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La comarca con mayor renta de Extremadura teme por el cierre de Almaraz: “Al Gobierno no le va a quedar más remedio que prorrogar”

Siete de los diez municipios extremeños más ricos están en la zona de influencia de la nuclear. La central supone grandes aportaciones a sus presupuestos

Juan Antonio Díaz alcalde de Almaraz elecciones Extremadura

Siete de los diez municipios con más renta de Extremadura se concentran alrededor de la central nuclear de Almaraz (Cáceres). Sus dos reactores, de principios de los años ochenta y cuyo cierre estaba previsto para 2027 y 2028, se han convertido en otro elemento de división de la crispada política nacional mientras los 40.000 habitantes del Campo Arañuelo soportan la incertidumbre de saber que se están jugando la fuente principal de los ingresos de la comarca.

“Si la cierran, la comarca se convertirá en un desierto. Solo quedarían los jubilados. Y se acabó”, sentencia Fernando Muñoz, de 40 años y contratista de la central, mientras saca dinero de un cajero en la plaza de España de Almaraz (1.760 habitantes). “Sería un perjuicio para todos los pueblos de los alrededores, da muchos trabajos directos e indirectos, por no hablar de las épocas de recarga de la central”, comparte Cristina Jiménez, maestra de 36 años. Almaraz lidera la renta neta media en Extremadura, con 16.641 euros por persona, según los últimos datos disponibles del INE, de 2023. Le sigue muy de cerca Romangordo (240 habitantes), con 16.620 euros y cierra el podio Belvís de Monroy (15.406 euros de renta media y 740 habitantes), ambas en la misma zona. La renta media de Extremadura fue de 12.326 euros en 2023 y la española de 15.036 euros.

Los demás muncipios de la zona que están dentro de esa cúspide de renta neta media son, con un centenar de habitantes cada uno, Campillo de Deleitosa, Higuera de Albalat y Valdecañas de Tajo (15.348 euros) y Casas de Miravete (14.567 euros). Para hacerse una idea, la renta neta media de la ciudad de Cáceres es de 15.017 euros, por delante de Badajoz (13.957 euros), Plasencia (13.394 euros) y Mérida (13.297 euros). “Es obvio que esa renta no es real porque depende de la central, no del tejido productivo de la zona. Hay que reorientarlo y buscar alternativas industriales para no depender de la nuclear porque tarde o temprano la central se cerrará una vez agote su vida útil”, observa Juan José Maldonado, profesor de la Facultad de Empresas, Finanzas y Turismo de la Universidad de Extremadura. La central tiene 305 empleados en plantilla y más de 400 lo hacen en empresas colaboradoras. Los periodos de recarga dan trabajo adicional a más de mil personas, según su informe del primer semestre de este año.

PP y Vox defienden la prolongación de la vida útil de Almaraz, solicitada hasta 2030 por las empresas dueñas, Iberdrola, Endesa y Naturgy. El líder de la ultraderecha española, Santiago Abascal, estuvo el lunes en el municipio —el resto no lo ha hecho—, donde acusó a la presidenta regional y candidata popular, María Guardiola, de compartir con el PSOE las “políticas del fanatismo verde que arruinan el campo”. Guardiola ha prometido una rebaja progresiva de la ecotasa a la central nuclear, que dejaría en 45 millones de euros en 2029 frente a los 80 millones actuales. El Gobierno, que ha mantenido una posición ambigua, se ha abierto en los últimos meses a conceder una prórroga, pero sin concesiones fiscales. El Ejecutivo se mantiene a la espera de que el Consejo de Seguridad Nuclear se pronuncie sobre las condiciones de seguridad que supondría la revisión del calendario.

“La seguridad va por delante, eso lo primero. El problema es que no hay una alternativa a la central y será la muerte de toda esta zona. Hemos visto lo que ha pasado con las cuencas mineras y de transición justa nada. ¡Cero!”, afirma Juan Antonio Díaz, de 57 años y alcalde socialista de Almaraz. De los 10,6 millones de euros de presupuesto municipal, casi 4,5 millones los aporta la central por el impuesto de bienes inmuebles de características especiales y el impuesto de actividades económicas, según datos de la Diputación de Cáceres. La plantilla municipal es de 130 trabajadores (100 más en verano) y hay centro de salud, centro de día, residencia de ancianos, servicio de ayuda a domicilio, guardería, biblioteca... El monumento de chapa y cerámica inaugurado en 2023, que reproduce a escala a la central, resume la gratitud que se le profesa “por contribuir al crecimiento del municipio y mejora de la calidad de vida de sus vecinos”, reza una placa. “Sabemos que la central no es infinita, pero no nos valen promesas, la alternativa tiene que estar antes del cierre”, apostilla Díaz, mientras enseña orgulloso la ampliación de un matadero faraónico, una vía para diversificar en lo posible la economía de la comarca. Sin embargo, la gran esperanza para el día después de la central nuclear la representa la gigafactoría de baterías de litio para coches eléctricos prevista en Navalmoral de la Mata (17.000 habitantes), a 20 kilómetros de distancia. En esa línea se ha pronunciado el candidato del PSOE, Miguel Ángel Gallardo.

El proyecto de la multinacional china Envision, que se prevé que genere 3.000 puestos de trabajo directos y 12.000 indirectos con una inversión superior de los 2.500 millones de euros, fue la gran apuesta para la región del Gobierno central y del penúltimo presidente extremeño, el fallecido Guillermo Fernández Vara. El propósito de ambas administraciones era convertirlo en la industria más importante de Extremadura aprovechando el suministro de energía barata renovable. “Alrededor de la central nuclear hay una serie de plantas solares porque en su entorno hay toda una red de distribución de energía que ya está creada. Por tanto, allí se pueden instalar empresas que requieran de energía. Además es una zona muy cercana a Madrid y muy bien comunicada, al lado de la A-5. La geografía influye y siempre va a ser una zona mejor posicionada que la mayor parte de Extremadura”, señala José María Corrales, profesor del Departamento de las Ciencias Experimentales y las Matemáticas de la Universidad de Extremadura y doctor en Geografía y Ordenación del Territorio.

El contratiempo es que Envision ha revisado el proyecto original, pasando de tres líneas de producción de baterías a dos. La consecuencia es que la declaración de impacto ambiental concedida en 2023 ya no tiene validez, lo que ha demorado los planes para iniciar la producción en 2027. El PSOE responsabiliza al PP de la demora y culpa a Guardiola de no respaldar al proyecto con el mismo entusiasmo de Fernández Vara.

Entretanto, el tiempo transcurre mientras la inquietud campan a sus anchas por el Campo Arañuelo. Iñaki Campo, alcalde de 36 años de Saucedilla (970 habitantes y renta media de 11.155 euros) por el partido Levanta Extremadura, destaca que 5 de los 6,8 millones de su presupuesto procede de la central: “La gente de la comarca tiene miedo a quedarse sin futuro”. Saucedilla luce una central atómica en su escudo.

“Llevamos 40 y pico años con la central y nunca ha pasado nada”, dice en Romangordo Antonio Pérez, jubilado de 82 años tras recoger aceitunas. El pueblo es un museo al aire libre con paredes y puertas pintadas de trampantojos que reivindican las raíces y el día a día de la vida rural. Situado en la Reserva de la Biosfera de Monfragüe y puerta de entrada al Geoparque de Villuercas Ibores Jara, Romangordo dispone de colegio, centro médico, una residencia de ancianos de 50 plazas, piscina municipal, biblioteca y un gimnasio, entre otros servicios.

“¡Habría que hacer dos reactores más! Nos enfrentamos a una hecatombe mientras nos llenan el campo de cristales que no crean apenas puestos de trabajo", porfía Vicente Carro, carpintero de 57 años, refiriéndose así de forma despectiva a las placas solares. “Yo no quiero salir al campo y verme en Futurama. Nos están dejando un paisaje de ciencia ficción”, añade en la barra del mesón La Campana de Albalat. “Las empresas dueñas de Almaraz están poniendo la defensa de sus intereses en manos de los que vivimos aquí. El Gobierno está en un dilema, al final no le va a quedar más remedio que prorrogar”, augura Francisco López, jubilado de 70 años.

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Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.
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