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EXTRA EDUCACIÓN

La electrificación se extiende en las aulas con el efecto Volkswagen al fondo

Las formaciones técnicas y las ingenierías calientan motores ante el anuncio de la multinacional alemana de que instalará una gigafactoría de baterías para coches eléctricos en Sagunto

Alumnos de FP manipulando una batería híbrida durante una clase de electromecánica de vehículos en el IES Benicalap de Valencia.
Alumnos de FP manipulando una batería híbrida durante una clase de electromecánica de vehículos en el IES Benicalap de Valencia.Mònica Torres

El pulso de la formación también se mueve por decisiones geoestratégicas. La apuesta de Volkswagen por Sagunto como ubicación escogida para su gigafactoría en España así lo muestra. En la decisión de su futura implantación de la planta de baterías para coches eléctricos, la oferta formativa también ha desempeñado un papel. Aunque la noticia se desvelara oficialmente en marzo, desde hace un año la Consejería de Educación de la Generalitat valenciana trabaja con el Instituto Tecnológico de la Energía (ITE) y la Consejería de Economía para dotar personal técnico y técnico superior formado en tecnología de propulsión eléctrica a las nuevas demandas en torno a la Alianza Valenciana de Baterías.

Por delante del Ministerio de Educación, el consejero Vicent Marzà ha avanzado que el nuevo curso acogerá cuatro nuevos grupos de trabajo de Formación Profesional implicados en esta tecnología (Química, Instalación y Mantenimiento, Fabricación Mecánica, y Automoción) con unidades en competencias profesionales en los centros educativos de FP en Camp de Morvedre, Horta Nord, València, las comarcas del sur de Castelló y la capital de la Plana. Una proyección de futuro para unas aulas que ya están adaptadas a la industria 4.0.

“La gigafactoría es una palanca de cambio para la FP, pero también nuestra formación ha sido un motivo para atraerla. Volkswagen se ha interesado mucho. Desde el primer momento, solicitó la presencia de la FP en las reuniones para conocer sus posibilidades en el proyecto. Esperamos un dinamismo similar al que se dio con la Ford, y se creará un polo de atracción muy potente en muchos ámbitos, teniendo en cuenta las necesidades de movilidad y logística del Corredor Mediterráneo”, subraya Manuel Gomicia, director general de FP de la Consejería de Educación.

Las nuevas competencias llegan en un momento expansivo hacia su versión dual, el currículo basado en la colaboración público-privada en el que la práctica en empresa gana tiempo lectivo. “Hemos hecho un cambio muy radical de la norma flexibilizando el modelo, yendo directos a las necesidades. La FP dual va a ser clave para el éxito”, celebra Gomicia.

No solo los despachos de Consejería acogen con buenas vibraciones la flexibilidad. No lejos del Parc Sagunt, en el IES Jorge Juan, nacido hace 52 años como centro laboral, la FP convive desde los años 90 junto con la Secundaria y el Bachillerato. Esta coexistencia acabará el 1 de septiembre al convertirse en integrado, como ya lo son la quincena de centros en el territorio valenciano, que imparten FP inicial y para el empleo, con servicios integrados de información y orientación profesional.

De sus 2.100 alumnos, la formación técnica representa a 1.400, que estudian ciclos en administración y gestión, comercio y marketing, actividades físicas y deportivas, electromecánica de vehículos y sanidad. Entre abril y mayo, en el exterior del centro se acumulan las colas para la matriculación.

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“Antes, hacer FP parecía de segundo nivel. El paradigma ha cambiado. La demanda obedece a que la salida profesional es del 100%. Muchas empresas del Parc Sagunt nos quitan a los alumnos de las manos, porque buscan especialistas”, destaca Gemma Pérez, directora del centro, quien acoge como “gran noticia” la llegada de la nueva planta. “Los ciclos profesionales más industriales también afectarán a otro centro, el Eduardo Merelló. En nuestro caso, tenemos perfiles no tan industriales, pero todas las familias tendrán cabida”, añade.

Con la vista puesta en Alemania, donde el 30% de los estudiantes son universitarios y el 70% especialistas, Pérez echa en falta una buena orientación profesional en los centros. “Los departamentos deben orientar de verdad, que no siempre es así, planteando varias opciones, pero no como si fueran de distinto nivel. Además, hay que acercar las empresas y los centros formativos con reuniones más frecuentes en los consejos y en comisiones de trabajo. Las relaciones con las empresas son mejorables”, recalca la directora del IES Jorge Juan.

La intervención del servicio de empleo Labora, con la nueva ley de FP, supondrá para esta profesora, una revolución formativa. “Cuando un alumno escoja un ciclo podrá elegir el módulo de otro, porque la empresa le contratará por las competencias profesionales. Se podrá hacer en tres años dos títulos y las prácticas aumentarán el número de horas. El aula del futuro viene con dotaciones tecnológicas, donde la clase magistral pasará al olvido, con prácticas interactivas definiendo los roles de explorar, investigar, difundir o crear”, describe Pérez.

La FP y las ingenierías ni son excluyentes ni son competencia, recuerda Antonio García, investigador del Instituto CMT-Motores Térmicos de la Universitat Politècnica de València, al destacar que los estudiantes que llegan a la universidad desde la FP vienen “con una perspectiva diferente, con una aplicabilidad más práctica”.

Tras el anuncio de la gigafactoría, una empresa con la que su instituto trabaja, le contactó para explorar las posibilidades de instalarse en Valencia. “Se dedica a la realización de baterías de estado sólido, y piensa montar una planta de reciclaje, porque la fábrica de 40 Gigavatios/hora va a generar mucha chatarra. Para la empresa, adquirir talento en Valencia es más fácil que donde está ahora ubicada, porque hay un boom alrededor de la propulsión eléctrica, pero no ingenieros para cubrirla”, relata este investigador.

En el CMT-UPV, el máster asociado a la propulsión se renueva atendiendo a los sistemas de hibridación y el almacenamiento de energía. “Si el mundo gira hacia la electrificación, hay que crear asignaturas específicas. También la UPV va a abrir un máster nuevo asociado a la propulsión eléctrica. Es un mundo cambiante al que la universidad debe adaptarse”, subraya García.

El auge de las baterías durará lo suficiente para que al menos una generación completa de ingenieros trabaje en ese campo, augura Rafael Magdalena, director de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ETSE-UV), quien en el último mes ha recibido siete contactos de empresas que buscan titulados. La demanda es histórica para las ingenierías electrónica e informática. “Tenemos muy buenas relaciones con empresas que trabajan en baterías y contamos con un máster orientado a esa tecnología. Las empresas quieren personalizar su formación, partiendo de ingenieros con una formación generalista muy buena”, explica este profesor de ingeniería electrónica.

Para Magdalena, la gigafactoría significará “una oferta más” para colocar a los egresados: “Disponer de un ecosistema valenciano de ingenieros muy bueno es un factor que ha influido, pero no solo, porque hace poco otra gran empresa acabó yéndose a Málaga. Han intervenido factores más políticos. Nos dirigimos a una cierta potencia empresarial en baterías, en el que las empresas serán colaboradoras o competencia. Ya se verá”.

En la FP el impacto podría ser mayor ante la necesidad de manipular baterías, señala Vicente Fuster, director técnico del ITE, entidad que ha colaborado con la Consejería para evaluar la incidencia en la FP. “La conclusión es que no hacen falta nuevas titulaciones, sino acomodar algunos perfiles. El cambio no será tan disruptivo en la universidad por tener una fábrica cerca. Se configurarán cursos de posgrado o instalaciones de formación compartidas, pero no tiene sentido crear una titulación específica de ingeniero de baterías”, apunta Fuster, para quien la gigafactoría tensionará el mercado laboral valenciano. “La demanda de ingenieros es tanta que muchas veces no podemos cubrir la demanda de prácticas. Será muy bueno para la Comunitat captar profesionales de fuera”.

¿Una oportunidad en clave de género?

K. S.

Las expectativas laborales que despierta la gigafactoría deben traducirse en una oportunidad en la que las mujeres no queden excluidas. Así lo recuerda Xaro Benavent, profesora de Informática de la Universitat de València y miembro de Girls4STEM, proyecto dirigido al fomento de las vocaciones en las ramas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas. Este colectivo llama la atención sobre el desconocimiento y los prejuicios que conducen a que las mujeres continúen pensando que no son idóneas para las formaciones técnicas.
“Hay estudios que demuestran que las niñas, a partir de los seis años, consideran que los niños son más inteligentes que ellas y que son mejores para las matemáticas, cuando las investigaciones demuestran que no es así. Hay familias que piensan que estas profesiones son para frikis antisociales. El futuro es tecnológico, y se necesita dar conocer en qué consisten las profesiones técnicas, los casos de éxito de mujeres y el componente creativo y de ayuda a la sociedad de estas profesionales que a veces no se ve", observa Benavent. 
Aunque las mujeres ocupan cada vez más puestos en el ámbito tecnológico, el género persiste como una debilidad también en los ciclos de la FP. "O están del todo feminizados o del todo masculinizados. En los cincos ciclos de sanidad, el 80% del alumnado son mujeres, y en la electrónica de vehículos hay un 95% de chicos. Aunque ha habido becas del Ministerio de 600 euros para que las mujeres opten por estudiar ciclos masculinizados, los incentivos son todavía pocos para equilibrar las diferencias. La orientación profesional es clave desde la Secundaria, cuando se crean los referentes de ambos sexos", indica Gemma Pérez, directora del IES Jorge Juan de Sagunt.


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