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La muralla que protegía el poblado íbero de la Dama de Elche estaba blindada contra los terremotos

La excavación de la fortificación exterior del yacimiento ibérico de L’Alcúdia saca a la luz la presencia de juntas de dilatación que amortiguaban las vibraciones sísmicas

Rafa Burgos
Yacimiento de l'Alcúdia en Elche.
Yacimiento de l'Alcúdia en Elche.Universidad de Alicante

La muralla que rodeaba el asentamiento ibérico de L’Alcúdia en el que se encontró el busto de la Dama de Elche (Alicante, 235.580 habitantes) estaba construida con elementos arquitectónicos que la protegían ante procesos sísmicos. Cimentada según un modelo procedente de oriente próximo y consistente en el uso de cajones macizos que la defendían del ataque con arietes, la muralla levantada por los iberos en torno al siglo V antes de Cristo presenta también juntas de dilatación de barro amasado de unos 60 centímetros que, según los arqueólogos, podrían servir para flexibilizar la muralla y amortiguar las vibraciones de un eventual terremoto. Los habitantes de la zona también tuvieron que encontrar soluciones para otro fenómeno atmosférico, las inundaciones, que les obligaron a rellenar sus casas para elevar el terreno y construir nuevas estancias encima de ellas.

Estos hallazgos han aparecido durante la última campaña de excavaciones Damas y héroes. Tras la Ilici ibérica, que se desarrolla desde 2017 en el sector 11 del yacimiento ilicitano, el mismo que escondía la Dama, y que dirigen desde 2109 Alberto Lorrio, catedrático de prehistoria de la universidad de Alicante (UA) y Héctor Uroz, profesor de Historia Antigua de la Universidad de Murcia (UM). “El uso de cajones” en la construcción de murallas no es nuevo en la civilización de hace 25 siglos, declara Lorrio a El País. “Cada cuatro o cinco metros de longitud se levantaban muros transversales asentados en estos cajones y rellenos con arcilla o cascajo” que apuntalaban la protección del interior. Si el enemigo derribaba un muro, quedaba otro detrás en pie. Sí es singular que en los 28 metros lineales de muralla ya excavada en L’Alcudia, cada cajón presente materiales diferentes, como “losas, guijarros o mampostería rellenos de arcilla”, continúa el experto. Pero las juntas de dilatación son únicas. “Están rellenas de barro amasado, sin otro material, y no son puertas ni canalizaciones”. De momento, la única explicación posible es que adaptaran la muralla a los movimientos sísmicos de los que ya se han documentado varios ejemplos a lo largo de la historia y que siguen catalogando el sur de la provincia de Alicante como una zona de alto riesgo.

Otro fenómeno atmosférico que continúa azotando las comarcas del Bajo Vinalopó y la Vega Baja de Alicante, las más meridionales, el de las inundaciones derivadas de grandes episodios de precipitaciones, también afectó al poblado ibérico ilicitano. “Por el exterior de la muralla”, avanza Lorrio, ha aparecido “un gran paquete de arrastre de guijarros” que corresponde a una inundación que precipitó los materiales con gran fuerza contra la muralla. En los espacios domésticos vinculados a la fortificación, ocho ambientes pertenecientes a cuatro o cinco viviendas, también se ha documentado la presencia de “acumulación de barros y limos sin arrastre” que los arqueólogos relacionan con dos o tres episodios de riadas. Al igual que “un tabique desplazado sobre otro que llegó a tapiar una puerta”. La solución ideada por los pobladores ibéricos fue cegar sus viviendas para construir una “colina artificial” que elevó unos dos metros el asentamiento. Sobre la nueva meseta, cimentadas sobre las antiguas viviendas, construyeron otras nuevas, “en las que ya no aparecen elementos de arrollada”. En otra de las estancias, los investigadores han encontrado trazas de un incendio.

Esta campaña, centrada en la fase más antigua del asentamiento, contemporáneo de la Dama de Elche, proseguirá el año que viene con la ejecución de la musealización de la muralla y el urbanismo anexo. Ahora, toma el relevo el proyecto Domus-La Alcudia, que trata de establecer la transformación de la ciudad a lo largo de los siglos, desde las guerras públicas a la época islámica. Un tercer estudio, Arqueología y socialización del conocimiento de La Alcudia de Elche. Las termas orientales y áreas circundantes, completa el programa de excavaciones desarrollado por la UA, entidad propietaria del yacimiento, que este año ha consignado 45.000 euros en total, a los que hay que sumar los 15.000 que pone el Ayuntamiento de Elche para la contratación de peones.

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