Un Sorolla aumentado e inmersivo ‘se baña’ en las playas valencianas que pintó
Una espectacular exposición interactiva sobre la obra del artista se muestra junto al mar de la Malva-rosa, en La Marina, con motivo del centenario de su fallecimiento
Las olas llegan hasta el visitante, sentado en medio de una enorme nave que un día fue la base de un veloz velero de alta competición. Al menos, lo parece. El audio con el rumor del Mediterráneo contribuye a transmitir la sensación de estar junto a la orilla. En las cuatro paredes, en el techo, en el suelo, se proyectan imágenes del mar real que rompe a tan solo unos metros, detrás de los muros. Es el mar que pintó Joaquín Sorolla (1863-1923) en algunos de sus cuadros más famosos que, amplificados, móviles, se van sucediendo en esta espectacular sala en que se ha convertido La Base de La Marina de Valencia para albergar la exposición interactiva, inmersiva y didáctica Sorolla, una nueva dimensión. Esta producción, que se estrena en Valencia, se podrá visitar hasta el mes de diciembre y su contenido es muy diferente al de la muestra en tres versiones (real, interactiva e inmersiva) que se puede ver actualmente en el Palacio Real de Madrid. Las muestras forman parte del año en que se conmemora el centenario del fallecimiento del pintor valenciano más popular.
Este homenaje al artista valenciano es una propuesta inédita del equipo de Layers of Reality, creador del IDEAL, Centre d’Arts Digitals de Barcelona, y el MAD, Madrid Artes Digitales, junto a Consorcio Valencia 2007, ente gestor de La Marina. Con una inversión de 1,5 millones de euros, la antigua base del equipo Alinghi de la Copa del América se ha dotado con un equipo tecnológico “único en Europa, que experimenta con la inmersión, la realidad virtual, la escenografía, la museografía y las instalaciones de artistas digitales, generando una nueva relación entre la obra de Sorolla y la sociedad”, informaron ayer los organizadores. La productora es responsable de la exposición inmersiva Frida Kahlo, entre otras.
“Joaquín Sorolla fue un artista innovador en su tiempo, que se inspiró en las tecnologías de la época, como la fotografía, para crear sus obras. Coincidiendo con el centenario de su fallecimiento, hemos querido dedicarle una exposición con un marcado carácter innovador, en la que las nuevas tecnologías nos permiten crear experiencias que nos acerquen más a su figura”, asegura el comisario de la muestra y presidente de Layers of Reality, Artur Duart.
En la exposición destaca una sala inmersiva de 1000 metros cuadrados de proyección junto con espacios dedicados a realidad virtual, micromapping, inteligencia artificial y tecnología interactiva. El precio de la entrada mínimo es de 9,5 euros.
Tras su paso por València, la exposición ofrecerá paradas en Alicante y Castelló durante el 2024, y contará con otra línea de itinerancia internacional en ciudades como Bruselas, Londres o Nueva York.
La visita comienza descubriendo el contexto histórico en el que vivió Joaquín Sorolla: la València de finales del siglo XIX. Una ciudad llena en plena expansión, llena de cambios, reformas y nuevas construcciones que conferían a sus calles un nuevo aire pero en la que la huerta de alrededor conservaba todavía la esencia de su gente, trabajadora infatigable.
A través de una composición visual con fotografías de la época, la sala retrata este evocador paisaje, mostrando la ciudad y la huerta, cada una a un lado. Entre una y otra, el visitante puede descubrir un albuferenc, la barca tradicional de la Albufera valenciana, con su vela latina desplegada. Y frente a su proa, una gran proyección audiovisual envolvente simula la navegación en el interior de la barca, como si estuviera navegando por las acequias y los canales de la Albufera.
El siguiente espacio de la muestra pretende sumergir al público en el entorno más íntimo del artista: el familiar, empleando como elemento principal una instalación escenográfica alrededor del autorretrato familiar hecho por Antonio García Peris, suegro de Sorolla y reputado fotógrafo del momento, que está proyectado a escala real aplicando con efectos de profundidad. Sorolla empezó coloreando las fotografías en blanco y negro.
El espacio presenta también reproducciones de retratos de los miembros de la familia de Sorolla, simulando la decoración de las estancias de la casa del artista. “Para mostrar la importancia de la familia para Sorolla, y en particular de Clotilde, su esposa, la muestra incluye un montaje basado en la proyección dinámica de fragmentos de las cartas que se escribían, junto con sus retratos”, señala la organización. En algunos de esos fragmentos escritos por Sorolla late una contenida carga erótica presente también en algunos de los numerosos retratos que pintó a su mujer.
La importante relación del pintor valenciano con Vicente Blasco Ibáñez ocupa otro espacio antes de dar paso a las salas más tecnológicas, inmersivas e interactivas.
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