voto útil para gobernar”.
Los socialistas temen que cualquier gesto para diferenciarse del BNG sea interpretado como una manera de poner en riesgo la posibilidad de un cambio y que les penalice en esa franja del electorado que oscila entre ambas formaciones. Pontón, mientras, erigida por la demoscopia en cabeza de la alternativa, no tiene ningún incentivo para marcar diferencias. Al contrario, el BNG es consciente de que su éxito depende también de que el PSdeG movilice a sectores a los que el nacionalismo no llega. Así que Pontón y Besteiro acudieron anoche a medirse en TVE sin intención de entrar en controversias y con la idea de mostrar su voluntad común de desplazar del poder al ausente Rueda.
A la misma hora (22.00) que comenzaba el debate, la otra televisión pública, la autonómica TVG, emitía su entrevista de campaña con Pontón, grabada previamente. El BNG pidió un cambio de horario, pero el canal, según fuentes nacionalistas, alegó que ese era su plan de cobertura de las elecciones aprobado desde antes de la campaña.
Los espectadores de la televisión autonómica que siguieron este miércoles el Telexornal de las 14.30 pudieron encontrarse, en una información emitida fuera del espacio dedicado al 18-F, con una afirmación de Maite Araluce, miembro de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT): “El BNG está con los terroristas”. Un mensaje idéntico al que el PP ha empezado a poner en circulación en los últimos días. Con las encuestas pronosticando una disputa más reñida de la que los populares preveían, también en Galicia se ha aparecido el fantasma de ETA.
Los populares han construido su acusación a partir de que la única eurodiputada del BNG, Ana Miranda, forma parte del mismo grupo que EH Bildu y en él figura como asesor el exmiembro de Batasuna Pernando Barrera, condenado en su día por vínculos con ETA. De ese modo se concluye que el Bloque, además de querer aplicar “un procés” en Galicia —el otro mensaje que ha surgido con fuerza— “está con los terroristas”. El asunto lo airearon, entre otros, desde el propio Rueda hasta el portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado.
La campaña del miedo al nacionalismo se ha apoderado del discurso de los populares, aunque las encuestas muestran un escaso rechazo a Pontón y ni siquiera la patronal gallega da muestras de preocupación. La candidata acudió este miércoles a explicar su programa a la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG), cuyo presidente, Juan Manuel Vieites, encontró en él propuestas “amigables” para su colectivo. Vieites ya había dicho días atrás, cuando se entrevistó con Besteiro, que no teme una Xunta de izquierda y lo ratificó tras verse con Pontón: “Bienvenido sea el Gobierno que venga”.
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