Clamor entre vecinos y veraneantes contra la degradación y la falta de arena de las playas mediterráneas
40 asociaciones cívicas de la Comunidad Valenciana, principalmente, Murcia y Almería se manifiestan contra la pérdida de arenales y los planes de deslindes del Ministerio de Transición Ecológica
Fernando Doblas se pregunta por el sentido “de regenerar las playas, llenas de piedras, que han perdido decenas de metros de anchura en apenas dos años, con millones de metros cúbicos de arena, si después no se hace nada para retenerla”. Este exdirector de comunicación de la Agencia Espacial Europea ha sido testigo, como muchos otros, de la degradación de la playa saguntina de Almardà, junto a Canet de Berenguer, donde veranea. Decidió movilizarse y se sumó al movimiento cívico Mediterrània que, promovido por la plataforma Morro de Gos de Oropesa, reunió ayer por la tarde-noche a unos centenares de vecinos y veraneantes en las playas citadas y a muchos más en una treintena de municipios del litoral mediterráneo de la Comunidad Valenciana, principalmente, pero también de Murcia y Almería.
“Tenemos que hacer algo. Esto es indignante”, afirmaba Doblas mientras los manifestantes formaban las letras SOS sobre la arena. Una de ellas, Eva Gil comentaba que ella también ha presenciado cómo “las playas han ido han ido cambiando su fisonomía sin que se observara ninguna actuación directa para parar ese cambio”. Otro vecino aseguraba que era incomprensible que en estas playas ondeen las banderas azules por sus condiciones medioambientales, sanitarias y de accesibilidad con lo peligroso y dificultoso que es ahora entrar en el mar por la presencia masiva de piedras.
El empeoramiento ha sido paulatino, pero el temporal Gloria de hace dos años aceleró la degradación, reduciendo casi 40 metros la anchura de esta playa, explicó a este periódico el alcalde de Canet, Pere Joan Antoni Chordà. Y los temporales no hacen más que multiplicarse por el cambio climático. El alcalde de Sagunto, el también socialista Darío Moreno, participó en la protesta apoyada por todos los partidos, explicó los planes previstos para regenerar sus playas y expresó la voluntad de reunirse con la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, tras hacerlo con el responsable autonómico de la dirección de Costas.
En las marchas a lo largo del territorio también se repitió la presencia de representantes de diversas formaciones, si bien la convocatoria para ayer a las 20 horas partió de las 40 asociaciones cívicas aglutinadas en torno a Mediterrània. La plataforma Morro de Gos de Oropesa, en Castellón, es una de las más activas en las protestas reiteradas por la desaparición de su arenal, entre otras razones, por la construcción de espigones para dar cobertura a Marina d’Or en 2015, según ha denunciado la portavoz vecinal Elena Sánchez. Los afectados piden soluciones como encerrar la playa prolongando un espigón natural llamado la illeta, entre otras alternativas, como los arrecies o diques externos. Los espigones de Almenara, beneficiosos para sus vecinos, son objeto de crítica de los saguntinos.
La problemática es muy variada e incluye las reivindicaciones de los propietarios de antiguas casas de pescadores en Nules, por ejemplo, en primera línea de mar, que piden al Ministerio de Transición Ecológica que no las derribe y las respete como patrimonio histórico de una forma de vida, de la idiosincrasia del pueblo, sin relación con el modelo de turismo masivo.
Las alusiones a los espigones y a los puertos, así como también las propuesta de instalar arrecifes frente a las costa para contener la acción de las tormentas sobre las playas, son constantes. En numerosos casos, los espigones provocan la acumulación de arena en las playas del Norte y la erosión de las del Sur. El crecimiento histórico del Puerto de Valencia es un ejemplo documentado de este comportamiento del mar y de la acción del hombre, lo que comportó la desaparición de la playa de Nazaret y la reducción progresiva de la playa de El Saler, cuyos vecinos también salieron ayer a protestar.
Una situación que se denuncia en el manifiesto leído al término de las manifestaciones de ayer: “Pasan los años y la arena va desapareciendo sin que se haga nada para evitarlo, solo parches y promesas que no se cumplen”. Por ello, se pide al Gobierno “un cambio legislativo y una nueva planificación que permita la regeneración y sostenibilidad de nuestras playas. “Desde hace miles de años la morfología de la costa se ha mantenido estable hasta la construcción masiva de puerto y embalses, concebidos por el bien común y para generar riqueza. Sin embargo, están reteniendo millones de metros cúbicos de arena que antes la naturaleza depositaba en nuestras playas y las mantenías estables. Sus consecuencias han sido terribles, deteriorando los ecosistemas marinos y terrestres y provocando que el mar engullera sin control nuestras playas, sus cordones dunares, poblados marítimos y salinizando campos de cultivo y marjalerías”.
Por todo ello, se pide diálogo al Ministerio de Transición Ecológica al que se cuestiona sobre la acción los puertos y embalses o si la inversión de 542 millones de euros para la nueva ampliación del Puerto de Valencia comportará una inversión similar para “devolver a su estado original las playas que ha dañado”. El manifiesto también se pregunta si “es justo que cuando avanza el mar no se valoren los motivos expuestos y a su vez el Ministerio avance del deslinde del dominio marítimo-terrestre público, privando a los municipios y a los ciudadanos de sus derechos fundamentales?”
El manifiesto no hace ninguna alusión a la construcción masiva en la costa, al urbanismo descontrolado, como uno de los principales problemas de las playas. El pasado viernes, antes de las manifestaciones de ayer, desde el Ministerio de Transición Ecológica se recordó que la dirección general de Costas acaba de iniciar los trámites para extraer 66 millones de metros cúbicos de arena frente a la costa de Cullera que servirá para regenerar decenas de playas valencianas, entre Sagunto y Pilar de la Horadada. El plan está presupuestado con más de 1.200 millones de euros y tiene un plazo de ejecución de 10 años. También se apuntó la importancia de renaturalizar los ríos con planes de actuación y se incidió en que la construcción en la línea litoral daña las defensas naturales de la costa.
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