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El torreón de la pequeña isla de Tabarca, de cuartel de la Guardia Civil a museo

El Ayuntamiento de Alicante ha solicitado al Ministerio del Interior el edificio para convertirlo en una sala permanente de exposiciones en medio de la isla

Dos guardias civiles patrullan junto a la torre de San José, en Tabarca (Alicante), en una imagen del instituto armado.
Dos guardias civiles patrullan junto a la torre de San José, en Tabarca (Alicante), en una imagen del instituto armado.
F. Javier Barroso

En medio de un descampado y en la parte elevada de la isla de Tabarca, se levanta una torre de defensa que suele pasar desapercibida para los miles de visitantes que pasan cada año por este pequeño territorio separado tres millas (5,5 kilómetros) de la costa de Santa Pola. Catalogado como bien de interés cultural (BIC), el edificio ha sido una plaza fuerte militar y hasta un destacamento de la Guardia Civil. Tiene estructura de pirámide truncada y está realizada en mampostería. El Ayuntamiento de Alicante ha pedido al Ministerio del Interior su cesión para poder convertirlo en un museo permanente y aumentar así la atracción turística de la isla.

La historia de la torre de San José se remonta a 1790 cuando fue construida como forma de defensa en la que se acuarteló un reducido destacamento militar, cuya labor era proteger esta zona del frecuente contrabando que se vivía. Llegó incluso a ser prisión durante la primera guerra carlista. Desde 1850 tuvo un marcado carácter militar y a su frente estaba el Real Cuerpo de Carabineros, que fue absorbido por la Guardia Civil a nivel nacional en 1940.

El instituto armado montó allí un destacamento, en el que había un puesto y viviendas para los guardias. Estos estaban por turnos y por periodos. Pero todo se trunca a partir de junio de 1986, cuando se suprime el servicio al no tener interés policial ni estratégico para la Guardia Civil. Solo de manera temporal iban a la zona los agentes para refuerzo de la vigilancia ya que, pese a ser una pequeña isla (30 hectáreas repartidas en 1.800 metros de longitud y 400 metros de anchura máxima y unos 50 habitantes censados) llega a acoger hasta 5.000 visitantes un solo día, procedentes de los barcos que zarpan de los puertos de Alicante y Santa Pola.

Vista desde la terraza del torreón de San José, en Tabarca (Alicante), en una imagen de la Guardia Civil.
Vista desde la terraza del torreón de San José, en Tabarca (Alicante), en una imagen de la Guardia Civil.

Desde entonces, el torreón ha estado cerrado y la Gerencia de Infraestructuras y Equipamiento de la Seguridad del Estado (GIESE, dependiente del Ministerio del Interior) ha intentado venderlo o cederlo, pero sin éxito. En 2007 tenía previsto sacarlo a subasta pública por un valor inicial de salida de 600.000 euros. Las posibilidades eran convertir el edificio en un hotel, en un restaurante o centro turístico similar. “Para la Guardia Civil dejó de tener interés real, pero el edificio está en una situación privilegiada desde la que se ve toda la costa y la isla, al encontrarse en la parte más elevada”, reconoce el máximo responsable de la Comandancia de Alicante del instituto armado, el coronel José Hernández Mosquera.

E Ayuntamiento de Alicante quiere hacerse con el inmueble y lleva un par de años tras él, según confirma fuentes municipales: “El equipo de gobierno ha iniciado los contactos con el Ministerio del Interior y le remitimos nuestro interés firmado por el alcalde Luis Barcala para que nos cediesen el uso de la torre de San José para que el Ayuntamiento de Alicante estudie su posible rehabilitación y puesta en valor como parte del proyecto del Museo de Nueva Tabarca ya existente”. “Estas gestiones están aún en fase de valoración por parte de Interior y no tenemos de momento ninguna información sobre avance o retroceso de las mismas. En 2023 se solicitó y estamos a la espera de ver con qué formula, cesión, convenio u otras se puede llevar a cabo”, concluyen las citadas fuentes.

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La Comandancia de Alicante emitió un informe favorable a la cesión del inmueble, dado que lleva cerrado desde hace años y que el paso del tiempo está haciendo mella en su estado. De hecho, se tuvo que colocar una valla perimetral porque uno de los sillares de mampostería se cayó y había riesgo de que resultara herido alguna persona que pasease por la zona. “En su momento tuvo gran importancia estratégica y fue hasta punto de transmisiones con radiotelegrafía, pero ahora el mantenimiento y la logística resultan muy complicadas porque todo se tiene que hacer por barco. Además, en invierno, la vida en Tabarca es muy reducida”, reconoce José Hernández Mosquera.

Vista aérea de la isla de Tabarca (Alicante), con la torre de San José al fondo.
Vista aérea de la isla de Tabarca (Alicante), con la torre de San José al fondo.Brastock Images (Getty Images)

La pelota está ahora en manos del GIESE, que es el organismo que debe dar el visto bueno a la desafección del inmueble y buscar la fórmula jurídica (cesión, intercambio, permuta,…) más adecuada para realizarla. Este organismo no tiene plazos para contestar al Consistorio alicantino. Tras su rehabilitación, más que necesaria para abrirlo al público, se convertirá en un nuevo museo en Alicante.

Entrada a la torre de San José, en Tabarca (Alicante), con el escudo de Carlos III, en una imagen de la Guardia Civil.
Entrada a la torre de San José, en Tabarca (Alicante), con el escudo de Carlos III, en una imagen de la Guardia Civil.

Un escudo de armas de Carlos III

La torre de San José tiene planta de pirámide truncada de base recta y está realizada en mampostería. Consta de tres plantas y una gran terraza desde la que se divisa toda la bahía alicantina y la propia isla de Tabarca. Originariamente tenía una garita de vigilancia en cada esquina, pero ahora solo queda una que resulta casi irreconocible, según explica el coronel José Hernández Mosquera. Se entra al edificio por una escalinata que da acceso a la primera planta y al sótano. Ya desde la puerta llama la atención un escudo de armas de Carlos III, que se halla en buen estado de conservación. A un lado luce un cartel oficial donde se lee Guardia Civil y Ministerio del Interior.
El inmueble consta de 1.675 metros cuadrados, a los que se añaden la parcela que lo rodea. Destacan sus grandes muros, típicos de las construcciones de hace más de dos siglos. En la segunda planta se ubicaban los pabellones (casas) de los guardias civiles que contaban con habitaciones, cocina y cuarto de baño. Es la que se encuentra en peor estado de conservación. En el sótano incluso en su tiempo hubo hasta calabozos. En la actualidad no se puede visitar por dentro. “Tiene mucha potencia como foco turístico porque su visita resulta muy atractiva. También como punto de información al visitante”, concluye el coronel.


Sobre la firma

F. Javier Barroso
Soy redactor de la Unidad de Edición de EL PAÍS, periódico al que llegué en 1994 para trabajar en la sección de Madrid. He colaborado en la SER, Onda Madrid, TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, estoy especializado en Sucesos y Tribunales. Además, soy abogado y criminólogo.
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