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ESPECIAL EDUCACIÓN COMUNIDAD VALENCIANA

Las lecciones educativas de la pandemia

Menos contacto directo y más ambición digital. Docentes, gestores y familias hacen balance del primer curso que la pandemia afecta por entero

Estudiantes de un colegio público de Valencia
Estudiantes del colegio público Mare Nostrum de Valencia, una clase de sexto de primaria.Mònica Torres

La ciencia lo advierte. Los episodios críticos como la crisis sanitaria de Covid-19 serán cada vez más habituales. Desde las aulas, gestores, colectivos docentes y familias toman nota de las enseñanzas aprendidas en el primer curso de pandemia con vistas a mejorar el próximo la respuesta del sistema educativa valenciano y hacer de las escuelas los entornos de socialización más seguros. De hecho, pese las dos oleadas de coronavirus durante el curso, en estas 26 semanas la media de aulas confinadas en la Comunitat Valenciana ha sido del 0,85%.

“La gran lección es que solo con servicios públicos solventes se pueden hacer frente a emergencias”, señala el conseller de Educación, Vicent Marzà. Muchas de las medidas implantadas han llegado para quedarse, en especial las que afectan a la digitalización, como la entrada del servicio de videoconferencias, la mejora progresiva de la plataforma Aulas, la adquisición de 30.000 dispositivos portátiles con conexión o la tramitación telemática de la admisión de alumnado.

“Hemos triplicado la formación del profesorado en TIC y cuadruplicado el potencial de nuestra plataforma digital educativa mediante el plan MULAN. En los próximos meses contaremos con 50.000 dispositivos más en colaboración con el Ministerio. Hemos mejorado la potencia de internet en los centros educativos, y empezamos la experiencia piloto de mejora de herramientas educativas digitales”, celebra el conseller, quien destaca avances en modelos pedagógicos innovadores como el trabajo por ámbitos de conocimiento implantado en 1º de la ESO, basado en metodologías menos fragmentadas, con “muy buenos resultados”, y cuya expansión voluntaria a 2º de ESO está prevista para el próximo curso.

El aumento de la plantilla, con 4.600 docentes extra para más de 3.000 desdoblamientos de grupos, y la reducción de las ratios de alumnos por aula para garantizar las distancias de seguridad representan dos mejoras que la comunidad educativa espera que se prolonguen a los futuros cursos.

Esta crisis profunda debe ser una ventana de oportunidades, no una carga en las condiciones laborales de los profesores, que necesitan más formación para afrontar el cambio de paradigma. Si no se invierte en ese cambio, el sistema se abocará al fracaso”, señala Xelo Valls Gregori, representante de la Sección Sindical de la Enseñanza Pública No Universitaria de las Comarques de Castelló de Comisiones Obreras.

Además de los docentes, para Vicent Mañes, presidente de la Federación de Directores de Colegios Públicos de Infantil y Primaria (Fedeip), otro aumento crucial de personal es el dedicado a actividades complementarias, como monitores en comedores, los auxiliares Covid o de limpieza. “Hay que mejorar la coordinación con las áreas de salud, porque algunas han ido mejor que otras, y el retorno de la información a los centros”, destaca Mañes, además de asegurar la conectividad y adaptar los contenidos curriculares fuera del aula.

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“El profesorado ha hecho más de lo que le tocaba hacer, los horarios no existen y no hay compensación de la administración. Y además, se nos ha complicado la vida en la convocatoria de oposiciones, que comienzan en mayo, cuando el curso no ha acabado”, lamenta Marc Candela, coordinador de Acción Sindical del STEPV, quien solicita más medios y formación para asumir las normativas “ambiciosas” del plurilingüismo y la educación inclusiva.

La reducción de ratio en las aulas ha amortiguado el fracaso y la conflictividad escolar, pero la dependencia en los dispositivos digitales está empeorando la salud mental de los jóvenes, remarca Vicenta Rodríguez, secretaria autonómica del colectivo Escuelas Católicas: “No sabemos si la dotación de Conselleria se va a repetir en el futuro. El próximo curso no comenzará con normalidad, pero queremos vivir la situación de la forma más normal posible”, reconoce esta docente.

De cara a la recuperación y transformación económica valenciana, la potenciación de la Formación Profesional es otro elemento clave para Conselleria, que ha destinado 47,12 millones de euros, un 81% más que en 2020, para aumentar la capacitación profesional adaptada a las necesidades de los sectores productivos e incrementar la capacidad de encontrar un trabajo, con 125 titulaciones más, relacionadas con la economía verde, robótica y digitalización, logística avanzada, industria 4.0 y el sector sociosanitario y de cuidados. Sin embargo, para los sindicatos la apuesta es insuficiente.

“La FP requiere de material actualizado para las prácticas en los centros educativos y las inversiones de Conselleria son ridículas para las necesidades reales del mercado laboral”, observa José Seco, presidente de CSIF Educación Comunidad Valenciana, colectivo que ve “mejorable y no suficiente” la respuesta de Conselleria a la pandemia. “Todavía no han provisto de mascarillas de forma regular y para todos los días de trabajo a los docentes. Las conexiones a internet y los dispositivos informáticos han sido los particulares del docente y pagados de su bolsillo. La Administración no ha hecho nada por la digitalización real”.

Aunque la respuesta ha ido mejor que la de otras autonomías, “el sistema de mínimos no tiene capacidad para responder a todo”, lamenta Rubén Pacheco, presidente en València de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (FAMPA). “Las infraestructuras deben estar por encima de las necesidades, es mejor que sobren aulas que falten”, indica este portavoz, quien destaca como problema grave de pandemia la brecha digital, que afecta al 14% del alumnado. También lo comparte Carlos Naranjo, portavoz del Sindicat d’Estudiants del País Valencià, que reconoce que la crisis golpea en el acceso a los estudios superiores. “Para los hijos de familias trabajadoras, la opción de la universidad está cada vez más lejos ante la falta de ayudas. En FP, se limitan las prácticas en las empresas a causa de la pandemia, y hace falta un plan de choque”.

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